Una tesis desmiente que la consanguinidad provocará algunas enfermedades entre los miembros de la realeza ibérica
Las relaciones de parentesco entre los matrimonios reales de las monarquías ibéricas no son la causa principal de sus enfermedades, según una tesis doctoral que señala que, «salvo en el caso de Carlos II, no tienen causa directa demostrable», el tópico sobre la consanguinidad y las patologías regias asociadas al final de las dinastías con los cruces familiares de su árbol genealógico no es cierto.
Para la tesis, defendida en la Universidad Complutense de Madrid por la doctora Teresa Perucho, genetista de la Clínica Universidad de Navarra, se ha analizado los datos disponibles de 143 reinas y reyes de Asturias, Aragón, Navarra, Portugal, Castilla y España desde Pelayo (en el año 711) hasta la actualidad con Felipe VI.
Así ha concluido que, «atendiendo a lo que sabemos sobre la longevidad, la fertilidad y la historia clínica de los portadores de la corona, podemos decir, contra el tópico instaurado en la opinión pública, que la consanguinidad no es la causa de todos los males de los monarcas».
Aunque los genetistas son conscientes de que muchas enfermedades recesivas son consecuencia de matrimonios consanguíneos, la tesis destaca que las patologías regias más comunes como la gota, la litiasis renal, las enfermedades infecciosas, como la sífilis o la tuberculosis, o la depresión, «estaban más asociadas con la calidad y el estilo de vida cortesano que con razones genéticas heredadas».
Entre otras cuestiones, el estudio subraya que la Princesa Leonor «será la primera reina de España sin consanguinidad desde Enrique II de Castilla (1332-1379), que fue hijo ilegítimo de Alfonso XI de Castilla (1311-1350) y Leonor de Guzmán.
Como remarca la tesis, «el único matrimonio real de todos los Austrias y Borbones en el que no hubo consanguinidad -antes de Felipe VI y la Reina Letizia-, fue el de Alfonso XIII (1886-1941) y Victoria de Battenberg, y fueron ellos, precisamente, los que introdujeron la hemofilia en la monarquía española, «una patología que no tiene que ver con la consanguinidad, sino con la mutación de un factor de coagulación localizado en el cromosoma X».
Perucho considera que la tesis avala «la importancia de la Genética Clínica para conocer nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro, de ahí la trascendencia para la salud pública de su aprobación como especialidad sanitaria».
Actualmente, España es el único país de Europa donde la Genética no forma parte del elenco de especialidades oficiales, aunque la Comisión de Recursos Humanos del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó su puesta en marcha en diciembre de 2024 por dos vías: Genética Médica (a la que se accederá desde Medicina) y Genética de Laboratorio (desde Biología, Medicina, Farmacia y Química).
En su opinión, «esta especialidad servirá para frenar la odisea diagnóstica a la que se enfrentan muchos pacientes en nuestro país, especialmente aquellos que afrontan el pronóstico de una enfermedad rara».