Expansión «intensa» de los programas de la Fundación en el primer año del Centro Botín, un lugar «vivo»

La entidad invirtió más de 20 millones de euros en 2018, cifra similar a la del ejercicio anterior

Todos los programas de la Fundación Botín experimentaron el año pasado, el primero de actividad completa del Centro Botín, una expansión más «intensa» de lo habitual, cumpliendo así el «reto» de esta institución de compatibilizar la consolidación del centro de arte, que se ha convertido en un lugar «vivo», con el impulso del resto de actividades.

En 2018, la entidad invirtió 20,6 millones de euros en sus fines fundacionales, una cifra «similar» a la del ejercicio precedente, respecto al que se vio incrementado en cerca de un millón más, según se desprende de la Memoria, presentada este viernes por el director general, Iñigo Sáenz de Miera, quien entre otras cosas ha llamado a mantener la «tensión» en torno al Centro Botín.

Acompañado de los directores de las distintas áreas de la entidad, ha resaltado que el pasado ha sido «un gran año» en el que se han hecho cosas «importantes» en los distintos ámbitos, como el educativo, científico o de desarrollo rural.

Todos ellos han estado marcados por la «continuidad» de la labor desarrollada y en los que no se prevé tampoco abrir nuevas líneas de cara al 2020, al considerar que «no es el momento». Así, y si bien no descartan que se produzca «de repente un giro» aunque «de manera natural», la idea es profundizar y expandir lo que se viene haciendo, para continuar creciendo y ganando eficacia.

No obstante, a este respecto, la directora ejecutiva del Centro Botín, Fátima Sánchez, ha destacado que en este espacio hay «novedades constantes». «Constantemente estamos haciendo cosas nuevas», ha reafirmado, para explicar que «cada día buscamos espacios nuevos y actividades nuevas».

Al hilo, Sáenz de Miera ha subrayado la importancia de «cada día» mantener «la tensión» en torno a este espacio, que abrió sus puertas en junio de 2017, porque en caso contrario -ha avisado- «se va al garete enseguida». «Ojo con perder la tensión en el Centro Botín», ha insistido.

Y aunque las cifras hasta ahora «son muy buenas», en la entidad no quieren «obsesionarse» con ellas, pues lo importante es la contribución al desarrollo social, impacto que puede tardar varios años en medirse. Mientras tanto, han resaltado que una media semanal de 500 personas están obteniendo el pase permanente para acceder a las instalaciones, que ya tienen más de 137.000 ciudadanos.

Además, el Centro Botín cuenta con 4.500 amigos , al sumar más de uno al día, y que van más de cuatro veces al año a las propuestas que ofrece el edificio diseñado por Renzo Piano. «La apertura de la sociedad, cántabra y en general, a propuestas innovadoras y rompedoras en enorme», ha valorado el director de la Fundación, que no cree que las instalaciones -que registran una ocupación media del 89% en las actividades culturales- se estén quedando «pequeñas».

«No hay ningún espacio físico que se nos haya quedado pequeño», ha indicado, a pesar de que organizan de media cinco actividades culturales a la semana, que obtienen una satisfacción de 4,7 en una escala de 5. «Es una locura. Todos los días está pasando algo».

Respecto a la envolvente del edificio, revestido de piezas de cerámica que han precisado ser recubiertas con una malla ante problemas de adaptación o sujeción, Sáenz de Miera ha señalado que esta red no afecta al Centro desde el punto de vista estético, y ha agregado que se están haciendo «todos los estudios del mundo» para que cuando se halle una solución sea «definitiva y final».

CENTRO BOTÍN

En cuanto al balance de 2018 plasmado en la Memoria de la Fundación, del Centro destaca -además de su conversión como lugar de encuentro para cántabros y visitantes-, la implementación de un innovador sistema para medir su impacto en la creatividad de los ciudadanos gracias a la colaboración iniciada con el Instituto de Empresa.

El objetivo es disponer, a medio-largo plazo, de datos objetivos y fiables del grado de cumplimiento de la misión social de esta infraestructura artística, cultural y educativa. «¿Seremos capaces de meter un chute a la creatividad de Cantabria?», se ha preguntado Sáenz de Miera para responder a continuación: «Yo creo que sí».

Del Centro también ha destacado la cesión por parte de Jaime Botín de ocho obras maestras del siglo XX de su colección personal, que se exponen en la sala Retratos: esencia y expresión con gran acogida del público.

Cesión que se completa con la donación por parte de este patrono de un millón de euros al año para la conservación de las obras y contribuir a la misión social del Centro, que cuenta con 19 patrocinadores y más de 50 voluntarios, a los que se suman las 142 personas o instituciones cántabras que colaboraron en el último año, en iniciativas culturales y artísticas.

Al hilo, el director de la Fundación ha recordado las exposiciones que acogió el edificio de Renzo Piano el año pasado, de Cristina Iglesias o Joan Miró, cuya familia cedió obras que se pueden ver en el exterior del edificio y en los Jardines de Pereda. «Nos estamos acostumbrando a la excelencia», ha comentado, para aludir a la repercusión internacional de las muestras.

RESTO PROGRAMAS FUNDACIÓN BOTÍN

Del resto de programas de la Fundación Botín, los directores de cada área han ido desgranando el balance de 2018. Del de Educación Responsable -que ha pasado de 300 a cerca de 400 centros de España y América Latina- han destacado la colaboración con la OCDE para difundir el modelo a nivel global, mientras continúa expandiéndose por Latinoamérica, al consolidarse en Chile y Uruguay al tiempo que iniciará su implementación en México.

Esta iniciativa cumple su décimo aniversario, al igual que la de Desarrollo Rural, Patrimonio y Territorio, que experimentó una «transición» en 2018. Y es que después de llevarse a cabo en el Valle del Nansa, ha iniciado su andadura en Valderredible, gracias a la financiación del Gobierno de Cantabria.

Se trata, en palabras del director de este programa, José María Ballester, de un municipio «muy rico» en patrimonio, natural, paisajístico y arquitectónico, pero también en el campo agroalimentario, donde destaca por las patatas. Y cuenta además con un turismo «muy pegado» al territorio. El objetivo de la actuación prevista es frenar su despoblación y contribuir a la implantación de un modelo económico sostenible.

En el ámbito científico, la Fundación Botín salió por primera vez de una startup de su programa, Mind the Gap, en el que ya participan cinco inversores. Lo hizo al vender su participación a una sociedad con lo que la entidad ha podido recuperar la inversión realizada hace seis años, una vez que la empresa fue viable con fondos privados. De esta manera, se confirma la «validez» de este modelo de inversión de impacto.

Realizado el balance por áreas, Iñigo Sáenz de Miera agradeció para finalizar la confianza y el compromiso de los cientos de personas e instituciones que durante el año 2018 han acompañado a la Fundación Botín en la ejecución de sus diferentes programas y actividades, y subrayó el compromiso de la institución que dirige por seguir mejorando la eficiencia social de sus acciones.

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