Uno de cada tres europeos vota ya a un partido antisistema, principalmente de extrema-derecha, según un estudio

En los años 1990 solo el 12% de los votantes se decantaba por partidos populistas, de extrema-derecha o de extrema-izquierda

Uno de cada tres votantes en Europa se decanta por partidos antisistema, lo que incluye tanto a populistas, como la extrema-derecha y extrema-izquierda, según el recuento realizado por el proyecto The PopuList, que tiene contabilizados a cientos de estas formaciones en el continente desde el año 1989.

Estos partidos han pasado de ser la opción elegida para el 12% del electorado a principios de los años 1990 a situarse en torno al 20% en el arranque del siglo XXI y alcanzar el 32% durante 2022, según este estudio, elaborado por un centenar de académicos en un total de 31 países europeos y adelantado por The Guardian .

Los autores destacan que en estos 30 años –se incluyen datos electorales hasta el 31 de diciembre de 2022, por lo que las elecciones del 23 de julio en España no están incluidas– han aumentado en particular los partidos que combinan la ideología de extrema-izquierda o extrema-derecha con el populismo.

Entre estas últimas formaciones se incluye por ejemplo a Vox; Hermanos de Italia, de la primera ministra, Giorgia Meloni; Agrupación Nacional, que lidera Marine Le Pen; Alternativa para Alemania (AfD); el Fidesz de Viktor Orban en Hungría; y el gobernante Ley y Justicia (PiS) de Polonia.

En cuanto a los partidos populistas de extrema-izquierda, figuran Unidas Podemos; la Francia Insumisa de Jean-Luc Melénchon; los alemanes de La Izquierda y los griegos de SYRIZA, entre otros.

Por contra, el apoyo para los partidos de extrema-izquierda tradicionales ha declinado, mientras que el de los de extrema-derecha se mantiene, tras un ligero repunte a principios de los 2000. En cuanto a los partidos populistas que no se inclinan de uno u otro lado, su respaldo también se ha mantenido relativamente estable.

CIFRAS EN AUMENTO

«Existe fluctuación per la tendencia que subyace es que las cifras siguen aumentando», destaca en declaraciones a The Guardian el experto en ciencias políticas de la Universidad de Amsterdam Matthijs Rooduij, que ha dirigido el estudio.

«Los partidos convencionales de masas están perdiendo votos, los partidos antisistema están ganando», resume, advirtiendo de que «eso importa porque muchos estudios demuestran ahora que cuando los populistas logran el poder, o influencia sobre el mismo, la calidad de la democracia liberal declina».

Los factores que han llevado a esta tendencia son muchos. «En particular, los partidos de extrema derecha han ampliado realmente su base de votantes y están forjando coaliciones de votantes con preocupaciones muy diferentes», subraya en declaraciones a The Guardian otra de las autoras del estudio, Daphne Halikiopoulou, de la Universidad de York.

Aunque la inmigración, «su gran tema», sigue estando ahí, «las preocupaciones culturales ahora suponen solo una pequeña parte de su electorado, han ido mucho más allá de ese núcleo, capitalizando todo un abanico de inseguridades de los votantes», añade, subrayando que lo que están haciendo es diversificarse.

Por ello, «personas que nunca esperarías que votaran a la extrema derecha» lo están haciendo, como «mujeres mayores, votantes urbanos o la clase media educada», destaca esta experta. «Están dispuestos a intercambiar la democracia por algo para decir: Sé que este líder es autoritario pero al menos traerá estabilidad económica».

LOS PARTIDOS TRADICIONALES, TAMBIÉN RESPONSABLES

En opinión de Andrea Pirro, experto en política comparada de la Universidad de Bolonia, los grandes partidos tradicionales de centro-derecha y centro-izquierda también tienen parte de la culpa de este tipo de formaciones antisistema por su «progresivo desinterés por las demandas de la sociedad»

Según comenta al citado diario británico, está calando la idea de que «estos partidos se han convertido esencialmente en organizaciones de búsqueda de empleo, que no responden a las preocupaciones de los ciudadanos y que por tanto a menudo son responsabilizados de sus problemas».

«Los partidos antisistema se presentan a sí mismos como la respuesta y los votantes cada vez están más dispuestos a dar a las alternativas aún sin probar una oportunidad», destaca este experto, que también es uno de los autores.

Para su inclusión en PopuList, se ha tenido en cuenta, además de la ideología, que los partidos hayan conseguido al menos un escaño o el 2% de los votos en elecciones parlamentarias desde 1989. En concreto, se ha contabilizado a 165 partidos populistas, 112 de extrema-derecha y 61 como extrema-izquierda. De estos, actualmente hay 91 con representación parlamentaria.

DEFINICIÓN

Por partidos populistas entienden aquellos que respaldan la idea de que la sociedad se dividen en dos grupos antagónicos, los puros versus la elite corrupta y que esgrimen que la política debería ser la expresión de la voluntad general, según explican en PopuList.

En cuanto a los de extrema-izquierda son aquellos que «rechazan la estructura económica subyacente del capitalismo contemporáneo y abogan por estructuras de poder y económicas alternativas». Además, consideran que la desigualdad económica es la base de la organización política y social y reclaman una gran redistribución de recursos de las elites políticas existentes.

Por último, como partidos de extrema-derecha identifican a aquellos que son nativistas –creen que los países deberían estar habitados solo por el grupo nativo– y autoritarios –«en una sociedad ordenada las infracciones de autoridad deben ser castigadas severamente»–.

PARTIDOS EN EL LÍMITE

Asimismo, los académicos que han elaborado el estudio han identificado lo que denominan partidos borderline (en el límite en inglés), es decir, aquellos en los que no ha habido coincidencia a la hora de clasificarlos en alguna de las otras tres categorías, en algunos casos porque dentro de ellos hay corrientes divergentes, y por tanto están en la frontera de ser plenamente populistas o de alguno de los dos extremos.

También han podido constatar y reflejar en su listado que algunos partidos han cambiado de ideología. Así, algunos han comenzado como partidos de masas (mainstream) y han terminado por convertirse en populistas con el tiempo, mientras que otros comenzaron como formaciones de extrema-derecha y se han ido moderando.

Dentro del primer ejemplo se incluye al húngaro Fidesz, al polaco Ley y Justicia y al Partido Democrático Esloveno (SDS) del ex primer ministro Janez Jansa. Entre los segundos se cita el caso de la Unión Democrática Croata (HDZ) del primer ministro, Andrej Plenkovic.

Además, en varios países varios partidos se han adoptado cada vez más una postura nativista, si bien esta no constituye el elemento central de su ideología, lo que ha llevado a no incluirlos en el listado.

Aquí, citan en concreto al Partido del Pueblo Austríaco (OVP), del actual canciller Karl Nehammer, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) en Países Bajos, y a Los Republicanos, el partido conservador heredero de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.

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