La pandemia deja más de 30 millones de desempleados en América Latina y el Caribe, según la OIT

La tasa de desocupación en 2021 alcanzará el 11,2%

La pandemia de Covid-19 ha dejado a más de 30 millones en situación de desempleo en América Latina y el Caribe, otros 23 millones de personas han salido de la fuerza de trabajo este año ante la falta de oportunidades y la tasa de desempleo se ha incrementado en 2,5 puntos porcentuales, pasando del 8,1% hasta el 10,6%, según el informe Panorama Laboral 2020 realizado por la Organización Internacional de Trabajo (OIT).

Las consecuencias de la pandemia sobre el mercado laboral latinoamericano no tienen precedentes en la región, que en los últimos 10 meses retrocedió al menos 10 años en términos de empleo. Lo peor, que la crisis está lejos de terminar, según el director regional de la OIT, Vinícius Pinheiro.

«Llegamos a 2021 con el empleo en terapia intensiva», ha señalado Pinheiro este jueves durante una rueda de prensa, en la que ha apostillado que «esta es la crisis más grande que haya registrado este informe», que comenzó a editarse en 1994. De hecho, las previsiones de desempleo para la región el año que viene apuntan a una tasa del 11,2%, teniendo en cuenta factores como un crecimiento del PIB moderado (3,5%), una cifra insuficiente para recuperar todo lo perdido durante la crisis. Además, se suma la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia.

Con este panorama, los gobiernos regionales se enfrentarán al desafío de «sentar las bases para una nueva y mejor normalidad», lo que implicará adoptar estrategias para generar más y mejores empleos en la medida que se vaya reactivando la producción y vaya disminuyendo la emergencia sanitaria.

«Ahora es indispensable lograr crecimiento económico con empleo. El empleo es crucial para reducir la pobreza y enfrentar la amplificación de las desigualdades que está dejando como secuela esta pandemia», ha agregado el director regional de la OIT.

Sin embargo, el análisis de la OIT advierte de que no solo el alto desempleo es el único problema en el mercado laboral latinoamericano. En 2020 se registró un inédito tránsito hacia la inactividad por parte de personas que desistieron de buscar trabajo ante la falta de oportunidades. Así, la tasa de participación laboral se desplomó en 5,4 puntos porcentuales, hasta el 57,2%, de acuerdo con los datos disponibles al cierre del tercer trimestre de 2020.

En la medida en la que las economías se recuperen, el regreso de estas personas a los mercados de trabajo generará presiones adicionales para los indicadores de desocupación del año próximo.

MUJERES Y JÓVENES, LOS MÁS AFECTADOS

El informe destaca que antes de la crisis sanitaria, lo que sostenía la participación y ocupación regional era la incorporación de las mujeres en el mercado laboral.

Sin embargo, la pandemia ha supuesto un retroceso en este proceso, de manera que la reducción en la participación laboral fue mayor entre las mujeres (-10,4%) que entre los hombres (-7,4%). «La crisis sanitaria en 2020 ha tenido un impacto aún más significativo en el desempeño de los indicadores laborales de las mujeres», recoge el documento.

En el caso de la población de entre 15 y 24 años, durante los primeros tres trimestres de 2020 las tasas de participación y de ocupación juveniles cayeron en torno a los 5,5 puntos porcentuales, hasta ubicarse en 42,7% y 33%. La tasa de desocupación juvenil subió 2,7 puntos porcentuales, hasta el 23,2%, un nivel que no había sido registrado antes, y que implica que uno de cada cuatro jóvenes estaba sin empleo al tercer trimestre de 2020.

Por sectores, la contracción del empleo fue particularmente severa en sectores de servicios como hoteles (-17,6%) y comercio (-12,0%). Por otra parte, también se observa que la crisis sanitaria afectó fuertemente al empleo en la construcción (-13,6%) y la industria (-8,9%). La menor caída de la ocupación se observó en la agricultura (-2,7%).

Pinheiro ha asegurado que no hay un dilema entre preservar la salud y la economía, ya que sin salud, no hay ni producción ni consumo. Por ello, ha subrayado que en el futuro será importante considerar las lecciones aprendidas durante la epidemia, destacando que la seguridad y la salud en el trabajo serán un tema clave para la reactivación económica. El director también ha puesto de relieve la importancia del diálogo social entre gobiernos, empresas y trabajadores, que es «más relevante que nunca».

EVOLUCIÓN DE LOS SALARIOS

Los salarios a nivel regional experimentaron variaciones muy diferentes durante el año en función del país, de manera que en Brasil (+7,2%) y Costa Rica (+2,4%) se registraron incrementos salariales, mientras que en Colombia se contrajeron (-2,4%).

No obstante, el análisis de la OIT señala que los incrementos salariales de algunos países se vieron afectados por el entorno particular de la pandemia, de modo que los asalariados de menores ingresos fueron los más afectados por la pérdida de empleos, lo que redujo la importancia relativa de los salarios más bajos en la región.

Con respecto al salario mínimo, la mayoría de países registró subidas salariales en enero como parte de sus ajustes anuales periódicos, salvo Nicaragua, que realizó ajustes del salario durante el primer trimestre, y Chile, que realizó ajuste en el salario mínimo dos veces, una durante el primer trimestre y otra en septiembre.

PROBLEMAS ESTRUCTURALES YA EXISTENTES

«La región fue duramente golpeada por esta crisis, incluso más que otras en el mundo, y eso se debió en gran parte a problemas estructurales que existían y conocíamos», ha explicado Pinheiro, que ha destacado que algunos de estos problemas estructurales son la persistente falta de espacio fiscal, las brechas de cobertura en la protección social, la elevada desigualdad social y la alta informalidad, que han puesto en evidencia la precariedad de grandes sectores de la sociedad.

Con respecto a la informalidad, el director regional ha apuntado que en esta crisis no será un mecanismo de protección como fuera en otras anteriores, ya que durante la pandemia la informalidad laboral se contrajo, por lo que el rol estabilizador de esta no se ha demostrado.

Por su parte, el informe ha señalado que pese a un esfuerzo importante de varios gobiernos latinoamericanos durante la crisis, en algunos casos «hubo la sensación de que las ayudas llegaron tarde, o bien que no eran suficientes para cubrir los ingresos perdidos».

La receta para la recuperación laboral pasa por varios factores según la OIT. Entre ellos, se encuentra la necesidad de repensar el modelo de inserción económica, la implementación de un desarrollo tecnológico combinado con la sostenibilidad ambiental, el impulso al emprendimiento empresarial, la formalización del empleo y políticas de empleo que respondan a las nuevas realidades.

«El camino hacia una nueva y mejor normalidad no será fácil, ni será corto», ha señalado Pinheiro, que ha precisado que «ese es el legado de 2020, el año que vivimos con la Covid-19».

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