Neurólogo aboga por tratamientos personalizados para los pacientes con epilepsia para reducir efectos secundarios
El doctor Jesús Porta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología y jefe de Sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ha puesto de relieve la importancia de diseñar tratamientos personalizados o de precisión para el abordaje de la epilepsia, a fin de reducir los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
«El reto estará en diseñar tratamientos personalizados o de precisión, que en unos casos actúen sobre la etiopatogenia modificando la enfermedad y en otros sobre la fisiopatología y, además, que se adapten a las características de la persona. Y esto solo será posible con la llegada de nuevos fármacos y otras opciones terapéuticas que atiendan a tres criterios fundamentales: la eficacia, la reducción de los efectos secundarios y su capacidad de mejorar otras comorbilidades asociadas a la enfermedad», ha argumentado el experto, en el marco de la LXXIV Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que se ha celebrado en Sevilla.
En el caso de la epilepsia «el diagnóstico es complejo y el paciente requiere un tratamiento adecuado, de ahí la necesidad de seguir creando unidades especializadas que cuenten con las técnicas diagnósticas necesarias y todos los recursos necesarios para tener una visión lo más completa posible de la patología», ha añadido el doctor Porta, en una mesa organizada por Angelini Pharma.
Según el experto, en los últimos años se ha experimentado un cambio en las consultas de neurología especialmente relacionado con las transformaciones que está experimentando la sociedad. Las personas se han vuelto más dinámicas y activas y, por tanto, requieren tratamientos que mejoren la enfermedad y disminuyan la tasa de efectos secundarios que pueden limitar su integración en una vida normal».
NECESIDADES MÉDICAS NO CUBIERTAS EN EPILEPSIA
Durante el encuentro, los expertos han puesto el foco en la epilepsia farmacorresistente, es decir, en aquellos pacientes que, pese a haber sido tratados previamente con al menos dos fármacos anticrisis, no han logrado controlar sus crisis. Esta condición afecta aproximadamente al 40 por ciento de los pacientes, lo que evidencia una necesidad médica todavía no cubierta.
El objetivo terapéutico de los tratamientos consiste en alcanzar la libertad de crisis, sin embargo, la probabilidad de alcanzarla disminuye drásticamente con cada fármaco fallido. Las personas con crisis no controladas tienen una peor calidad de vida, más comorbilidades asociadas, mayor riesgo de caídas y lesiones y un mayor riesgo de mortalidad. Las crisis dificultan el día a día de las personas con epilepsia en su ámbito laboral social y familiar.
Para la doctora Mar Carreño, directora de la unidad de epilepsia del Hospital Clínic de Barcelona y presidenta de la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP), «estos pacientes precisan de tratamiento con varios fármacos, cuyos efectos adversos se pueden sumar y empeorar la calidad de vida». «El reto es realizar un tratamiento racional con la mayor eficacia posible y que se tolere bien», explica.
Además, los expertos han debatido sobre las nuevas opciones terapéuticas que han aterrizado recientemente en la práctica clínica española para mejorar el control de las crisis, destacando la eficacia clínica y seguridad del recientemente aprobado Ontozry (cenobamato), de Angelini Pharma. Este nuevo medicamento anticrisis está indicado para el tratamiento concomitante en adultos con crisis de inicio focal con o sin generalización secundaria que no han sido controlados de forma adecuada a pesar del tratamiento previo con al menos 2 fármacos anticrisis.
La doctora Carreño apunta que «cenobamato posee una eficacia que no se había visto hasta ahora para controlar o bajar de forma muy importante la frecuencia de crisis en epilepsia farmacorresistente». Así, se ha empleado en ensayos clínicos y también dentro de programas de uso compasivo en pacientes con epilepsias muy rebeldes y los resultados han sido «muy buenos». «Cerca de un 30 por ciento de los pacientes pueden alcanzar la libertad de crisis tomando este tratamiento, y muchos se quedan casi sin crisis, lo que tiene un gran impacto en su vida diaria», ha finalizado.