Zelenski pide transformar el territorio afectado por el accidente de Chernóbil en una zona de «renacimiento»
Lukashenko lamenta que la «catástrofe» cambió «el destino de millones de personas»
Guterres llama a no olvidar el «sufrimiento» de los afectados por el accidente
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha pedido este lunes transformar el territorio afectado por el accidente de Chernóbil en una zona de «renacimiento», subrayando que su Ejecutivo busca ese «objetivo».
En un discurso pronunciado desde la central nuclear con motivo de la conmemoración del 35º aniversario del accidente, Zelenski ha llamado también a «colocar en la historia de Chernóbil el contenido científico y educativo y motivar a la Humanidad».
«De hecho, nuestra tarea es hacer todo por fortalecer la confianza, fortalecer la seguridad, evitar y no repetir tales catástrofes en el futuro», ha agregado, según ha recogido la agencia de noticias ucraniana, Ukrinform.
En este contexto, ha señalado que se «alegra» de que Ucrania no estuviera sola «en este camino y tuviera un amplio apoyo de sus socios internacionales».
Además, ha recordado que el 26 de abril de 1986 fue el día que cambió la vida de «muchas personas para siempre». «Para algunos, Chernóbil es una vergüenza y un intento de ocultar la verdad, para algunos es coraje, una hazaña para superar las consecuencias y, para todos nosotros, Chernóbil no es tan terrible», ha continuado.
Asimismo, ha recordado que más de 600.000 personas participaron en paliar las consecuencias de la «tragedia». «Es nuestro deber común preservar la memoria de cada uno de ellos y agradecer incondicionalmente a cada uno de ellos», ha concluido.
Por su parte, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha lamentado que la «catástrofe» de Chernóbil cambió «el destino de millones de personas», pero ha considerado que «unió a los bielorrusos» en su «deseo» de salvar las regiones afectadas.
En un acto para conmemorar el 35º aniversario del accidente, Lukashenko ha recordado que el accidente se convirtió en un «desastre ecológico, económico, social y nacional» para el pueblo de Bielorrusia.
Más de un tercio de la lluvia radiactiva cayó en casi una cuarta parte del territorio del país, según ha explicado, destacando que esto representa «casi una cuarta parte de las reservas forestales de Bielorrusia», «más de cien depósitos de materias primas y minerales» o «265.000 hectáreas de tierras fértiles».
«Una expresión aterradora, la Zona de exclusión , llegó a nuestras vidas», ha continuado. «En un instante nos enteramos de que no se nos permitía cultivar esas tierras y cosechar (…) no se nos permitía recolectar bayas y hongos porque eran peligrosos, no se nos permitía nadar en esos ríos e ir a pescar, era peligroso vivir en esos pueblos», ha agregado, según ha recogido la agencia de noticias bielorrusa, Belta.
Subrayando que la «catástrofe» tuvo un «fuerte impacto» en su destino también, ha señalado que «lo más difícil» para él fue «tomar la decisión de que no abandonáramos estos territorios». «Como persona y como presidente, estaba haciendo todo lo posible para convencerlos de que no podemos renunciar a estas hermosas tierras», ha dicho y, en su opinión, el tiempo ha demostrado que la decisión era «acertada».
Así, ha prometido «hacer todo lo posible» para restaurar las áreas pobladas afectadas por Chernóbil, como por ejemplo la localidad de Bragin, ya que es «fundamental» continuar con el desarrollo de estos territorios. «La gente vivirá aquí y vivirá bien. Haremos todo lo posible para ello», ha insistido.
EL «SUFRIMIENTO» DE LOS AFECTADOS
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha llamado a no olvidar el «sufrimiento» de los afectados por el accidente, antes de destacar que el 35º aniversario constituye una «ocasión» para reconocer los esfuerzos de Bielorrusia, Rusia y Ucrania para la «recuperación» de la zona y el «trabajo de los científicos» para proporcionar análisis para la «planificación de emergencias» y la «reducción de riesgos».
Además, ha destacado que los esfuerzos puestos en marcha por Naciones Unidas, en coordinación con organizaciones de la sociedad civil, aliados internacionales y donantes, han tenido «éxito» y ha mencionado que los pequeños y medianos negocios que operan en las zonas directamente afectadas por el desastre se han elevado de 2.000 en 2002 a los 37.000 que operan actualmente.
«El desastre no conoce fronteras», ha agregado en un comunicado, subrayando que, en coordinación, se puede trabajar para «prevenirlos y contenerlos», «apoyar a aquellos que necesitan ayuda» y «construir una recuperación fuerte».