Urkullu insiste en que PNV actuó, «desde el principio, con celeridad, claridad y contundencia» ante el caso de Miguel

Lamenta que algunos insistan en exigir responsabilidades, «tratando de vincularlas al PNV», cuando eran actuaciones «personales» que desconocían

BILBAO, 24

El lehendakari, Iñigo Urkullu, insiste en que el PNV actuó, «desde el principio», hace ya diez años, «con celeridad, claridad y contundencia» ante el caso Miñano , también llamado De Miguel , cuya sentencia se conoció el pasado 17 de diciembre y condenó a 15 de los 26 acusados de una trama de corrupción, en la que estaban implicados varios excargos de la formación jeltzale, entre ellos, el exdiputado foral Alfredo de Miguel.

La Audiencia Provincial de Álava impuso penas que oscilan entre los seis y los 13 años de cárcel a los principales encausados y absolvió a otras once en el caso del cobro de comisiones ilegales a cambio de la concesión irregular de contratos públicos.

En una carta abierta publicada en el Grupo Noticias, recogida por Europa Press, Urkullu recuerda que esta sentencia, en primera sentencia, es «recurrible y, por lo tanto, no firme».

El presidente del Gobierno vasco recuerda que el caso se conoció el día 17 de marzo de 2010 cuando él era presidente del EBB del PNV y, «de forma inmediata, solo dos semanas después de conocidos los hechos, antes incluso de que se iniciara la investigación de la Fiscalía», hizo pública su posición el 1 de abril de ese año con un artículo titulado «Cuestión de principio».

Además, destaca que el pasado 17 de diciembre, el mismo día en que se dictó la sentencia, casi diez años después de conocidos los hechos, compareció públicamente para «acatarla, realizar –a pesar de la exoneración de PNV incluso por parte de la Fiscalía en su momento– una lectura autocrítica de lo sucedido y solicitar disculpas a la sociedad».

Iñigo Urkullu subraya que reivindicó «una reflexión compartida sobre el derecho a la presunción de inocencia, teniendo muy presente la situación padecida por 11 de las 26 personas encausadas –alguna de ellas también cargo público en designación– que, tras años de condena pública y mediática han acabado siendo absueltas de toda responsabilidad». Asimismo, afirmó que, desde el principio, respondieron con «celeridad, claridad y contundencia».

En su misiva de hoy, reproduce algunas de las afirmaciones que hizo públicas hace diez años y que «avalan este proceder», y apunta que fueron realizadas en 2010, días después de tener conocimiento de los hechos «y en un contexto en el que esta forma de proceder no era habitual». «En muchas ocasiones, se consideraba incluso contraproducente», asevera.

Aquel artículo comenzaba con una declaración: «Ante unas actuaciones que de confirmarse –y ojalá que no en ningún caso, ni el personal ni por supuesto en la relación con el partido–, son absolutamente intolerables y no admiten la menor tolerancia».

El texto proseguía diciendo, ante las primeras reacciones y algunas críticas recibidas, que sabía «que algunos, muy pocos y muy interesadamente, habrán interpretado» su reacción «como algo oportunista y en función de los cálculos electorales». «Pero creemos haber percibido en la sociedad vasca una aprobación de nuestro modo de proceder en este caso, aunque solo sea por contraste con otros casos similares en los que ciertos partidos mantienen unas actitudes de complicidad o silencio», añadía.

ACTUACIONES PERSONALES

Además, el Lehendakari apunta que «hoy hay quien sigue insistiendo en la exigencia de responsabilidades, tratando de vincularlas a EAJ-PNV, como si fuera posible que conociéramos las actitudes, comportamientos y actuaciones de carácter personal».

Urkullu, en su artículo de hace una década, afirmaba que «lo que estamos valorando ahora, son cuestiones de principio; no se trata de asegurar la gobernabilidad de una institución concreta o de aprovechar esta situación para cambiar el gobierno, como ha exigido el PP, que deja así pasar una ocasión para que los políticos dejemos de vincular estos casos, supuestos o no, con nuestros intereses partidistas y demos una respuesta de grandeza política».

«Hemos actuado como lo hemos hecho por razones de coherencia histórica, por servicio a las instituciones y de acuerdo con una concepción ética de la política. Por razones biográficas, pertenecemos a una generación que recogió el legado político de una serie de personalidades que han sido toda una referencia para nosotros», añade.

Tras señalar que el nacionalismo ha sido para los jeltzales «una escuela de generosidad y compromiso», aseguraba que «es la primera razón» que explica su «inmediata reacción». «Cuando se tiene alguna responsabilidad en relación con esa historia, uno siente que no tiene el derecho de manchar esa trayectoria ejemplar. El PNV ha entendido la nación vasca como algo por lo que había que trabajar, por lo que se podía incluso perder la vida, pero nunca como una excusa para matar o como una oportunidad de, enriquecimiento personal», manifestó.

El presidente del Ejecutivo vasco afirmó que les había costado «mucho esfuerzo conseguir unas instituciones en las que se realice, al menos parcialmente», su voluntad de autogobierno «como para mancharlas ahora con la supuesta corrupción que pudiere incluso estar asociada» al PNV. «El compromiso del PNV con Euskadi es un compromiso con su sociedad y sus instituciones», apuntó.

«TRANSPARENCIA Y HONESTIDAD»

Iñigo Urkullu precisaba que conciben la política «como una actividad al servicio de la ciudadanía, una actividad sacrificada en ocasiones, transparente y honesta siempre». «Es algo que los hombres y mujeres que nos eligen tienen el derecho a percibir de todos nosotros y no conviene, para el correcto funcionamiento de las instituciones democráticas, que arrojemos ningún género de duda a este respecto», manifestó.

Ante el «creciente desapego hacia la política», subrayaba que, si se pretende dignificar la política y que la ciudadanía la respete, se implique y comprometa, estamos obligados a revisar muchas de nuestras prácticas habituales, no solo los casos de corrupción».

En este sentido, remarcaba «la rectitud» de su proceder y destacaba «las medidas impulsadas y adoptadas por los representantes de PNV y por el PNV, que han sido inmediatas y severas», pero les movían a ello «razones de prudencia política teniendo en cuenta la gravedad de las imputaciones».

También aludía a «algunas cautelas y principios básicos en relación al respeto a la presunción de inocencia» que había mantenido «desde el primer día hasta el último». «El tipo de delito que se imputa tiene una especial reprobación pública y solo se combate desde una acción decidida, cautelar y ejemplarizante que pueda ser entendida por la ciudadanía. Deseamos la pronta instrucción del caso, la posibilidad de la mejor defensa para las personas imputadas, así como la debida prudencia y cautela en cuantas opiniones, rumores y conjeturas que, sin fundamento alguno, afectan a la presunción de inocencia que toda persona tiene derecho», señalaba.

Por último, aseguraba: «Nos jugamos algo más que los intereses de unos y de otros; nos jugamos los principios». Por todo ello, ante las críticas, lamenta que se traten de «obviar las referencias a las decisiones que se adoptaron para poner en marcha nuevos mecanismos internos de prevención y control en el seno de PNV, como se obvian también los códigos éticos que en el ámbito institucional hemos impulsado».

A su juicio, todas las consideraciones que realizó hace diez años, «siguen teniendo plena vigencia hoy». «Son cuestiones de principio que mantuve desde el primer momento y que vuelvo a reafirmar ahora, en su integridad. Reitero mi más firme rechazo ante unos hechos que son contrarios al ideario y los valores éticos que defendemos», ha concluido.

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