MSF pide la reapertura del paso de Rafá ante el bloqueo de ayuda por las operaciones militares de Israel

La ONG dice que los civiles «corren el riesgo de sufrir aún más las consecuencias de este desastre humanitario que ha alcanzado niveles de pesadilla»

Médicos sin Fronteras (MSF) ha pedido este miércoles la reapertura del cruce fronterizo de Rafá, tomado en la parte palestina por el Ejército israelí, y ha señalado que esta situación deja a la población gazatí atrapada y con reservas bajo mínimos de alimentos, medicinas o combustible ante el bloqueo de la ayuda humanitaria que llegaba a la Franja de Gaza a través del paso.

«El paso fronterizo de Rafá, un punto de acceso humanitario vital, se ha cerrado completamente hasta nuevo aviso. Esto tendrá un impacto devastador, ya que la asistencia que llega a través de este cruce es un salvavidas para toda la Franja de Gaza», ha declarado la responsable médica de MSF en el enclave, Aurelie Godard, que ha apuntado a la posibilidad de que los precios suban ante la escasez.

En este sentido, ha remarcado que «tras siete meses de guerra, que ha obligado a 1,7 millones de personas a huir de sus hogares, la decisión de cerrar este paso agrava aún más las ya terribles condiciones de vida de las personas atrapadas en Gaza». «El cierre del paso fronterizo de Rafá tiene muchas repercusiones para la población palestina. Como está cerrado, no entra nada. Todo lo que resulta vital para la vida cotidiana ya no entra», explicado.

La orden de evacuación de esta zona, anteriormente designada como lugar seguro por parte de las fuerzas israelíes, hace que los residentes «vuelvan a ser desplazados a la fuerza, trasladándose de tiendas improvisadas a otro lugar sin refugio, alimentos ni atención médica adecuados».

«Corren el riesgo de sufrir aún más las consecuencias de este desastre humanitario masivo que ha alcanzado niveles de pesadilla», ha manifestado Godard, quien ha relatado cómo la gente ha empezado a trasladarse al centro del territorio porque es «más segura que Rafá», pero que no tienen apenas infraestructuras como consecuencia de los continuos bombardeos.

Así, ha expresado que «la gente tiene miedo», ya que a la falta de agua o alimento se suma que hay escombros y que los caminos «no han sido completamente despejados de los artefactos explosivos que no se han detonado». «La vida sigue siendo muy difícil allí, pero al menos resulta un poco menos aterradora que quedarse en Rafá», ha afirmado.

MSF ha indicado que por el momento continúa trabajando en el hospital de campaña indonesio de Rafá, pero que el personal médico y pacientes han tenido que ser evacuados del Hospital Al Najjar y ha suspendido sus actividades en la clínica Al Shabura. El coordinador de emergencias de MSF en Rafá, Paulo Milanesio, ha afirmado que la suspensión de este centro, donde han realizado más de 8.000 consultas en el mes pasado es «catastrófica».

«¿Dónde van a buscar atención y continuar el tratamiento las mujeres embarazadas, los niños, las personas con enfermedades crónicas en un lugar diezmado como Gaza? Sin olvidar el impacto en la salud mental; antes del cierre ofrecíamos más de 130 consultas individuales de salud mental a la semana, una cifra que no ha hecho más que aumentar en las últimas semanas», ha lamentado.

La ONG ha denunciado que desde el 7 de octubre ha sido testigo de un patrón de ataques sistemáticos contra instalaciones médicas e infraestructuras civiles, en el marco del desmantelamiento del sistema sanitario en un momento en el que hay necesidades extremas con «consecuencias devastadoras».

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