La danza y la pintura contribuyen a la rehabilitación de las personas con trastorno mental grave, según un estudio

La aplicación complementaria de terapias artísticas como la danza o la pintura pueden ser beneficiosas en la rehabilitación de las personas con trastorno mental grave, según una investigación realizada por expertos de la Línea de Rehabilitación Psicosocial (LRHP) de las Hermanas Hospitalarias.

Así lo han demostrado a través de su experiencia E-motion , en la que han comprobado que la práctica de la danza aporta mejoras significativas en la puntuación general de la Escala de Funcionamiento Social (SFS), una serie de parámetros que evalúan el funcionamiento social de las personas. Entre las variables que han mejorado aplicando la danza al tratamiento de rehabilitación de las personas con trastorno mental, se encuentran un incremento de la autoestima y una mejora de las relaciones interpersonales.

E-motion es un proyecto desarrollado por la LRHP de las Hermanas Hospitalarias y realizado dentro de la Red de atención social a personas con trastorno mental grave de la Comunidad de Madrid, en el que un grupo de personas con esquizofrenia realizaron durante 12 semanas prácticas de danza en el Conservatorio Profesional de Mariemma.

Los participantes estaban dirigidos por bailarines profesionales, es decir, en un contexto en el que, tal y como explica la coordinadora del proyecto, Ana Carolina Martínez, «el rol de las personas con trastorno mental es el de un alumno y no el de un enfermo, lo que favorece su plena inclusión». Según esta psicóloga de las Hermanas Hospitalarias, esto permite que «desarrollen su propia identidad alejada de la de enfermo o paciente, y se muestren como son, lo cual influye positivamente en su autoestima».

Tras estos tres meses, se demostró una mejora de los participantes en cuestiones como la reducción de algunos síntomas propios de la patología, «e incluso personas muy aisladas que solo salían de casa acompañadas por sus familiares acabaron asistiendo a la actividad solas y sin unas sola falta de asistencia». Asimismo, las personas participantes mostraron una mayor autonomía y una mejora de su comportamiento psicosocial.

De hecho, algunos de ellos se han vinculado a actividades de baile y pintura al finalizar el curso en centros normalizados, «favoreciendo su integración en la comunidad». El proyecto E-motion ha contado con la colaboración de Laboratorios Otsuka, Asociacion Danza T, Museo de America y Conservatorio Profesional Mariemma.

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