Un informe de MSF evidencia que la cobertura sanitaria universal excluye a migrantes, refugiados y crisis humanitarias

Un nuevo informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha evidenciado los obstáculos a los que se enfrentan para recibir atención sanitaria quienes no pueden pagar, los migrantes y refugiados, y las poblaciones en crisis humanitarias, evidenciando que la cobertura sanitaria universal está «lejos de ser una realidad para los más vulnerables».

«La cobertura sanitaria hoy en día no está ni cerca de ser universal. Nuestros equipos son testigos a diario de las tragedias humanas que provoca la falta de acceso a la atención sanitaria», asegura la asesora de Políticas Sanitarias de MSF, la doctora Mit Philips.

La cobertura sanitaria universal, el compromiso de que para 2030 todo el mundo disponga de una atención sanitaria adecuada, sin que ello suponga un perjuicio económico, es uno de los temas clave en materia de salud de la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se celebra en Nueva York esta semana.

En este aspecto, Médicos Sin Fronteras (MSF) lamenta que los planes actuales de cobertura sanitaria universal «estén dejando atrás a las mismas personas que ya están más excluidas (quienes no pueden pagar, migrantes y refugiados y poblaciones en crisis o conflictos) del acceso a la atención sanitaria».

El informe Desaparecidos del objetivo de la cobertura sanitaria universal: dejando atrás a los más vulnerables pone de manifiesto las barreras de acceso a una atención asequible y oportuna a las que se enfrentan las personas en una veintena de países analizados.

Desde MSF inciden en que la forma en que los países elaboran y aplican los planes de cobertura sanitaria universal a menudo no tiene en cuenta las necesidades sanitarias de algunos de los grupos más vulnerables: quienes se ven obligados a renunciar a la atención sanitaria porque es inasequible, las personas migrantes y refugiadas y las poblaciones que viven en situaciones de crisis humanitarias.

Por este motivo, para avanzar en la cobertura sanitaria universal, es necesario adaptar los planteamientos actuales hacia resultados tangibles para las personas que ahora están excluidas del acceso a la atención sanitaria. «La cobertura sanitaria universal debe centrarse en medidas que ayuden a las personas más vulnerables, que no pueden permitirse esperar a que los planes teóricos den sus frutos», añade Philips.

Actualmente, el índice global de cobertura sanitaria universal es de 67 sobre 100 (para un objetivo 80 para 2030), siendo esta cifra de 42 sobre 100 en los países de ingresos bajos y 14 países están por debajo de 40, según datos de 2019.

En este contexto, el informe de MSF concluye que, con el ritmo actual, el objetivo de la cobertura sanitaria universal para 2030 no se logrará y que, de hecho, «se observan más diferencias y mayor carga para los pacientes y las comunidades».

«La importancia de la solidaridad internacional para mejorar la salud, más allá de la seguridad sanitaria y otros programas de transformación, es crítica. Sin un apoyo internacional coherente, la carga corre el riesgo de trasladarse a las comunidades y los individuos», señala el informe.

LAS POBLACIONES EXCLUIDAS DE LA COBERTURA SANITARIA UNIVERSAL

El informe asegura que la cobertura sanitaria universal no incluye a los países que no pueden pagar esta cobertura como, por ejemplo, Malí, Burundi, Sierra Leona, Sudán del Sur y Afganistán donde «la inasequibilidad de los gastos hace que la gente renuncie a la atención o la retrase» y «las iniciativas de asistencia sanitaria gratuita corren el riesgo de desaparecer».

En estos lugares, con demasiada frecuencia los medicamentos esenciales no están disponibles en los servicios públicos, lo que obliga a la gente a buscarlos en establecimientos privados con costes más elevados, o a prescindir por completo de ellos.

Otro hecho preocupante es la detención de pacientes que no pueden pagar las facturas hospitalarias, como en Burundi y Zimbabue. En Sudán del Sur, donde la asistencia depende casi por completo de los donantes, los recortes en la ayuda han llevado a los centros a imponer tarifas a los usuarios, llevando a una reducción del 50 por ciento en las consultas y facilidades de inmunización, en la salud sexual y reproductiva y la atención prenatal.

Asimismo, la cobertura sanitaria universal actualmente también excluye a las poblaciones en situaciones de crisis vinculadas a epidemias, conflictos y catástrofes naturales donde «las deficiencias de lo servicios sanitarios suelen agravarse y, para los grupos vulnerables se agravan de forma desproporcionada».

«En medio de la inseguridad, con pocas facilidades sanitarias y distantes entre sí, y sin ayuda internacional para prestar asistencia básica gratuita, la gente se enfrenta a menudo a renunciar a recibir asistencia. La continuidad del tratamiento es un reto específico en tiempos de crisis, sobre todo para las personas en tratamiento contra el VIH, la tuberculosis y las enfermedades no transmisibles», resalta el informe.

Por último, otro de los grupos poblacionales excluidos de esta cobertura son los inmigrantes y los refugiados ya que «las experiencias de MSF en países como Bélgica Italia, Polonia, Grecia, Líbano y Sudáfrica demuestran que los inmigrantes se enfrentan a importantes barreras a servicios esenciales y urgentes, en algunos casos incluso o cuando el entorno político lo prevé explícitamente».

«El acceso efectivo de los inmigrantes a una atención sanitaria asequible se ve frustrado por una serie de obstáculos administrativos y por procedimientos a menudo complejos. Son especialmente graves ejemplos de madres embarazadas y niños menores de cinco años excluidos de los servicios sanitarios, a menudomediante el uso de tarifas exorbitantes», apunta el informe.

Por ello, desde MSF inciden en que los planes nacionales para implantar la cobertura sanitaria universal «deben incluir medidaspara erradicar las diversas barreras de acceso a la atención sanitaria a todos los niveles, garantizando la atención gratuita y con un apoyo cultural y lingüístico adecuado».

RECOMENDACIONES DE MSF PARA ACABAR CON LAS DESIGUALDADES SANITARIAS

Ante esta situación y para que se logre la cobertura sanitaria universal sin excluir a ningún colectivo, el informe de MSF concluye con algunas recomendaciones para los Gobiernos y Organizaciones Internacionales.

En primer lugar, es necesario aumentar la atención sanitaria prestada para las personas más vulnerables como las que están en crisis, los migrantes o los refugiados. En segundo lugar, conceder un apoyo prioritario a las iniciativas que presten servicios sanitarios subvencionados en el marco de exenciones de pagos de los pacientes.

También recomiendan actualizar los planes sanitarios de cobertura sanitaria universal para que estos garanticen la inclusión sistemática, proactiva y efectiva de los refugiados y las poblaciones desplazadas solicitantes de asilo, personas indocumentadas y otros grupos marginados.

Asimismo, apuntan que la disponibilidad de financiación internacional adicional determinará la posibilidad de mejorar el acceso a los servicios sanitarios esenciales en un plazo razonable.

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