Unas 200 mujeres exigen en Santander el fin de la desigualdad: «La calle es nuestra»
El acto central del 8M en Cantabria pone de manifiesto la «paralización o retroceso» en el avance de los derechos de las mujeres
Cerca de 200 mujeres se han concentrado esta tarde en la Plaza del Ayuntamiento de Santander con motivo del 8 de Marzo para exigir el fin de la desigualdad y la discriminación, agravadas por la pandemia del coronavirus, que está siendo «mucho más dura» para las mujeres al haberse «paralizado y retrocedido» incluso el avance en sus derechos.
Y «si el avance de nuestros derechos se paraliza, es retroceso», han advertido durante el acto, convocado por la Comisión 8 de Marzo y desarrollado con aforo limitado en un recinto vallado, en el que las participantes han coreado distintas consignas, como «juntas y unidas somos más fuertes» o «la calle es nuestra».
«Hoy salimos a la calle sabiendo que no estamos solas, que millones de mujeres en el mundo lo hacen igualmente, reivindicando la vida y la dignidad de otras que no pueden hacerlo, de mujeres y niñas a las que la cultura machista y patriarcal les privará de derechos desde la cuna hasta la muerte» y «solo por el hecho de ser mujeres», reza el manifiesto que han leído portavoces de la plataforma organizadora, en el espacio perimetrado en la plaza consistorial en torno al cual se agrupado otras personas durante el acto.
La cita se ha celebrado desde las seis y media y durante una hora, y aunque el aforo máximo inicial se fijó en 300 personas la intención era no superar las 200, como al final ha sucedido. Además, se exigía invitación previa, para garantizar así el cumplimiento de las medidas sanitarias por el Covid, como la distancia de seguridad -estaba marcado en el suelo el lugar que debía ocupar cada persona- y la mascarilla obligatoria, casi todas moradas, en una jornada en el que este color también predominaba en otros elementos, como chalecos, pañuelos, bufandas, paraguas o carteles, todos individuales.
En los mismos podían leerse diferentes mensajes: No son muertas, son asesinadas , Sin educación no hay solución o Ni calladas ni ausentes, feministas siempre . También, al ritmo de distintos instrumentos, se han coreado varias consignas, como «obreras y estudiantes, unidas y adelante», «si tocan a una, nos tocan a todas», «con o sin ropa, mi cuerpo no se toca», o «fuera machistas de las instituciones», y han hecho «una sentada por las asesinadas».
RETROCESO DE DERECHOS
El momento central de este evento por el Día Internacional de la Mujer, marcado y adecuado a la pandemia y que se ha desarrollado sin incidentes, ha sido la lectura del manifiesto, que ha incidido en los «momentos difíciles» que se están viviendo por la crisis sanitaria, que si bien afecta «a toda la humanidad» está siendo «mucho más dura para las mujeres».
«Estamos viendo cómo se han paralizado y retrocedido los avances de nuestros derechos», ha advertido la Comisión 8 de Marzo. Y «si el avance de nuestros derechos se paraliza, es retroceso», ha alertado durante el acto, en el que han participado y ha sido seguido por personas de diferentes edades.
En ese sentido, la organización convocante ha denunciado que con el Covid-19 ha crecido el paro femenino, con el «agravante» de la desigualdad en el empleo, al tiempo que ha aumentado el trabajo no remunerado -en cuidados a niños y mayores- y de la violencia de género «en todas sus manifestaciones», además del incremento de la pobreza entre las mujeres en un 60%.
LAS DESIGUALADES, EJE DE LOS PLANES DE RECUPERACIÓN POST-COVID
Por eso, este colectivo reivindica que uno de los ejes en el que se basen los planes de reconstrucción post-Covid esté centrado en las desigualdades que padecen las mujeres, sumándose así a lo que la Agenda 2030 define, en uno de sus objetivos -sobre igualdad de género-, como un derecho fundamental.
En este sentido, la Comisión 8 de Marzo pide que la respuesta autonómica y estatal a las actuaciones de recuperación tras la pandemia contemplen transformaciones de las desigualdades en el trabajo y las pensiones de las mujeres, relacionadas con la brecha salarial y digital de género o el trabajo remunerado y el que no lo está.
También reivindican que los planes socioeconómicos se diseñen «con perspectiva de género», o la inclusión de las ONG de mujeres en la toma de decisiones y respuestas al Covid.
Además, demandan como «prioritario» que la pandemia y sus respuestas sirvan para adoptar medidas y acciones que «compensen» las desigualdades «tradicionales» y aquellas que han ido en aumento.
Y para poner fin a todas las discriminaciones exigen la erradicación de todas las formas de violencia de género -en especial las que sufren mujeres mayores-, la protección social y estímulos económicos a adultas y niñas, reparto del trabajo no remunerado, o que los datos y mecanismos de coordinación tengan perspectiva de género, es decir, que haya estadísticas segregadas por sexos, por ejemplo.
De igual modo, reclaman leyes y políticas para garantizar la igualdad de género en todos los niveles, y liderazgo femenino en la toma de decisiones de respuestas al Covid.
SER MUJER, PRINCIPAL CAUSA DE POBREZA
Y además de gritar «basta ya» a extremos como agresiones, humillaciones, marginaciones, exclusiones, violencias machistas, trata y prostitución o discriminación, han denunciado que «ser mujer es la principal causa de pobreza».
Por ello, han reivindicado que la defensa de su vida se sitúe «en el centro» de la economía y las políticas, y exigen mejoras en la educación, salud, prestaciones económicas y «plena igualdad de derechos y condiciones de vida».
«Seguiremos hasta conseguir el mundo que queremos para todas y todos, sin rendirnos, sin callarnos», ha advertido para concluir.