La Fundación Ana Bella, Medalla de Honor de la UIMP por su labor con las víctimas de violencia de género
Gracia Prada asegura que las «mujeres fuertes» que han superado un maltrato «no son víctimas para siempre»
SANTANDER, 29
La Fundación Ana Bella ha recibido este lunes 29 de julio la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) por su labor social con las mujeres víctimas de violencia de género.
La directora operativa y coordinadora del Programa Amiga de la Fundación, Gracia Prada, que ha recogido la condecoración, ha destacado que las «mujeres fuertes» que han superado un maltrato «no son víctimas para siempre». «Las mujeres que hemos superado la violencia de género nos presentamos a la audiencia no como víctimas sino como supervivientes», ha señalado en su intervención.
Prada ha narrado la historia de la propia Ana Bella, que comenzó la fundación, tras ser víctima de malos tratos por parte de su marido. «Era una mujer muy fuerte por haber resistido, una mujer perseverante, una mujer que ha sabido reinventarse cada día para seguir adelante, una mujer que no se he rendido ante las dificultades, que no le ha paralizado el fracaso y ha sabido tolerar la frustración, una mujer valiente por romper el silencio», ha relatado.
Frente a ello, ha afeado las campañas de comunicación que muestran mujeres «con el ojo morado» y «la cara ensangrentada», lo que son «únicamente las consecuencias físicas del maltrato». «Si estás siendo maltratada y ves eso piensas: No voy a pedir ayuda para acabar así, muerta o muerta de miedo», ha aseverado.
Además, a su juicio, muchas mujeres maltratadas no piden ayuda porque «no saben que están siendo maltratadas».
Por ello, ha destacado la labor de Ana Bella que, tal y como ha relatado, desde el año 2002 comenzó a salir en los medios de comunicación «a cara descubierta, sonriente, dando un mensaje positivo» como es que si las mujeres «rompen el silencio» y «denuncian» hay otra alternativa que es la de «ser feliz».
Asimismo, Prada ha puesto en valor la labor de la fundación en la «implicación» de las supervivientes como «agentes de cambio» que «ayudan a otras mujeres», «complementando» los recursos públicos con una red de voluntarias que «logran visibilizar al 80% de las mujeres que no denuncian y acompañarlas a los recursos para que lo hagan».
Del mismo modo, ha señalado el trabajo de las mujeres de la fundación como «agentes de cambio de las empresas» que han logrado «cambiar el paradigma» de inserción laboral de las mujeres que han sido maltratadas, «no porque son víctimas», sino por su condición de «superadoras» que aportan «valor económico y social a las empresas».
De igual manera, ha apuntado a que la fundación «no duplica los recursos» de la Administración pública, sino que trabaja para «cubrir los huecos y carencias» de los servicios sociales y trabajar «en coordinación» con los servicios públicos para «aumentar su eficacia».
Por ello, en la actualidad, según ha explicado, las mujeres salen en los medios de comunicación, «no porque nos han asesinado, sino porque estamos cambiando el mundo».
CONVERTIR LOS MINUTOS DE SILENCIO EN «MINUTOS DE GUERRA»
Por su parte, la activista feminista y licenciada en Derecho por la Universidad de Cantabria, Teresa Páramo, que ha sido la encargada de pronunciar la laudatio , ha destacado que las mujeres de la fundación Ana Bella, con sus acciones de ayuda a otras mujeres víctimas de violencia de género, «han cambiado victimismo por victoria».
Asimismo, ha llamado a convertir los minutos de silencio en «minutos de guerra» pues, a su juicio, el silencio «es cómplice» del maltrato y «no sirve para nada». «El ruido hace daño a algunos y sobre todo visibiliza, a lo mejor tendríamos que hacer caceroladas», ha apostillado.
Páramo ha señalado también que «no hay nada más valioso» que la ayuda de otra mujer para que aquellas que han sufrido violencia de género, «vuelvan a amar, sin miedo, con empatía y con sororidad».
A su juicio, la forma de trabajar de la fundación Ana Bella «debe hacer convulsionar» y «mover de la silla» a las mujeres con el objetivo de crear una «red pública», «sin competencia y sin lealtad».
Páramo ha señalado que, la «única» forma de acabar con la violencia de género es «evitar su caldo de cultivo» que es «el machismo» que, según ha explicado, está insertado en la sociedad y ha llamado a «combatir» la «invisibilidad» del mismo. «Los asesinos de mujeres nacen de la normalidad, su fuente no es la delincuencia organizada ni las mafias sino son hombres normales y corrientes», ha aseverado.
Por otro lado, ha criticado que la justicia y el derecho «tiene género» y «no es femenino». «El derecho y la justicia ve y trata a las mujeres maltratadas como los hombres ven y tratan a las mujeres normales», ha lamentado.
RELATO DE SUPERVIVENCIA PARA DESTRUIR LAS CÁRCELES DE VIOLENCIA
En el acto de entrega ha intervenido también la rectora de la UIMP, María Luz Calvo-Sotelo, quien ha asegurado que la labor de la fundación «conecta con un relato de supervivencia» y «construcción social» y ha valorado que esas mujeres son «una guía para todos».
«Ana Bella revierte la mirada y nos habla de la lucha y la superación y nos sitúa en ese porcentaje elevado de mujeres que, en este Estado de Bienestar amplio pero todavía mejorable y estas mujeres destruyen las cárceles de la violencia», ha subrayado.
Por su parte, el secretario general de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Pablo Acosta, ha sido el encargado de hacer la lectura de la certificación de la Medalla de Honor en la modalidad de valores sociales como «reconocimiento publico» de los servicios prestados por la fundación a la sociedad.