Ribera ve en la Ley de Cambio Climático un «instrumento clave» para el futuro y espera que el Senado la mejore
La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha celebrado la aprobación este jueves en el Congreso de los Diputados la Ley de Cambio Climático y Transición Energética porque considera que es un «instrumento clave» para la futura transformación necesaria en España y confía en que en el Senado –a donde será remitido el texto– pueda mejorar aún más antes de su aprobación definitiva.
En un vídeo difundido por el Ministerio, Ribera ha definido a la jornada de hoy como «un día importante» porque se ha aprobado un proyecto de ley «enormemente ambicioso» que refuerza la gobernanza, la participación y la transparencia y que en su tramitación parlamentaria ha sido «enriquecido» por los distintos grupos.
El texto, a su juicio, es una «herramienta que permitirá construir un país más seguro frente a los impactos del cambio climático, modernizar la industria española, atraer inversiones en las tecnologías del futuro, evitar riesgos financiero, generar empleo estable y facilitar una distribución equitativa de la riqueza en el proceso de descarbonización».
Respecto a los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de renovables y de eficiencia energética, ha defendido que se sitúan por encima de los asignados por la Unión Europea para España y que son coherentes con el objetivo fijado de lograr la descarbonización de la economía española antes de 2050, una fecha en la que el sistema eléctrico deberá ser 100 por 100 renovable.
«Hoy es un día importante, en el que se aprueba una ley de clima enormemente ambiciosa como resultado de un trabajo conjunto sobre el que todavía, seguro, queda margen para seguir mejorando en una trayectoria que no es lineal, sino que debe incrementarse progresivamente conforme vayamos alcanzando velocidad de crucero en el tiempo por venir, porque en el cambio climático llegamos tarde», ha insistido.
Ribera ha celebrado asimismo que «todos» los grupos parlamentarios han trabajado en la definición de la ley desde que el proyecto fue remitido el 19 de mayo de 2020 por el Consejo de Ministros a la Cámara Baja. Así, ha subrayado que el texto ha reforzado su ambición, gobernanza, participación y transparencia.
«Se ha visto enriquecido gracias a las contribuciones de las distintas formaciones políticas, gracias a las aportaciones de sectores sociales y económicos muy diferentes, gracias a la ciencia», ha manifestado.
Con el actual proyecto de ley considera que el país se podrá preparar para los impactos del cambio climático a prevenir sus causas mediante las herramientas de adaptación anticipación y resiliencia.
No obstante, ve «prioritario» asegurar que «todos» los recursos públicos y privados se destinen a aprovechar las oportunidades y a disminuir los costes asociados a los efectos climáticos ya presentes.
En esa línea, opina que la nueva ley permitirá modernizar la industria, hacerla competitiva, fortalecer el tejido social, atraer inversiones en las tecnologías del futuro, evitar riesgos financieros, generar empleo estable y facilitar una distribución equitativa de la riqueza en el proceso de descarbonización, guiado por criterios de justicia social y estrategias de transición justa.
Por eso, cree que el proyecto normativo es un «primer paso» para articular otras políticas y orientar la recuperación hacia un modelo de «prosperidad duradero y respetuoso con los límites del planeta».
Además, celebra que los objetivos fijados serán un «mínimo inquebrantable» porque se revisarán «siempre» al alza y ha incidido en que están «por encima» de lo acordado por la Unión Europea para España, al tiempo que están alineados con el Plan Nacional Integradode Energía y Clima (PNIEC).
La ministra ha precisado los distintos objetivos pactados en la ley aprobada por la Comisión parlamentaria están por encima de lo exigido. En concreto, ha dicho que en los sectores difusos –movilidad, usos térmicos en edificios, residuos o agricultura– España se compromete a reducir el 39 por ciento, que supone 13 puntos por encima del 26 por ciento fijado por la Unión Europea. En la penetración de renovables en el consumo final de energía para 2030, frente al 38-40 por ciento establecido por los Veintisiete el PNIEC ha fijado un 42 por ciento. En materia de eficiencia, Europa ve «necesario» aumentar entre el 36 y el 37 por ciento en 2030 mientras que el plan español contempla un objetivo del 39,5 por ciento.
En definitiva, ha expresado que esta ley es «buena para todos» para no dejar a nadie atrás, a ningún colectivo y ningún territorio y para proteger la competitividad de nuestro tejido industrial así como la biodiversidad.