La AHE considera una «sinrazón jurídica» que la banca pague a clientes con hipotecas a tipos negativos
El presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), Santos González, considera que sería una «sinrazón jurídica» que la banca tuviera que pagar a los clientes que tengan hipotecas a tipos de interés negativos.
«Sería una sinrazón jurídica. El límite está en el cero y eso es lo que está occurriendo. Hasta ahí llega el debate», ha subrayado González en declaraciones a RTVE recogidas por Europa Press.
La mayoría de préstamos hipotecarios en España está referenciada al Euríbor al doce meses, situado cerca del -0,5% de media en octubre, con una cuantía próxima a los 300.000 millones de euros.
González reaccionaba así después de que el presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés), José Manuel Campa, defendiese la pasada semana en el Parlamento Europeo que los bancos deberán pagar a sus clientes por las hipotecas que arrojen tipos de interés negativos tras sumar el diferencial, «salvo que haya alguna restricción legal».
En España, la nueva Ley Hipotecaria, que entró en vigor en junio de 2019, establece que los tipos de interés no podrán ser negativos, si bien no tiene carácter retroactivo, por lo que las hipotecas firmadas con anterioridad no están sujetas a dicho artículo.
Preguntado sobre si han calculado el coste de resarcir a clientes con hipotecas en negativo firmadas con anterioridad, González ha señalado que desde el sector no están haciendo cálculos. «Es un futurible jurídico que no sabemos si se va a producir o no. Es más significativo que la Ley Hipotecaria, aunque no tiene carácter retroactivo, siente un precedente jurídico. Una entidad financiera no debe pagar por conceder un préstamo hipotecario», ha subrayado.
Respecto a si las entidades renunciarían del mismo modo a cobrar a los clientes por tener sus depósitos, Santos González ha remarcado que se trata de «cuestiones distintas». «No es lo mismo que un banco preste dinero a un ciudadano para que éste se compre una vivienda a que un ciudadano pida a un banco que le guarde su dinero. No son contratos comparables», ha remarcado.
Para el presidente de la AHE, la fuerte competencia hipotecaria que hay en la actualidad no puede llamarse «guerra» en ningún caso. «Es verdad que los tipos de interés están descendiendo y hay clientes que se están moviendo por el mercado y están intentando conseguir una condición mejor para su hipoteca. Es una situación de sana competencia, adecuaciones comerciales de clientes que cambian de banco, pero no hablaría de guerra porque no están los tipos para eso», ha precisado.
En este sentido, ha recordado que desde hace más de cuatro años el BCE ha impulsado una política expansiva y una estrategia de tipos que es novedosa, al mantenerlos muy bajos e incluso en terreno negativo.
Ha señalado que en ese escenario cobra importancia que haya hipotecas a tipos excepcionalmente bajos, pero fijos, que ha considerado una «buena opción» a la que se ha acogido casi el 50% de la clientela que opta por la estabilidad en sus pagos en hipotecas a 30 años, mientras que el resto del mercado sigue apostando por las de tipo variable. «El mercado es soberano, está roto y cualquiera de las dos opciones son buenas», ha afirmado.
LA MORA VA A EMPEORAR
En relación a la morosidad bancaria, ha señalado que va estar ligada a la situación económica del país, y si el PIB cae este año más de 12 puntos porcentuales, esto va a afectar a la economía y al empleo. «Si la situación económica se deteriora, para las hipotecas y el endeudamiento serán tiempos duros. La morosidad va a subir, la cuestión es hasta qué punto», ha señalado, sin atreverse a dar pronósticos.
Por último, ante el pronunciamiento este miércoles del Tribunal Supremo sobre la legalidad de las hipotecas ligadas al Índice de Referencia de los Préstamos Hipotecarios (IRPH) después de que la Justicia europea dictaminara en marzo que este índice debe estar sometido al control judicial de los tribunales españoles, González ha afirmado no aguardar este pronunciamiento con temor, sino «expectante».
En su opinión, se trata de una cuestión que genera incertidumbre a una parte importante de la cartera hipotecaria. Se calcula que hay un millón de hipotecados con sus préstamos referenciados a este índice.