Irak- NRC alerta de que 45.000 niños sin documentos por culpa de Estado Islámico en Irak podrían convertise en apátridas

Carecer de documento de identidad impide asistir a la escuela o recibir atención médica, entre otras cuestiones

Ir a la escuela, al hospital o recibir una vacuna son una misión imposible en Irak si no se tiene un documento de identidad. Sin embargo, para los miles de niños nacidos bajo el yugo del grupo terrorista Estado Islámico o los que se vieron obligados a huir con sus familias de forma apresurada dejando todo atrás, esta es su realidad cotidiana en los campos para desplazados en los que han quedado prácticamente atrapados.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) estima que unos 45.000 niños que se encuentran en los campos de desplazados carecen de documentos de identidad y podrían enfrentarse en el futuro a una exclusión total a nivel social en Irak.

«Nos enfrentamos a una posible bomba de relojería humana», advierte el secretario general del NRC, Jan Egeland. «Permitir que estos niños tengan una educación, atención sanitaria, simplemente derecho a existir, es clave para garantizar un futuro sostenible para ellos y para el país», defiende.

En opinión de Egeland, «una sociedad no puede estar en paz si permite en su seno una generación de niños apátridas». «Los niños no documentados corren el riesgo de quedar en los márgenes de la sociedad si esta cuestión no es abordada de forma inmediata», reclama Egeland, insistiendo en que «esto lastra seriamente las perspectivas futuras de los esfuerzos de reconciliación».

En este sentido, insta «al Gobierno a garantizar que los niños indocumentados tienen el derecho a existir como cualquier otro ciudadano iraquí», en un momento en que el país trata de pasar página tras la derrota territorial de Estado Islámico, pese a que aún hay 1,7 millones de desplazados, incluidos 870.000 niños, de los que 225.000 viven en campos de desplazados.

En su informe Barreras desde el nacimiento , el NRC ha constatado que los niños nacidos en las zonas bajo control de Estado Islámico en los últimos años cuentan con certificados de nacimiento que el Gobierno iraquí no considera válidos, mientras que otros muchos perdieron su documentación en la huida.

Sin embargo, sin un certificado legal de nacimiento los recién nacidos no pueden recibir vacunas en algunas zonas, ha contado un responsable sanitario, lo que podría provocar la aparición de enfermedades.

Para poder ir a la escuela, también hace falta el documento de identidad, al igual que para hacer exámenes u obtener certificados de graduación. Ya en la edad adulta, denuncia la ONG, estos niños podrían tener problemas para que se reconocieran sus matrimonios, tener propiedades o ser contratados.

El número de menores indocumentados podría aumentar de forma significativa en las próximas semanas ya que está previsto el retorno de más de 30.000 iraquíes de Siria, el 90 por ciento de los cuales son viudas e hijos presuntamente relacionados con milicianos de Estado Islámico.

DIFICULTAD DE CONSEGUIR DOCUMENTOS

Conseguir documentos puede llevar entre seis meses y dos años para los niños nacidos bajo Estado Islámico, según NRC. La ONG ha ayudado a que casi 8.000 niños afectados por el conflicto obtengan documentos legales de identidad desde 2016, pero estima que hay unos 80.000 hogares en los que sus miembros carecen de algún tipo de documento de identificación, por lo que la cifra de 45.000 niños afectados podría ser superior.

Los casos más complicados, explica la ONG, son los de los niños cuyos padres están indocumentados, figuran en una de las bases de seguridad del Gobierno o son percibidos como vinculados con Estado Islámico. En estos casos, admite, es casi imposible ayudarles. No obstante, el NRC recibe de media unas 170 solicitudes de ayuda en caso de este tipo al mes.

Para la ONG noruega, esto constituye un «castigo colectivo» a miles de niños. «Los niños no son responsables de los delitos cometidos por sus familiares, pese a lo cual muchos ven denegados sus derechos básicos como ciudadanos iraquíes», lamenta Egeland.

Sin embargo, los hijos de Hana están pagando el precio de las acciones de su padre. «Mi marido se unió a Estado Islámico pero murió en un bombardeo aéreo junto con mi hijo mayor en 2017», cuenta esta madre de siete que huyó de Hawiya ese mismo año cuando el Gobierno iraquí reconquistó la ciudad.

A su llegada a un campo de desplazados en la provincia de Kirkuk, oficiales de Inteligencia le confiscaron sus documentos, por lo que ahora ni ella ni sus hijos pueden salir de él, no pueden ir a la escuela y ven denegado su acceso a atención sanitaria y otros servicios sociales.

«MI MARIDO TOMÓ EL CAMINO EQUIVOCADO»

«Mi marido tomó el camino equivocado, se llevó a mi hijo mayor y nos dejó para que nos enfrentáramos a Estado Islámico. Ahora ambos están muertos y yo estoy sola con los más pequeños», lamenta. «Mi marido destruyó nuestras vidas», añade.

Sus tres hijos más pequeños nacieron bajo Estado Islámico, así que carecen de certificado de nacimiento y no pueden obtener un documento de identidad. Durante el invierno, enfermaron pero no pudo llevarlos a un hospital fuera del campo de desplazados. Hana y sus hijos viven de la poca ayuda humanitaria que reciben.

En el caso de Nada, ella y su familia perdieron los documentos durante su huida. Al llegar al campo de desplazados cerca de Mosul en el que vive junto a sus siete hijos, su marido la abandonó y se volvió a casar. La mujer ha sido incapaz de conseguir que sus cinco hijos que ya tenían documento de identidad lo recuperen ya que necesita una prueba de su filiación y el DNI del padre, algo que no tiene.

Así que ella y sus hijos están atrapados en el campo, donde además los pocos servicios que ofrece el Gobierno, como la educación y la ayuda a casas encabezadas por mujeres, no están a su alcance ya que para ello necesita los documentos de identidad que no tienen. «Mis hijos perdieron su futuro y sus sueños», lamenta.

Mithaq nació cuatro días después de que Estado Islámico tomara Hawiya en 2017. Su madre tuvo que dar a luz en casa y debido a complicaciones en el parto casi se asfixia, por lo que ahora tiene una discapacidad que requiere atención específica.

Pero Mithaq carece de certificado de nacimiento válido y por tanto no tiene un documento de identidad, así que los hospitales no le admiten para que reciba tratamiento. «No podemos conseguirle las medicinas adecuadas, no podemos llevarle a Hawiya por el mismo motivo, así que está condenado a estar aquí sin tratamiento», cuenta su padre, Ahmad, en un campo de desplazados. «Ni siquiera puede hablar», añade.

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