Un aumento de la dosis de metilfenidato no implica una mejora neurocognitiva en niños con TDAH, según un estudio

Aumentar la dosis de metilfenidato en pacientes con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) podría no ser siempre la mejor opción, ya que podría no tener efecto en algunas de las deficiencias provocadas por el TDAH relacionadas con las capacidades neurocognitivas, según un estudio que tiene por objetivo observar si un aumento de la medicación actúa realmente sobre el control de inhibición de los impulsos del niño o simplemente sobre el comportamiento.

El estudio, liderado por Karen Vertessen, es una revisión bibliográfica realizada por estudiantes del MD & PhD at the Vrije Universiteit Amsterdam, Holanda y fue presentado en la Conferencia ECNP de Copenhague (Dinamarca).

El metilfenidato se ha usado normalmente como una primera línea de tratamiento para los niños con este trastorno neurológico desde la década de los 90. Normalmente es efectivo y se tolera bien, pero en torno a un 30 por ciento de los niños que lo toman no responden a las dosis estándar, por lo que los doctores suelen aumentar la dosis.

Como todas las drogas, el metilfenidato tiene efectos secundarios que podrían ser más importantes cuando se aumenta la dosis durante un largo período de tiempo. Estos efectos adversos incluyen un retraso en el crecimiento, así como una mayor dificultad para ganar peso. Tres años de metilfenidato puede provocar que un niño sea dos centímetros más bajo y pese 2,5 kilogramos menos de lo normal.

La complejidad que presenta el TDAH radica en sus síntomas relacionados con el comportamiento, por un lado, y neurocognitivos, por otro. El tratamiento es normalmente ajustado en función a cómo esos síntomas del comportamiento van mejorando. Sin embargo, los niños con TDAH pueden caracterizarse por presentar otras deficiencias relacionadas con el funcionamiento neurocognitivo, tales como el control de inhibición, que es una medida de cómo pueden mantener su impulsividad bajo control.

REVISIÓN DE ESTUDIOS

Encontraron 18 estudios de entre los 606 relacionados con TDAH donde las dosis de metilfenidato eran registradas como bajas, medias o altas. Los resultados mostraban que una dosis media tenía unos efectos más beneficiosos sobre el control de inhibición. Sin embargo, incrementar la dosis no hacía que la medicación funcionase de forma más efectiva.

Vertenssen señala que se trata de un resultado interesante porque «normalmente, las altas dosis de metilfenidato no ayuda al niño o al adolescente en su control sobre la impulsividad, aunque incrementarla, en general, tiene un mayor efecto en el comportamiento».

Aunque el control de inhibición es solo uno de los aspectos de la impulsividad, sugieren que los médicos han de ser más cautos a la hora de aumentar la dosis de metilfenidato en pacientes con TDAH. Los niños son más vulnerables que los adultos en estos casos, especialmente si están empezando a recibir el tratamiento y necesita encontrar su dosis estable. Si los médicos deciden recetar metilfenidato, deben vigilar al paciente y evaluarlo tras cada dosis para asegurarse de si una dosis más alta realmente repercute sobre el control de su impulsividad.

Los actuales controles de TDAH solo tienen en cuenta los factores del comportamiento, mientras que este grupo de estudiantes sugiere que los factores neurocognitivos han de ser tenidos en cuenta, ya que son importantes para el desarrollo académico, entre otros factores. Es decir, comprobar si el metilfenidato está repercutiendo en el control de inhibición permitiría ver si realmente tiene sentido aumentar la dosis. Esto podría tener un impacto importante en las investigaciones actuales sobre este trastorno.

«Es un estudio muy relevante que arroja luz sobre un fenómeno interesante que no se había tenido en cuenta hasta ahora», señala el doctor Kerstin von Plessen, del Centre Hospitalier Universitaire Vaudois (Suiza), y añade que «aunque el estudio no registra la cuestión de por qué algunos niños reciben una dosis más alta, esto se debe probablemente a que una dosis más baja tendría un efecto menor. Esto significa que los hallazgos concuerdan con la realidad clínica, que es que los niños que no responden lo suficiente a estas dosis requieren una examen más exhaustivo antes de aumentar la medicación».

La conclusión del estudio, a las que se podrían añadir tests de evaluación neurocognitiva, podría ser muy útiles para identificar la relación entre capacidad académica y el comportamiento, pero no debería ser un sustituto para la evaluación clínica de la impulsividad (control de inhibición) durante cualquier cambio de la medicación.

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