La calidad de vida de los pacientes con depresión mejora gracias a la estimulación nerviosa, según un estudio

Tratar con estimulación del nervio vago a las personas con depresión mejora significativamente su calidad de vida, aún cuando los síntomas de la enfermedad no disminuyan completamente, según ha concluido un estudio de la Washington University School of Medicine (Estados Unidos) publicado en Journal of Clinical Psychiatry .

La estimulación del nervio vago consiste en enviar regularmente pulsos leves de energía eléctrica al cerebro mediante este canal. El nervio nace en el cerebro, recorre el cuello y sigue hacia el pecho y el abdomen. Se lleva a cabo mediante un implante quirúrgico colocado bajo la piel, ya sea en el cuello o el pecho.

La técnica está aprobada por la Food and Drugs Administration estadounidense (FDA) desde 1997 para tratar la epilepsia y desde 2005 como tratamiento de resistencia contra la depresión. No obstante, recientemente se ha tenido en cuenta que evaluar sólo la respuesta antidepresiva a la estimulación de un paciente no evalúa correctamente la calidad de vida, precisamente el propósito de este estudio.

El estudio se llevó a cabó con 600 pacientes de depresión que no referían alivio a pesar de haber tomado cuatro antidepresivos o más, separados o combinados. Los investigadores compararon a los pacientes que sí habían recibido un tratamiento de estímulo del nervio vago con otros cuyo tratamiento se considera normal en estos casos, incluyendo antidepresivos, terapia, estimulación magnética transcraneal, terapia electroconvulsiva o alguna combinación de éstas.

Los investigadores estudiaron a 328 pacientes que tenían implantes estimuladores del nervio vago, y muchos de ellos también tomaban medicación. Se compararon con 271 que sólo recibían tratamiento regular para la enfermedad.

Para medir la calidad de vida, los investigadores evaluaron 14 categorías que incluyen salud física, relaciones familiares, capacidades laborales y bienestar general. «Para evaluar el tratamiento de resistencia contra la depresión, necesitamos focalizarnos más en el bienestar general del paciente», ha indicado el profesor de Psiquiatría de la Washington University y principal investigador del estudio, el doctor Charles R. Conway.

«En más o menos 10 de estas 14 categorías, aquellos pacientes con estimulador del nervio vago se sintieron mejor», comparados con aquellos que sólo recibieron un tratamiento normal para la depresión, ha manifestado Conway. Destacan el humor, las capacidades laborales, las relaciones sociales y familiares y las actividades de ocio

Sin embargo, los síntomas de la depresión no habían desaparecido en los pacientes que aseguraron sentirse mejor. «Para que se considere que una persona responde a un tratamiento de la depresión, necesita una disminución del 50 por ciento de su puntuación de depresión estándar. Según observamos, de forma anecdótica, algunos de los pacientes con estimuladores afirmaron sentirse mejor incluso cuando sus puntuaciones sólo cayeron entre un 34 y un 40 por ciento».

«PUEDE MARCAR LA DIFERENCIA»

Conway cree que un estimulador del nervio vago puede «marcar la diferencia en las vidas diarias de las personas». Se calcula que dos tercios de los 14 millones de americanos diagnosticados de depresión no encuentran alivio en el primer antidepresivo que se les prescribe; un tercio además no responde a la medicación en intentos posteriores.

Uno de estos pacientes es el participante en la investigación Charles Donovan, hospitalizado por depresión en múltiples ocasiones antes de que se le implantase el estimulador, que ya lleva 17 años.

«Despacio pero de manera segura, mi humor ha mejorado», ha explicado Donovan. «Todavía me siento triste cuando pasan cosas malas, como perder un trabajo, porque no te hace a prueba de balas de los altibajos normales de la vida, pero, para mí, la estimulación del nervio vago ha cambiado las reglas del juego», ha continuado.

«Antes de tener el estimulador, nunca quería salir de casa», ha contado. «Era estresante ir a comprar comida y no me podía concentrar si me sentaba a ver una película con amigos. Después de la implantación, mi concentración regresó gradualmente y ahora puedo leer un libro, el periódico o ver una serie en televisión. Estas cosas han aumentado mi calidad de vida», ha concluido Donovan.

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