Diseñan unas neuronas que podrían ofrecer una nueva esperanza para el tratamiento del Parkinson
Un estudio de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) ha descrito un proceso para convertir células no neuronales en neuronas funcionales capaces de instalarse en el cerebro, enviar sus ramas fibrosas a través del tejido neuronal, formar sinapsis, dispensar dopamina y restaurar las capacidades socavadas por la destrucción de las células dopaminérgicas por el Parkinson.
Las enfermedades neurodegenerativas dañan y destruyen las neuronas, lo que hace estragos en la salud mental y física. La enfermedad de Parkinson, que afecta a más de 10 millones de personas en todo el mundo, no es una excepción.
Los síntomas más evidentes de la enfermedad de Parkinson surgen después de que la enfermedad dañe una clase específica de neuronas situadas en el cerebro medio. El efecto es robarle al cerebro la dopamina, un neurotransmisor clave producido por las neuronas afectadas.
Este nuevo estudio de prueba de concepto revela que un grupo de células diseñadas experimentalmente tiene un rendimiento óptimo en términos de supervivencia, crecimiento, conectividad neuronal y producción de dopamina, cuando se implantan en el cerebro de ratas. El estudio demuestra que el resultado de tales injertos neuronales es revertir eficazmente los síntomas motores debidos a la enfermedad de Parkinson.
La terapia de sustitución de células madre representa una nueva estrategia radical para el tratamiento del Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. Este enfoque futurista se pondrá pronto a prueba en el primer ensayo clínico de este tipo, en una población específica de enfermos de Parkinson, portadores de una mutación en el gen parkin. El ensayo se llevará a cabo en varios lugares, incluyendo el Instituto Neurológico Barrow en Phoenix, con Kordower como investigador principal. El trabajo cuenta con el apoyo de una subvención de la Fundación Michael J. Fox.
No hace falta ser neurocientífico para identificar una neurona. Estas células, con su ramificación de axones y dendritas, son reconocibles al instante y no se parecen a ningún otro tipo de célula del cuerpo. A través de sus impulsos eléctricos, ejercen un meticuloso control sobre todo, desde el ritmo cardíaco hasta el habla. Las neuronas son también el depósito de nuestras esperanzas y ansiedades, la fuente de nuestra identidad individual.
La degeneración y pérdida de neuronas dopaminérgicas provoca los síntomas físicos de rigidez, temblor e inestabilidad postural que caracterizan a la enfermedad de Parkinson. Otros efectos de la enfermedad de Parkinson pueden ser la depresión, la ansiedad, el déficit de memoria, las alucinaciones y la demencia.
Debido al envejecimiento de la población, la humanidad se enfrenta a una crisis creciente de casos de la enfermedad de Parkinson, cuyas cifras se espera que aumenten a más de 14 millones en todo el mundo para 2040. Las terapias actuales, que incluyen el uso del fármaco L-DOPA, sólo son capaces de tratar algunos de los síntomas motores de la enfermedad y pueden producir efectos secundarios graves, a menudo intolerables, tras 5-10 años de uso.
No existe ningún tratamiento capaz de revertir la enfermedad de Parkinson o detener su despiadado avance. Se necesitan desesperadamente innovaciones con visión de futuro para hacer frente a esta emergencia pendiente.