Uno de cada cinco pacientes con diagnóstico clínico de epilepsia no controlada realmente no la padece
Un 20 por ciento de los pacientes remitidos a monitorización en una unidad de epilepsia porque no se consiguen controlar las crisis realmente no padecen epilepsia o tienen un tipo de epilepsia diferente de la sospechada inicialmente, según ha informado el coordinador del grupo de epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Juan José Poza, en el Annual Review of Congresses on Epilepsy , organizado por Jazz Pharmaceuticals y Luzan.
Asimismo, durante el encuentro se ha destacado la importancia de disponer de nuevos fármacos que permitan reducir las crisis en este grupo de pacientes, especialmente las más incapacitantes, ya que van surgiendo datos que indican que las crisis pueden tener un efecto nocivo para el cerebro.
«La aparición de nuevos fármacos dirigidos a nichos concretos, como son las epilepsias farmacorresistentes o las encefalopatías epilépticas, demostrando altas tasas de eficacia y mejoría en aspectos asociados a la epilepsia que no son las crisis, como los trastornos cognitivos o conductuales, es clave», ha añadido.
En concreto, el experto ha destacado los fármacos como Epidyolex (cannabidiol altamente purificado), que muestran un buen perfil de eficacia y seguridad en estas formas tan dramáticas de epilepsia y que suponen una posibilidad de mejorar la calidad de vida de estos pacientes y sus familias, reduciendo la cantidad de crisis, sobre todo las más incapacitantes, o bien reduciendo su duración o la necesidad de acudir a servicios de urgencias de forma repetida por las crisis.
Por otro lado, bien por la reducción de la actividad epiléptica, bien por un efecto coadyuvante del fármaco, o por ambos motivos, mejoran la cognición y los trastornos de comportamiento en algunos pacientes, lo que también tiene gran relevancia en la convivencia con ellos. Además, es un fármaco en general bien tolerado, lo que facilita su manejo y la adherencia al tratamiento.
Pero pese a la existencia de estos tratamientos, el experto recuerda que también hay que poner el foco en reducir la bolsa de pacientes con farmacorresistencia. «Los avances terapéuticos en los últimos años, con el advenimiento de nuevos fármacos, han conseguido mejorar el perfil de seguridad, disminuir las interacciones farmacológicas y aumentar la comodidad y adherencia al tratamiento, pero no reducir el porcentaje de pacientes farmacorresistentes, aunque es esperanzador ver que los nuevos fármacos van dirigidos a reducir estas cifras de farmacorresistencia y, paralelamente, el desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas más localizadas y menos agresivas que también puede colaborar en este fin», ha recalcado.
En cuanto al aspecto diagnóstico, Poza ha destacado la importancia de la monitorización video-EEG en todos los pacientes con esta enfermedad que lo precisen. «Aún hoy es una técnica de difícil acceso en muchos ámbitos, a pesar de ser una herramienta fundamental para el diagnóstico, y debe desligarse del uso solo en pacientes candidatos a cirugía, porque es también necesaria para otros pacientes fuera de esta situación. Es fundamental lograr que, en la inmensa mayoría de los pacientes, se disponga de una prueba que confirme el diagnóstico», ha detallado.
Asimismo, el experto ha hecho referencia al avance en el conocimiento de las bases genéticas de diferentes síndromes epilépticos, a la vez que se están definiendo mejor los cuadros clínicos asociados a las diferentes mutaciones y genes implicados. «El 70 por ciento de los pacientes se controlan adecuadamente con medicación, una medicación que, en la mayoría de los casos, es bien tolerada, por lo que, en consecuencia, los pacientes pueden integrarse perfectamente en la sociedad y realizar una vida normal, con algunas precauciones por su enfermedad, pero no supone una limitación importante», ha zanjado.