El PMI manufacturero de EEUU se contrajo en junio por segundo mes consecutivo por la debilidad de la demanda
A su vez, la caída de la demanda contribuye al «colapso casi total» de las presiones inflacionistas en el sector
La actividad manufacturera de Estados Unidos se contrajo en junio por segundo mes consecutivo al situarse en los 46,3 puntos desde los 48,4 anteriores, según el índice de gerentes de compras (PMI) manufacturero elaborado por S&P Global.
La agencia ha explicado que el dato profundiza en terreno negativo por la debilidad en la demanda, que ha hecho caer tanto la producción como el número de nuevos pedidos registrados.
De hecho, los encargos han retrocedido a la velocidad más elevada en tres años y la más alta en lo que va de 2023 por el agotamiento de la demanda fruto de la inflación y los tipos de interés. Por otra parte, la demanda externa ha seguido retrayéndose por decimotercer mes.
Además, también se redujo «notablemente» la adquisición de insumos para la fabricación, al igual que las expectativas futuras de producción.
No obstante, las empresas han ido tirando de pedidos no completados y el empleo continuó aumentando, ya que las empresas siguen reemplazando las bajas voluntarias y las vacantes de larga duración.
Del lado de los costes, los insumos se abarataron al mayor ritmo en tres años, lo cual, a su vez, ha derivado en que los precios de venta se moderasen al tratar las compañías de hacerse más competitivas y potenciar las compras de sus clientes.
En consecuencia, Chris Williamson, economista jefe en S&P Global Market Intelligence, ha destacado que esta dinámica contribuye al «colapso casi total de las presiones inflacionistas», pues los precios de los insumos están cayendo a ritmos no vistos desde 2009, exceptuando los primeros meses de confinamiento durante la pandemia.
«La salud del sector manufacturero estadounidense ha dado en junio un giro brusco hacia peor, elevando la preocupación por una posible recesión económica en la segunda mitad del año», ha afirmado Williamson para añadir que la caída en la demanda es «severa» y que el desplome en nuevos pedidos está entre los más pronunciados desde la crisis financiera.
«Las empresas informan de que los clientes están siendo cada vez más reticentes a gastar por el mayor coste de la vida, la subida de los tipos de interés, las preocupaciones por la economía y el trasvase del gasto hacia el sector servicios», ha explicado Williamson.
Este ha agregado que la reducción de inventario por parte de la industria, sus suministradores y los clientes se explica por el deseo de recortar gastos de almacenaje en anticipación a la escasa demanda.