Vara, «absolutamente convencido» de que Valdecañas no se tirará porque tendría consecuencias ambientales «inaceptables»
AZUAGA (BADAJOZ), 25
El presidente de la Junta y candidato del PSOE a la reelección, Guillermo Fernández Vara, se ha mostrado de nuevo «absolutamente convencido» de que no se producirá el derribo del complejo turístico Marina Isla de Valdecañas, porque su situación «está regularizada por la ley que se aprobó en el parlamento extremeño», y porque conllevaría unas consecuencias medioambientales «inaceptables».
Así se ha pronunciado Vara, a preguntas de los medios de comunicación en Azuaga, después de conocerse que el Tribunal Supremo no ha admitido a trámite el recurso planteado por la Junta de Extremadura para impedir la demolición del complejo ni tampoco el de las dos promotoras, Marina Isla Valdecañas, S.A. y Golf Valdecañas, S.L..
«La situación de Valdecañas está regularizada por la ley que se aprobó en el parlamento extremeño», ha señalado el presidente extremeño, en alusión a la propuesta de ley presentada por el PSOE, y rechazada por la oposición, que declara 55 espacios de forma expresa como Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA).
Una ley con la que, según Vara, «hay una imposibilidad de demolición, una imposibilidad legal», puesto que «ha regularizado esa situación», ha insistido, sobre una cuestión que tiene aún pendiente el pronunciamiento del Tribunal Constitucional, que ha admitido los recursos presentados por la Junta y los propietarios del complejo contra la decisión del Supremo.
«En paralelo a todo eso», ha añadido, «ha ocurrido un hecho que ha sido un proceso legislativo que ha terminado con la aprobación de una ley, aprobada por el Parlamento de Extremadura y que ha resuelto la situación», ha remarcado el presidente extremeño, que añade que esta «solución legal, legislativa», tiene «plena vigencia».
Finalmente, preguntado si cree que no se procederá a la demolición, ha respondido que está «absolutamente convencido de hace muchísimo tiempo», entre otras razones, ha argumentado porque el derribo llevaría consigo «unas consecuencias medioambientales que son inaceptables».