CCOO denuncia la «precariedad» de las trabajadoras de la industria conservera, casi 900 en Cantabria
Según el sindicato, las mujeres tienen el «100 por cien» de los contratos a tiempo parcial y sufren una «sangrante brecha salarial»
Comisiones Obreras (CCOO) ha denunciado el «muro de hormigón» y las condiciones laborales que soportan las trabajadoras de la industria del pescado, un sector emplea en Cantabria a 1.251 personas, de las que 898 son mujeres, que ocupan «el 100 por cien» de los contratos a tiempo parcial y los «mayores índices de precariedad».
Así lo han señalado representantes de la Federación de Industria de CCOO en una rueda de prensa para presentar en Santander su campaña #PescarDerechos , una iniciativa impulsada para combatir «la precariedad, la desigualdad y la discriminación» en este sector.
Según han explicado, Cantabria es la segunda comunidad autónoma, por detrás de Galicia, donde hay más empresas dedicadas la industria del pescado, unas 80 a lo largo de toda la región. Se trata de un sector altamente feminizado, donde un 71,8% de los trabajadores son mujeres, frente a un 28,2% de hombres (353), según datos del ICANE a partir de los datos de afiliación a la Seguridad Social en el último trimestre.
Sin embargo, como se extrae del informe elaborado por la Federación de Industria de CCOO, son las trabajadoras quienes menos cobran, sufren una «sangrante brecha salarial» y las «peores condiciones» laborales.
Así, el porcentaje que representan las fijas permanentes baja hasta el 38 por ciento y el 100 por cien de los contratos a tiempo parcial están ocupados por mujeres, mientras que ocho de cada diez hombres del sector cuenta con un contrato de trabajo fijo.
Para el secretario de Acción Sindical de la Federación de Industria de CCOO de Cantabria, César Conde, «en un sector que movió 224 millones de euros en 2020, no se debería permitir que no exista igualdad efectiva entre hombres y mujeres y que las categorías ocupadas por mujeres sean siempre las más bajas».
Respecto al tipo de empleo que predomina en el sector, Conde ha incidido en que es «estacional, va por temporadas y son muy pocas las empresas que realmente dan estabilidad».
Según los datos del sindicato, en el tramo de personas trabajadoras que cobran menos de 900 euros al mes solo se encuentran mujeres y, cuanto más alto es el tramo, la cifra se invierte y cada vez aparecen más hombres.
«El techo de cristal es más un muro de hormigón en el caso de la industria del pescado», ha subrayado el responsable estatal del sector de la industria alimentaria de la Federación de Industria de CCOO, Vicente Canet, que ha destacado que las mujeres sufren discriminación salarial directa al ocupar siempre las categorías profesionales más bajas.
Además, ha advertido de que CCOO «va a denunciar todas las situaciones en las que haya fraude en la contratación y va a perseguir la precariedad».
Por su parte, Eva Perujuániz, socióloga y responsable del informe, ha incidido en que «ya es hora de que el buen caminar del sector se vea reflejado en las condiciones de las trabajadoras de esta industria».
Asimismo, ha denunciado el hecho de que los puestos masculinizados tengan un mayor peso y la calidad del empleo de las mujeres sea peor porque «la temporalidad les afecta casi en exclusiva».
«Es importante que en todos los planes de igualdad de este sector se apliquen sistemas de valoración neutros de los puestos de trabajo», ha concluido Perujuániz.
Tras la presentación del informe, los representantes del sindicato se han reunido con la consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno de Cantabria, Ana Belén Álvarez, así como con el director general de Trabajo, Gustavo García, para presentarles los datos y abordar la problemática del sector del pescado en Cantabria.
#PescarDerechos es una campaña impulsada por CCOO a nivel estatal desde el año 2020 para presionar y tratar de mejorar las condiciones que se aplican en las empresas de conservas de pescado, un sector que factura «seis millones de euros al año» en todo el país, a la vez que soporta los «mayores niveles de precariedad» de la industria alimentaria y las «peores» condiciones laborales de la industria manufacturera.