Expertos apuntan que la temporada del VRS puede prolongarse a primavera y verano

La temporada del virus respiratorio sincitial (VRS), el causante del 80 por ciento de bronquiolitis en España, podría extenderse a los meses de primavera y verano, según han apuntado expertos reunidos en una jornada organizada por la Sociedad Española de Neonatología (SENEO) y en un encuentro de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECPCC).

Ante este «cambio de tendencia» a raíz de la pandemia de COVID-19, estos especialistas han recomendado «prolongar las medidas de higiene en la población más vulnerable».

El VRS tiene una temporalidad que inicia entre octubre y noviembre, alcanzando su pico en diciembre y enero y descendiendo entre los meses de febrero y marzo. No obstante, ante la situación del año anterior, donde aparecieron casos en periodos poco habituales, que es cuándo la población suele relajar las medidas de prevención, los especialistas consideran necesario continuar vigilando la situación epidemiológica del VRS.

«Ha cambiado todo en cuanto al comportamiento del VRS y todas las infecciones respiratorias. La temporada de 2019-2020 fue la última epidemia clásica del VRS, cambiando su estacionalidad tras la aparición del Covid-19. Ante el aislamiento y las medidas de protección, en la temporada de 2020-2021, el VRS desapareció en España y, prácticamente, en todo el mundo. Posteriormente, ante la relajación de medidas, en 2021-2022, empezaron a surgir algunos casos y empezaron a haber infecciones también en primavera y en verano», ha señalado Manuel Sánchez Luna, presidente de la SENEO y de la Sección Neonatal de la Sociedad Europea de Cuidados Intensivos Pediátricos y Neonatales (ESPNIC).

El presidente de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas, Constancio Medrano, ha corroborado estas evidencias y ha detallado que el año pasado «hubo un brote en el mes de junio y julio que llevó a los especialistas a volver a hacer profilaxis».

«La impresión es que ha habido una mayor circulación del virus y, por esa razón, hemos seguido manteniendo medidas de seguridad, pero estamos preocupados por saber hasta cuándo tenemos que mantener la profilaxis a nivel temporalidad», ha añadido.

Aunque es difícil estimarlo, los especialistas consideran que esta situación podría perdurar un par de temporadas y no será hasta dentro de dos o tres estaciones cuándo el VRS retorne a sus patrones habituales. «Lo que sí sabemos es que, actualmente, en la temporada 2022-2023 está habiendo un aumento de casos, más graves y de niños más pequeños y vulnerables», ha matizado el doctor Sánchez Luna.

EXTENDER LAS MEDIDAS DE PREVENCIÓN

El VRS es un virus que puede transmitirse de persona a persona y causar infecciones pulmonares graves, así como otras enfermedades que pueden requerir atención hospitalaria en bebés y niños pequeños con riesgo alto. De hecho, es la causa más común de hospitalización en España en menores de un año, ocasionando entre 7.000 y 14.000 hospitalizaciones cada año, y la causa más frecuente de problemas respiratorios graves en niños.

Hay dos grupos de niños que deben protegerse frente a la infección. Por un lado, están los niños sanos que han nacido a término, quienes pueden desarrollar un cuadro grave de bronquiolitis por virus respiratorio sincitial.

Esto puede ocurrir especialmente entre los menores de 3 meses y se estima que entre el 2 y el 6 por ciento de los menores de un año hospitalizados por VRS requieren de cuidados intensivos. Por otro lado, se encuentran los niños del grupo de alto riesgo, que son los prematuros y aquellos con enfermedades crónicas como la displasia broncopulmonar (DBP), cardiopatías congénitas, que pueden sufrir consecuencias de mayor gravedad.

Para estos expertos, las medidas de prevención son determinantes ya que, en niños sanos nacidos a término, la infección puede provocar un cuadro respiratorio y, en algunos casos, el desarrollo de sibilancias donde los bronquios tienden a cerrarse.

Según relata Sánchez Luna, «las sibilancias persisten en el tiempo y pueden provocar manifestaciones clínicas muy parecidas al asma». «Son cuadros de dificultad respiratoria, pitidos en el pecho, entre otros, que conllevan la necesidad de dejar ir al colegio o a la guardería y estar en casa con tratamientos sintomáticos y, en algunos casos, cuando son más mayores, pueden recibir medicinas para dilatar vía aérea los bronquios», ha añadido.

A aquellos padres de niños prematuros, independientemente de la época del año, se les recomienda evitar la exposición al tabaco, la exposición a grandes aglomeraciones de personas, a entrar en contacto con adultos que tienen infecciones respiratorias y fomentar la lactancia materna.

Sánchez Luna ha recalcado la importancia que estas medidas tienen, ya que los niños que nacen a término suponen el 2,5 por ciento de las hospitalizaciones, mientras que los niños prematuros pueden suponer hasta el 6 o 7 por ciento de los casos.

«El riesgo de hospitalizar a un niño que ha nacido prematuro es tres veces superior. Sobre todo, en los menores de 30 a 32 semanas. Por eso, los padres con niños prematuros deben tomar medidas de protección e higiene e incrementarlas si los primeros meses de vida de su pequeño son durante la temporada del VRS», ha apuntado.

EL IMPACTO DEL VRS EN NIÑOS CON CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS

Por otra parte, el doctor Medrano ha resaltado que los niños con cardiopatías congénitas, que tienen insuficiencia cardiaca o baja saturación de oxígeno, «son más vulnerables a las infecciones por VRS como la bronquiolitis ya que se compromete el intercambio de oxígeno en los capilares pulmonares». Esto es más relevante cuando los niños con cardiopatías significativas son menores de 24 meses y su vía aérea es de un tamaño menor», ha indicado.

Aunque los menores con cardiopatías pueden desarrollar problemas respiratorios de mayor gravedad que un niño sano, el mayor impacto del VRS en estos niños reside en que puede provocar una desestabilización de la cardiopatía. Ello implica la aparición de arritmias, miocarditis, entre otras muchas alteraciones que son propias de las enfermedades cardiacas.

En consecuencia, «estos pacientes tienen unas tasas de ingresos mucho mayores que la población general y algunos de ellos, en torno al 20 por ciento, acaban ingresados en la unidad de cuidados intensivos». «Incluso en algunos casos se pueden producir fallecimientos», ha apostillado Medrano.

Los pequeños que padecen este tipo de condición, al ser más vulnerables al VRS, deben tomar medidas adicionales de prevención durante los meses de circulación del virus. Especialmente durante los dos primeros años de vida. Esto es debido a la necesidad de mantener estabilizada su enfermedad y realizar intervenciones quirúrgicas que son vitales.

«Son niños muy protegidos que están esperando a operarse con medicinas y, cuando se infectan de VRS, no se pueden operar de forma inmediata porque tienen que recuperarse. Esto es clave en la evolución de su enfermedad. Hay que retrasar la cirugía y, en el caso de que les operemos porque no haya más necesidad, sabemos que la morbimortalidad postoperatoria puede aumentar», ha remachado Medrano.

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