Un 33% de los españoles ve «muy importantes» las elecciones europeas pero solo un 18% sabe quién preside la Comisión

España se distingue de otros países europeos en que da poca importancia a la inmigración irregular como objetivo de política exterior

Un 33 por ciento de los españoles consideran «muy importantes» las elecciones al Parlamento Europeo, una cifra muy superior al 12 por ciento de 2014, pero un 58 por ciento se sienten poco informados sobre la UE y, de hecho, apenas un 18 por ciento conoce el nombre del presidente de la Comisión Europea.

Así se desprende de la edición especial del Barómetro del Real Instituto Elcano (BRIE) elaborado con motivo del 40 aniversario de la Constitución, en el que se examina la evolución de la percepción de la política exterior española.

El estudio, presentado este miércoles en el Congreso, muestra que Jean-Claude Juncker solo es conocido por un 18 por ciento de españoles, mientras que, en 2014, su antecesor José Manuel Durao Barroso lo era por un 30 por ciento. A su favor jugaba, no obstante, que llevaba entonces 10 años al frente del Ejecutivo comunitario, según ha explicado la directora del Observatorio Imagen de España del instituto, Carmen González Enríquez.

Según el estudio, España mantiene su europeísmo, ya que un 83 por ciento piensa que la pertenencia ha sido beneficiosa y un 67 por ciento se muestra optimista sobre el futuro. Sin embargo, un 77 por ciento de los encuestados no sabe lo que es la Política Agrícola Común, la PAC, una de las políticas europeas que más impacto ha tenido en España.

En vísperas de las elecciones europeas de mayo, el informe muestra que un 33 por ciento de españoles las consideran muy importantes y otro 43 por ciento bastante importante, mientras que la primera vez que España participó en ellas, en 1987, las cifras fueron del 16 y el 40 por ciento, respectivamente, si bien un 27 por ciento no contestó a la pregunta.

Desde el CIS de 1984, el porcentaje de españoles que se dice interesado en la política internacional ha crecido desde el 29 por ciento al 41 por ciento, pero esa cifra sigue lejos del 66 por ciento que se declara interesado en la política nacional –en el caso de la autonómica el porcentaje es del 48 por ciento y en la municipal del 44 por ciento–.

González Enríquez ha reconocido que es difícil comparar la situación de finales de los setenta y principios de los ochenta con la de hoy en día porque, al ser distinto el contexto internacional, las preguntas de las encuestas eran diferentes.

De este modo, en el CIS de 1979 los españoles consideraban que las prioridades de la política exterior eran –entre una lista de opciones que se les presentaban– la defensa de la seguridad e integridad del territorio nacional, proteger a los emigrantes y fomentar el comercio. En 2018 la lista la encabeza la lucha contra el cambio climático, algo que entonces ni se planteaba, junto a combatir el terrorismo yihadista y la ayuda a los países en desarrollo.

Llama la atención, eso sí, que al objetivo de «impedir la inmigración irregular» solo le conceden los encuestados un valor de 3,6 por ciento sobre 10, mientras que éste es considerado el primer objetivo en Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Portugal, Holanda, Bélgica, Suecia o Polonia.

El trabajo de campo para este informe se hizo entre el 17 de octubre y el 6 de noviembre, con 1.600 entrevistas telefónicas y un margen de error del 2,5 por ciento.

En la presentación del informe han participado los exministros de Exteriores Marcelino Oreja (UCD), Josep Piqué (PP) y Trinidad Jiménez (PSOE), que han relatado las prioridades y los hitos de sus respectivos mandatos.

PIQUÉ: LA POLÍTICA EXTERIOR PROYECTA LA FORTALEZA INTERIOR

En su intervención, Piqué ha advertido de que la política exterior de un Estado es «siempre la proyección de su fortaleza interior», de manera que ésta solo puede ser coherente y creíble cuando el país tiene cohesión interna, «basada en el consenso político, pero también en la cohesión social y territorial».

El exministro popular también ha avisado de que la construcción europea «hay que regarla todos los días», igual que la democracia. «Porque aunque la consideremos irreversible se puede marchitar, y la historia ha dado muchos ejemplos de eso», ha remachado.

OREJA, SIN «EUFORIA» SOBRE GIBRALTAR

Por su parte, Oreja, preguntado por la gestión española de Gibraltar en el marco del Brexit, ha opinado que la solución alcanzada «no es motivo de euforia» y que las declaraciones de Consejo y Comisión sobre la posición española habrían tenido más validez insertas en otro tipo de documento. Con todo, ha reconocido que las cosas no se ven igual dentro del Gobierno que fuera y ha supuesto que «el Gobierno ha hecho posiblemente lo que ha podido».

En ese momento, Jiménez ha recalcado que, «más allá del valor jurídico», lo que está claro es que esas declaraciones tienen «mucho valor político». En cualquier caso, ha añadido que ningún Gobierno renuncia a resolver el conflicto de Gibraltar, pero que «un conflicto que dura más de tres siglos difícilmente se puede solucionar porque Reino Unido decida abandonar la UE».

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