El Congreso rechaza cambios a la despenalización de los piquetes tras descartar enmiendas de PP, Vox y PNV
PSOE, Unidas Podemos, ERC, Bildu, la CUP y el BNG aseguran la derogación, que llegará al Senado para completar su tramitación
El PSOE, Unidas Podemos, Esquerra Republicana, EH-Bildu, la CUP y el BNG han confirmado este jueves en el Pleno del Congreso su apoyo a la despenalización de las coacciones de los piquetes de huelga, una reforma del Código Penal que llegará al Senado sin cambios tras el rechazo de las enmiendas presentadas por el PP, Vox y el PNV, partidarios de mantener esas penas de prisión, con mayor o menor dureza.
En una primera votación este jueves, el Pleno ha tumbado esas enmiendas. Sin embargo, será a última hora de la mañana de este jueves cuando el hemiciclo se pronuncie sobre el conjunto de la reforma, que quedará aprobada en sus términos originales para su remisión al Senado.
Además de los apoyos ya anunciados en las intervenciones de las formaciones citadas, el Gobierno espera contar, al menos, con los de Más País-Equo, Compromís y Nueva Canarias para superar de forma más holgada los 176 diputados que marcan la mayoría absoluta, necesaria en este caso ya que se trata de una reforma del Código Penal, que tiene carácter orgánico.
UNA DEUDA PENDIENTE CON EL SINDICALISMO
Durante el debate de la iniciativa, al que ha asistido en parte el propio ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, la diputada del PSOE Andrea Fernández ha celebrado este día como «histórico», pues considera que esta derogación salda «una de las deudas pendientes que como demócratas» tienen «con el sindicalismo».
Fernández ha reprochado a las fuerzas enmendantes de la derecha que «no pueden contraponer una libertad genérica (el trabajo) con un derecho fundamental (el de huelga)». «Es necesario que entendamos que la protesta tiene que protegerse, porque es consustancial con la democracia», ha reivindicado.
«En una huelga, el piquete más efectivo es el de la patronal», ha aseverado Aina Vidal, de En Comú Podem (Unidas Podemos), que cree que estas penas de cárcel, introducido por el PP en mayoría absoluta «a raíz de sus políticas psicópatas» en la anterior crisis «va en contra del espíritu de la norma». «Convierte al Código Penal en una ley antihuelga , que criminaliza la actividad de sindicalistas o de los propios huelguistas», ha dicho.
¿HABRÁ PENAS MÁS DURAS POR EL DELITO DE COACCIONES?
Por su parte, las formaciones de la derecha parlamentaria han advertido del riesgo de que esta despenalización acabe con penas más duras para las coacciones de los piquetes, al estar más castigado el delito de coacciones, o incluso que se aumenten por contabilizarse tantos delitos como personas coaccionadas, algo que ha señalado el popular Jaime de Olano.
Este diputado ha defendido la redacción vigente del artículo 315, pues cree que «protege al trabajador en las dos esferas», y también ha cargado contra «el trato de favor a encausados o procesados por este delito» que busca la iniciativa, al contemplar la revisión de las sentencias dictadas. «Esto es muy peligroso, mañana lo harán con independentistas condenados por sedición», ha alertado.
«No consideramos acertada la simple y llana derogación», ha manifestado Mikel Legara, portavoz legal del PNV, que ha anticipado un posible «efecto bumerán» con mayores penas por el delito de coacciones, mientras que Juan José Aizcorbe (Vox) ha cargado contra «una bochornosa exposición de motivos impropio de una democracia saludable», pues cree que con ella se busca «ajustar cuentas, plasmar cuitas políticas o publicitar relatos».
Junto a estas enmiendas, el Congreso también ha rechazado la enmienda del PDeCAT para mandatar al Gobierno a regular el derecho a la huelga, una necesidad que, tal y como ha defendido su diputado Genís Boadella, abierto a apoyar la derogación, «es incomprensible que a fecha de hoy esté regulado todavía en términos preconstitucionales».
Ciudadanos no ha presentado enmiendas, pero su diputado Pablo Cambronero ha avanzado su rechazo, argumentando que habrían aceptado una rebaja de las penas pero no una despenalización de un hecho punible, el de las coacciones, recogido en el Código Penal. Además, ha asegurado que no considera «urgente» esta derogación.
APOYO A LA REFORMA PERO, ¿CUÁNDO SE DEROGA LA LEY MORDAZA ?
Frente al bloque de las formaciones de la derecha, las formaciones de Gobierno PSOE y Unidas Podemos han contado con el respaldo a esta derogación del resto de grupos a la izquierda de la Cámara que, eso sí, han pedido al Ejecutivo más pasos en la derogación de normas aprobadas en tiempos de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy.
«Hay que ser más valientes, mucho más, porque esta derecho no sería tan blanda si estuviera en el poder», ha implorado Jordi Salvador (ERC), pidiendo la derogación de toda la Ley Mordaza y subrayando que «ningún derecho legal se consiguió sin lucha ni huelga». «Se puede ser liberal, pero lo de hoy (la postura de los partidos de la derecha) es franquismo puro y duro. Salgan un poco de la caverna», ha espetado.
Nestor Rego (BNG) ha recordado que esta derogación forma parte del acuerdo de investidura alcanzado para apoyar a Pedro Sánchez, pero que también las de las reformas de pensiones y laboral, y Albert Botrán (CUP) ha lamentado cómo hay grupos que «sólo se acuerdan del derecho del trabajo cuando hay huelga». «No se debe confundir el derecho al trabajo con el derecho a hacer el esquirol, que no existe», ha concluido.
A MÁS SINDICALISMO Y ORGANIZACIÓN, MEJORES SALARIOS
El portavoz laboral de EH-Bildu, Oskar Matute, ha lamentado «el último intento desesperado de la patronal a través de sus terminales políticas» para frenar la derogación, destacando que la propuesta del PNV pasaba por castigar con penas de cárcel a acciones que pudieran conducir a una huelga. «¿Es eso punible?», se ha preguntado, subrayando que «nadie hace huelga ni va a la huelga por capricho, se hace por necesidad».
Finalmente, ha apuntado cómo se señala al País Vasco y a Navarra «como unos privilegiados dentro del Estado» por sus niveles de renta y mejores salarios, cuando es «la zona de Europa con más huelgas en el siglo XXI». «¿Se han parado a pensar que una base sindical organizada y fuerte tiene que ver con la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores?», se ha preguntado.