Vox quiere que el Gobierno potencie el uso del español en la UE a la luz de su peso en el mundo
Argumenta que la salida de Reino Unido deja como angloparlantes solo a Irlanda y Malta, con menor peso demográfico
Vox quiere que el Gobierno potencie tanto el reconocimiento como el uso efectivo del español como lengua de trabajo en las instituciones de la UE y que se emplee también como «lengua vehicular de comunicación» entre el bloque y otras organizaciones internacionales dado el creciente peso que tiene a nivel mundial.
Para ello, los de Santiago Abascal han presentado una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados para su debate en la Comisión Mixta para la Unión Europea a la que ha tenido acceso Europa Press.
En ella, Vox sostiene que «la UE tiene el multilingüismo como uno de sus principios fundadores» entendido este «como la paridad jurídica de las lenguas de todos los estados miembro» lo que pasa entre otras cosas por «comunicar con los ciudadanos en su propia lengua, proteger la rica diversidad lingüística de Europa» y «fomentar el aprendizaje de lenguas» en el bloque.
Como resultado de las consecutivas ampliaciones, en la actualidad hay 24 lenguas oficiales reconocidas en la UE pero estas no coinciden con las lenguas de trabajo, esgrimen en su argumentación, subrayando que «en la práctica los textos se redactan simplemente en una lengua oficial y después se traducen a las demás».
«En la UE las lenguas oficiales y de trabajo se determinan por criterios políticos (esto es, por decisión del Estado miembro en el momento de su adhesión) y no por criterios cuantitativos (o sea, número de habitantes que hablan esa lengua», inciden los diputados de Vox.
PROBLEMAS A RAÍZ DE LAS ÚLTIMAS AMPLIACIONES
A raíz de la última gran ampliación hacia el este entre 2004 y 2007, el número de lenguas oficiales y de trabajo se multiplicó por dos, por lo que se tuvieron que ir adoptando medidas concretas que han llevado a que «solo se traducen a todas las lenguas los denominados documentos esenciales » y «se traduce siempre a partir del inglés o del francés, que hacen de lenguas bisagra o puente cuando el documento está en otra lengua original», explican.
Además, en lo que se refiere a la interpretación, cada lengua recibe una dotación presupuestaria y son los estados miembro los que tienen que sufragar la diferencia si gastan de más.
Por otra parte, en 2005 la Comisión Europea implantó un «régimen trilingüe para la interpretación en las ruedas de prensa de comisarios y portavoces», eligiendo el inglés, el francés y el alemán, consideradas como «lenguas de procedimiento» ya que eran las usadas en las reuniones de comisarios pero «sin base jurídica» para hacerlo.
Las críticas y quejas, e incluso presiones por parte de España, llevaron a que se ampliara a siete lenguas fijas, sumando a las tres anteriores el italiano, el español, el polaco y el neerlandés, pero ese mismo año se sumó un problema adicional, la reducción en el número de traductores por parte de la Comisión Europea, lo que dejó a España con 67 mientras que Malta se quedó con 60.
PÉRDIDA GRADUAL DE IMPORTANCIA DEL ESPAÑOL
Según Vox, en este contexto «el español ha ido perdiendo su peso e importancia de manera gradual en las instituciones de la UE» lo que se traduce por ejemplo en que «el español, como lengua original de redacción, es prácticamente inexistente.
El resultado es que el español ha pasado a ser «esencialmente una lengua traducida» lo cual impide «una impronta cultural en las instituciones» y hace que presente «una mayor inestabilidad léxica y terminológica que la lengua original».
Esto contrasta, según resaltan los de Abascal, con el hecho de que el español es actualmente «una lengua en expasión en buena parte del mundo» y que está «ganando importancia en prácticamente todas las regiones». No en vano, inciden, es la segunda lengua manterna del mundo, solo por detrás del chino mandarín, y es lengua oficial en 21 países, además de la segunda más hablada en Estados Unidos.
Además, en el caso de la ONU, el español es una de las seis lenguas de trabajo de los órganos políticos junto con el árabe, el chino, el francés, el inglés y el ruso.
POTENCIAR EL ESPAÑOL TRAS LA MARCHA DE REINO UNIDO
Por todo ello, Vox considera que España debería «desarrollar una política de potenciación del español en Europa» y que esto debería ser una «prioridad absoluta de la política europea», teniendo en cuenta además que la salida de Reino Unido de la UE ha dejado como únicos países angloparlantes a Irlanda y Malta, «con una densidad demográfica irrisoria frente a España».
«No se entiende que el inglés siga siendo utilizado como una lengua de redacción o trabajo en las instituciones de la UE y no se esté teniendo en consideración a tales efectos el español máxime si se atiende a su importancia en el mundo», reivindican desde Vox en su proposición no de ley.
En este sentido, lamenta la tendencia en el seno de la UE de «pasar del principio teórico del multilingüismo a un claro oligolingüismo, oscilando entre modelos de trilingüismo de procedimiento (inglés, francés, alemán), de bilingüismo (inglés, francés) y de monolingüismo en inglés».
Así pues, Vox quiere que desde el Congreso se inste al Gobierno a «potenciar en el seno de la UE el reconocimiento y uso efectivo del español como lengua de trabajo en todas las instituciones así como su implementación como lengua vehicular de comunicación entre la UE y las demás organizaciones y organismos internacionales».