Una subida de tipos de entre un 2% y un 3% aumentaría la carga financiera de empresas en hasta el 5,6%
Una subida de los tipos de interés de entre 200 y 300 puntos básicos aumentaría, en el corto plazo, la carga financiera de las empresas entre el 1,9% y el 5,6%, según el porcentaje de deuda y créditos que se refinancien a corto plazo.
En concreto, si no se considera la refinanciación de las deudas y de los créditos a corto plazo, ese aumento se situaría entre los 1,9 y los 2,6 puntos porcentuales. En cambio, si se asume una refinanciación total de esas partidas, el incremento de la carga financiera se situaría entre los 4,1 y los 5,6 puntos.
Así se desprende del informe publicado este martes por el Banco de España bajo el título Una aproximación al posible impacto del aumento de los tipos de interés sobre la situación financiera de las empresas .
Bajo el supuesto de que los tipos de interés de mercado llegaran a aumentar en 400 puntos básicos (un 4%), el incremento de la ratio de la carga financiera sería de 3 puntos sin refinanciación y de 7,1 puntos porcentuales con refinanciación total.
En el estudio se señala que, como consecuencia de estos desarrollos, el peso de la deuda corporativa en manos de las empresas con presión financiera elevada podría incrementarse de forma apreciable.
Y es que las fuertes presiones inflacionistas que se vienen produciendo en los últimos trimestres en la Unión Económica y Monetaria (UEM) han provocado una aceleración en el proceso de normalización de la política monetaria, lo que se ha traducido en un repunte muy acusado de los tipos de interés de referencia en los mercados financieros.
Así, por ejemplo, el euríbor a 12 meses ha aumentado en 258 puntos básicos entre el 31 de diciembre de 2021 y el 12 de septiembre pasado, hasta situarse en el 2,08%. Por su parte, en el mismo período, el tipo OIS a diez años se ha incrementado en 208 puntos básicos.
Según el organismo que encabeza Pablo Hernández de Cos, estas subidas de los tipos de interés se trasladarán progresivamente al coste medio de la deuda de las empresas, pero también a la remuneración media de algunos de sus activos financieros –como los depósitos y los créditos concedidos–, aumentando, de esta forma, tanto sus gastos como sus ingresos financieros.