Una experta señala el colirio de atropina como la solución más «efectiva» para frenar la evolución de la miopía en niños


La especialista en ofalmología pediátrica en Miranza Instituto Gómez-Ulla, la doctora María Santiago Varela, ha señalado el uso del colirio de atropina como la solución más «efectiva» para frenar la evolución de la miopía en menores de edad, una afección que afecta hasta el 20 por ciento de los niños de entre cinco y siete años, y que podría ascender hasta el 30 por ciento para 2030.

«El colirio de atropina es la solución más efectiva, utilizado en nuestro medio; para frenar este problema de visión, consiguiendo que la miopía evolucione más lento en un ojo que crece rápido o ya tiene mucha miopía», ha destacado Santiago Varela frente a otros tratamientos como el uso de lentes oftálmicas (DIMS o HAL) o de lentes de contacto multifocales blandas.

La doctora ha explicado que esta opción terapéutica logra ralentizar el alongamiento del globo ocular, que es la causa del problema de visión, tras aplicar una gota «todas las noches al acostarse», algo que debe realizarse durante un «largo periodo de tiempo» que incluso puede durar años, según un comunicado del Grupo Miranza.

Hasta hace poco, la única solución a la miopía infantil, que aún no tiene cura, la «única solución disponible» era la prescripción de gafas para conseguir una buena agudeza visual, que provoca una vista borrosa de los objetos distantes, que puede conllevar tanto una alteración de las estructuras oculares como un mayor riesgo de complicaciones, como problemas de retina, catarata y glaucoma en los casos que la miopía supera las 6 dioptrías y se convierte en miopía magna.

Es por ello por lo que la especialista, con motivo del Día Internacional de la Infancia que se celebrará el próximo miércoles, ha destacado la importancia de diagnosticar y tratar a los niños con miopía, de forma que se retrase o evite la progresión de este problema, y lograr así prevenir las complicaciones asociadas.

«El diagnóstico y la corrección temprana de la miopía ayuda al correcto desarrollo del niño, e incluso mejora su rendimiento académico. Lo más recomendable es visitar al oftalmólogo una vez al año, entre los 3 y 10 años, y cada dos años, entre los 11 a 16 años. Además, resulta especialmente relevante en el caso de niños con padres que presentan defectos refractivos o estrabismo acudan a controles», ha añadido.

FACTORES DE RIESGO

Santiago Varela también ha recomendado que, para prevenir su desarrollo, se deben «fomentar las actividades al aire libre y hacer un mayor uso de la visión a larga distancia», especialmente en un momento en el que la cada vez mayor presencia de los dispositivos electrónicos en la sociedad provoca que los niños pasen menos tiempo expuestos a la luz natural.

Esta circunstancia hace que el ojo pueda no desarrollarse correctamente, especialmente si se abusa de visiones cercanas, que pueden llevar a un sobreesfuerzo. En los últimos años, se ha establecido un vínculo entre el aumento de la miopía, especialmente en edades tempranas, y los nuevos hábitos de estilo de vida, entre los que destaca pasar más tiempo en espacios interiores, sobre todo cuando se realizan actividades relacionadas con dispositivos digitales.

Otro de los factores de riesgo para la miopía es la genética, un motivo de «preocupación» para muchas familias, sobre todo cuando «hay al menos un padre miope».

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