Un programa impulsado por la ONU promueve la protección frente al impacto de rayos en Malaui

La tasa de mortalidad por rayos en Malaui es 16 veces mayor que en otras regiones del África Subsahariana y 50 veces superior a la de EEUU

La posibilidad de sufrir el impacto de un rayo en Malaui es seis veces mayor que en un país desarrollado. Un programa impulsado por Naciones Unidas y autoridades locales intenta preparar y alertar a una población que vive en su mayoría en zonas rurales y que depende del trabajo al aire libre para poder subsistir.

Los países de clima tropical sufren el 78 por ciento de los sucesos tormentosos de todo el mundo y, ante la ausencia de instalaciones médicas accesibles, es más probable que estos incidentes deriven en graves heridas e incluso en la muerte para quienes lo sufren.

Un estudio publicado en 2012 por la revista científica PLOS ONE analizó el efecto de los rayos a orillas del lago Malaui, un acuífero en torno al que gira la vida de millones de personas. Así, y a partir de entrevistas, identificó 225 impactos entre 1979 y 2010 responsables de 454 víctimas solo en el distrito de Nkhata Bay, un 26 por ciento de ellos con resultado de muerte.

La probabilidad de perder la vida por el impacto de un rayo es de 84 por millón en esta zona. En todo el país, la tasa de fallecimiento es 16 veces mayor que otras regiones similares del África Subsahariana y 50 veces superior a la de Estados Unidos, algo que intenta revertir ahora un programa financiado por el Fondo Verde del Clima para mejorar la recogida de información y los sistemas de alerta temprana.

DETECTORES DE RAYOS

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) recuerda que el 85 por ciento de la población vive en zonas rurales y más de la mitad se encuentra en situación de pobreza, por lo que «proteger a los agricultores es una clara prioridad» de este programa. Gracias a él ya se han instalado ocho detectores de rayos en todo el país y se ha formado a 14 meteorólogos locales. También se prevé la instalación de 25 estaciones meteorológicas automatizadas y de 37 centros hidrográficos.

La meta final es lograr una mejora de la resiliencia para 2,1 millones de personas, pero a corto y medio plazo el objetivo pasa por mejorar la recogida de datos. Advertir –incluso a tiempo real– a la población local del riesgo derivado de sucesos meteorológicos, permitiendo que la actividad agrícola y ganadera pueda seguir desarrollándose sin poner en riesgo vidas.

El PNUD estima que, a finales de 2020, más de 150.000 agricultores y ganaderos recibirán previsiones meteorológicas periódicas en 14 distritos con «inseguridad alimentaria». Además, los datos llegarán a unos 60.000 pescadores cuya subsistencia depende directamente del lago Malaui, para lo cual se ha creado toda una red a través de teléfonos móviles, internet y emisoras de radio.

El Fondo Verde del Clima confía en que mejore no solo la vida de la población directamente afectada por las tormentas, sino también el desarrollo socioeconómico de todo el país. El proyecto, añade el especialista Joseph Intsful a Europa Press, ayuda a crear conciencia y sirve como «incentivo» para seguir trabajando en programas similares.

Los expertos señalan como principales víctimas a trabajadores jóvenes, un colectivo clave para que Malaui mejore sus actuales índices de desarrollo. A las consecuencias evidentes de un fallecimiento se suman otras más intangibles como pueden ser daños en el oído, dolores crónicos o heridas psicológicas para quienes han sufrido el impacto de algún rayo.

CONCIENCIAR A LA POBLACIÓN

Otro de los pilares de la iniciativa pasa por hacer ver a la población los riesgos de una meteorología potencialmente letal si no se toman las medidas adecuadas. «En general, la población local no es consciente de los riesgos derivados del impacto de rayos», reconocen fuentes de la oficina local del PNUD consultadas por Europa Press.

Las autoridades se afanan cada vez que ocurre un incidente por recordar las recomendaciones básicas –no guarecerse bajo árboles, alejarse de postes eléctricos y evitar cruzar ríos, por ejemplo–, pero esto no evita que periódicamente se registren tragedias como la ocurrida en enero en Salima, donde cinco personas de la misma familia perdieron la vida, según el diario local Nyasa Times .

Según Intsful, «la población local está muy emocionada por el proyecto porque atiende una de sus prioridades». No en vano, los propios malauíes «han visto el impacto (de los rayos) en sus vidas y en sus formas de vida», por lo que son los primeros interesados en una tecnología que trasciende lo académico para mejorar el día a día de miles de personas.

El de Malaui «es un proyecto muy concreto que atiende a un riesgo particular a menudo obviado por otros países», pero también es extrapolable a otras zonas similares. «La oportunidad de replicarlo en otros países o regiones como el lago Victoria es muy alta. Las lecciones y prácticas (de este proyecto) servirán para proyectos actuales y futuros», subrayan desde el Fondo Verde del Clima, creado dentro de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático.

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