Una de las mayores siderúrgicas de Alemania avisa del riesgo de desindustrialización por el coste de energía

Alemania corre el riesgo de sufrir una progresiva desindustrialización sin un compromiso con el país por parte de la industria electrointensiva ante los mayores costes energéticos derivados del corte al suministro de gas ruso barato, según advierte el consejero delegado de Salzgitter, Gunnar Groebler.

En una entrevista con Financial Times , Groebler, que se unió al segundo mayor productor de acero de Alemania hace dos años, alerta de que si los fabricantes de materiales necesarios para la industria, como el acero o los productos químicos, abandonaran la región debido a los altos costes de la energía, «se corre el riesgo de perder toda la cadena de valor» en la producción.

El aviso del industrial llega después de que el 32% de las empresas industriales encuestadas en agosto dijeran a la Cámara de Comercio e Industria Alemana (DIHK) que preferían invertir en el extranjero a la expansión interna, el doble que hace un año, en medio de la preocupación sobre un futuro sin gas ruso barato.

«Si siguiera ese ejemplo, entonces desindustrializaríamos este país», sostiene Groebler, para quien «desde una perspectiva social» la industria también tiene una responsabilidad.

Asimismo, la incertidumbre para la industria germana se ha incrementado tras el reciente fallo del Tribunal Constitucional, que anuló la transferencia de 60.000 millones en recursos sobrantes contra la Covid a un fondo de lucha contra el cambio climático y para la transformación, tras lo que se han puesto en duda varios grandes proyectos relacionados con el clima, como las inversiones en infraestructura ferroviaria.

En el caso de Salzgitter, el ejecutivo ha confirmado que la empresa obtuvo 1.000 millones de euros en subsidios por parte de las autoridades locales para ayudar a la empresa a construir plantas que puedan funcionar tanto con gas como con hidrógeno más limpio, a pesar de los problemas que rodean al fondo climático, añadiendo que la compañía tiene previsto tener la primera de estas plantas en funcionamiento en 2026.

El pasado viernes, el canciller alemán, Olaf Scholz, confirmó que su Gobierno solicitará al Bundestag –la Cámara Baja del Parlamento– «restablecer para el año en curso la exención del freno de la deuda prevista para tales casos en la Ley Fundamental» con el fin de garantizar la seguridad de las ayudas este año.

El canciller destacó que el «fallo histórico» del Tribunal sobre el denominado freno de la deuda, la cláusula establecida en la Constitución de Alemania que prohíbe todo incremento del déficit superior al 0,35% del PIB nominal, implica que la asistencia en emergencias especiales, como la pandmeia o la reciente crisis energética, «todavía es posible».

«Ahora existen directrices claras que deben observarse. El punto central es que ahora todos los préstamos deben ser aprobados por el Bundestag cada año», explicó.

El ministro de Finanzas de Alemania, Christian Lindner, había anunciado anteriormente que presentará un presupuesto suplementario para el ejercicio 2023 «sobre una base constitucionalmente segura», acompañado de una propuesta de resolución para declarar una situación de emergencia excepcional para 2023.

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