La pandemia puede revertir la disminución del trabajo infantil en Latinoamérica, alerta la ONU
Con motivo del Día para la Eliminación del Trabajo Infantil, la OIT y UNICEF piden acceso universal a una educación gratuita
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han avisado este viernes de que la pandemia de COVID-19 puede revertir la disminución del trabajo infantil registrada entre 2016 y 2020 en América Latina y el Caribe, 2,3 millones de menores menos.
En un informe, la OIT y UNICEF han señalado que la pandemia «neutraliza» los esfuerzos de los países de la región en este sentido para cumplir la meta de eliminar el trabajo infantil para 2025, al tiempo que ha explicado que el «prolongado cierre de escuelas y el aumento de la pobreza entre las familias más vulnerables empujan a más niños y niñas de América Latina y el Caribe al trabajo infantil, después de años de reducción».
El número de niños y niñas en hogares con pocos ingresos aumentó como consecuencia de la pérdida de empleo e ingresos de las familias, y estas pueden recurrir al trabajo infantil como mecanismo de supervivencia. Según la OIT y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta práctica podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentuales, es decir, entre 100.000 y 326.000 niños más.
De acuerdo con los datos de ambas agencias de Naciones Unidas, unos 8,2 millones de niños de entre 5 y 17 años trabajan en América Latina y el Caribe. La mayoría de estos niños son adolescentes varones y el 33 por ciento son niñas.
El trabajo infantil está presente tanto en las zonas rurales como en las urbanas, y el 48,7 por ciento se encuentra en el sector agrícola. Algo menos del 50 por ciento de los que participan en el trabajo infantil lo hacen en el trabajo familiar.
Además, más del 50 por ciento de los niños realizan trabajos peligrosos para su «salud, educación y bienestar». «El trabajo infantil es una triste realidad para demasiados niños en esta región», han lamentado.
«La combinación de la pérdida de empleo, el aumento de la pobreza y el cierre de escuelas es una tormenta perfecta para la proliferación del trabajo infantil», ha incidido el director regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinicius Pinheiro.
«Abandonar la escuela y entrar prematuramente en el mercado laboral reduce las posibilidades de conseguir mejores empleos en el futuro, perpetuando la trampa de la pobreza», ha agregado.
No obstante, Pinheiro ha reconocido que «es cierto que ha habido avances en las últimas dos décadas en la región», pero «las cifras siguen siendo demasiado altas, y la crisis social y económica provocada por la pandemia podría causar un retroceso dramático si no se actúa pronto».
A su juicio, «el diálogo social y la cooperación internacional son esenciales para una respuesta que incluya medidas de protección social, más y mejor educación, fortalecimiento de la inspección laboral y trabajo decente para los padres».
Mientras, la directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Jean Gough, ha recordado que América Latina y el Caribe «esperaba ser la primera región del mundo en erradicar el trabajo infantil para 2025».
Sin embargo, «la pandemia ha hecho que este objetivo sea cada vez más difícil de alcanzar», ha añadido, antes de subrayar que «es probable que más niños de toda la región caigan en el trabajo infantil en los próximos meses, a menos que las familias reciban ayuda rápidamente».
En este contexto, y con motivo del Día Mundial para la Eliminación del Trabajo Infantil, que se celebra este sábado, la OIT y UNICEF han pedido a los gobiernos aumentar el gasto en servicios públicos, como la protección social, el acceso universal a una educación gratuita y de buena calidad y que se reabran las escuelas de forma segura.
Asimismo, han reclamado trabajo decente para los adultos y los jóvenes en edad legal de trabajar, que se vuelva a prestar atención al trabajo infantil en la agricultura, que se promulguen leyes que protejan mejor a los niños y que se apliquen eficazmente y, por último, que se establezcan sistemas integrales de protección de la infancia allí donde no existan.