El primer ministro etíope se reúne con una delegación del TPLF por vez primera desde el acuerdo de paz

Abiy Ahmed se compromete a reactivar las conexiones bancarias y de transporte con la devastada región de Tigray

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, se ha reunido este pasado viernes con una delegación del movimiento rebelde del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) por vez primera desde la firma en noviembre del año pasado del acuerdo de paz en Pretoria (Sudáfrica) que marcó las líneas maestras para resolver dos años de violentísimo conflicto que ha devastado el norte del país.

En un breve comunicado publicado en Twitter tras el encuentro, el asesor de Seguridad Nacional del primer ministro, Redwan Husein, ha explicado que tras reunión, celebrada en Halala Kela, en el suroeste del país, el primer ministro ha aprobado una serie de decisiones destinadas a recuperar el contacto a nivel bancario y de transportes con la región septentrional de Tigray.

La intención, ha explicado Husein, es la de sentar unas bases para «impulsar la confianza» entre ambas partes y «facilitar la vida de los civiles».

El conflicto en Tigray estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército, situada en Mekelle, tras lo que el Gobierno del primer ministro ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo, incluida la negativa del TPLF a la hora de reconocer un aplazamiento electoral y su decisión de celebrar comicios regionales al margen de Adís Abeba.

El TPLF acusaba a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.

El conflicto posterior se convirtió en uno de los más brutales de la historia más reciente del continente. El mediador de la Unión Africana (UA) para Tigray, Olusegun Obasanjo, estimó en una reciente entrevista que unas 600.000 personas podrían haber muerto durante la guerra, una estimación aproximadamente corroborada por expertos internacionales en el conflicto.

Responsables etíopes bajo condición de anonimato estimaron al mismo medio que la cifra de fallecidos se situaría aproximadamente en unos 100.000.

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