UNICEF denuncia que 300.000 residentes de Beirut siguen sin acceso pleno al agua desde la explosión
La agencia de la ONU estima que el suministro de agua sigue inhabilitado en un centenar de edificios de la ciudad
Unas 300.000 residentes en Beirut siguen sufriendo la falta de acceso a servicios básicos de agua potable y saneamiento tres semanas de la enorme explosión que azotó la capital de Líbano, según ha denunciado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Si bien la gran detonación del almacén de nitrato de amonio no dañó en exceso la infraestructura de agua, sí que ha terminado agravando una situación ya precaria en términos de acceso a agua potable y saneamiento en el área metropolitana de Beirut, donde un número importante de depósitos de agua y sistemas de tuberías resultaron dañados.
De hecho, UNICEF estima que 130 edificios en la zona afectada han quedado totalmente desconectados de la red hídrica principal y los sistemas de agua de más de 500 edificios habitados han sufrido daños.
«A medida que siguen apareciendo nuevos casos de COVID-19, es más importante que nunca garantizar que los niños y las familias, cuyas vidas han dado un vuelco a causa de la explosión, tengan acceso a agua potable y a servicios de saneamiento», ha dicho la representante de UNICEF en Líbano, Yukie Mokuo.
«De lo contrario, el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, así como la COVID-19, puede dispararse», ha añadido la trabajadora humanitaria.
Otro problema añadido es que muchos hogares en los vecindarios afectados, que solían comprar agua -embotellada o transportada en camiones-, se enfrentan a las altas temperaturas del verano y a un posible aumento del precio del agua por el crecimiento de la demanda.
MÁS DE 100.000 NIÑOS EN PELIGRO
Según UNICEF, la situación es particularmente crítica para las 300.000 personas, entre ellas 100.000 niños, cuyas casas resultaron dañadas o destruidas.
Para paliar las necesidades más inmediatas, UNICEF y sus aliados han ayudado al Sistema de Agua del Monte Líbano BML en la evaluación de los daños en la red pública de agua y apoyando en las reparaciones y reaperturas.
Asimismo, UNICEF y sus aliados han vuelto a conectar más de 100 edificios al sistema público de agua e instalado 570 depósitos en hogares dañados. Se estima que hace falta reemplazar unos 3.300.
Además, UNICEF ha proporcionado agua a las personas encargadas de dar una primera respuesta y ha distribuido más de 4.340 kits de higiene y 620 kits para bebés a las familias afectadas, y ha asegurado el transporte de agua en camiones a 20 hogares y tres centros de la Cruz Roja Libanesa.
EN MITAD DE LA PANDEMIA
El Fondo de la ONU subraya que la situación es especialmente crítica en el contexto de la pandemia de COVID-19, ya que el lavado de manos frecuente con agua y jabón es el método de prevención clave.
«Una de nuestras prioridades inmediatas ha sido asegurar que los niños y las familias afectadas, así como quienes han dado respuesta en primera línea, tuvieran acceso a agua potable», ha explicado Yukie Mokuo.
A ello hay que añadir la crítica situación económica del país. Desde el pasado mes de septiembre, los precios de artículos básicos como la comida y la vivienda han aumentado en un 169 por ciento, reduciendo drásticamente el poder adquisitivo de las familias y obligando a tomar decisiones difíciles entre los elementos esenciales de la vida.
«Trabajando con las autoridades y con nuestros aliados, hemos podido llegar a más de 6.650 niños y familias, pero queda mucho que hacer y cada minuto cuenta», ha añadido.