Un testigo vio cómo dos hombres acusados de robar a su amigo entraron en la casa, se le llevaron y tardaron en volver

Un hombre que estaba en casa de un amigo en Reinosa, al que supuestamente amenazaron, retuvieron y robaron, vio cómo los dos acusados llamaron a la puerta y entraron en la vivienda, dijeron al propietario que tenían que hablar con él y se fueron los tres, primero a la cocina y después fuera, a la calle, de donde tardaron «mucho tiempo» en volver.

Es por eso precisamente que este testigo avisó a la Policía Local, pero más que por «miedo» porque tuvo «la necesidad de hacer algo», según ha declarado este martes en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Cantabria, señalado para el pasado día 16, pero que fue suspendido hasta esta jornada al no comparecer, pese a estar citado.

«No vine porque no tenía dinero», ha explicado al inicio de la sesión, a la que le han traído agentes de la Guardia Civil, que se han encargado después de llevarle desde la capital cántabra hasta la campurriana.

En la vista, en la que las partes han elevado a definitivas sus conclusiones y los dos procesados (que se enfrentan a seis años de cárcel que pide para cada uno el fiscal) no han ejercicio su derecho a la última palabra, el testigo ha explicado que el día de los hechos, el 19 de mayo de 2015, estaba en casa de su amigo porque a la mañana siguiente tenía que ir al Hospital Tres Mares, y como no tiene coche prefería ir andando desde Reinosa.

En un momento dado de la noche, cuando estaba viendo la televisión, llamaron a la puerta, que abrió el dueño de la casa, que entonces tenía 65 años y que murió el pasado mes de octubre. A continuación, entraron los dos acusados, familiares entre sí -primos y de etnia gitana- y con los que este testigo no tiene «ni amistad ni enemistad». Según su versión, le dijeron que querían hablar con él, y se fueron los tres a la cocina mientras él siguió viendo la tele.

Durante un rato, «fueron y vinieron» por la casa, como «catorce veces» ha comentado, para apuntar después al respecto que «es una forma de hablar». En cualquier caso, él no vio «nada extraño», ya que no observó a los implicados en la causa coger cosas de la vivienda o provocar algún daño, ni tampoco oyó voces o golpes, aunque tenía la televisión «muy alta». Por eso cree que si hubiera habido algo «fuerte», lo habría oído.

Este testigo, que ha dicho no recordar muy bien lo sucedido porque le dio un ictus y le falla la memoria, ha manifestado que cuando sucedió todo vio a su amigo «igual que siempre», sin notarle preocupado. Tampoco sabe si los visitantes usaron un tono amenazante, aunque «seguramente sí», ha reflexionado.

A él se dirigió uno de los encausados, el más mayor, un par de veces, para decirle «perdone», y no está seguro de si también agregó el comentario de que «estamos borrachos».

Luego se «llevaron» a su amigo, y más tarde él llamó a la Policía Local, cuyo número conocía porque, ha dicho, fue teniente alcalde en el Ayuntamiento. Telefoneó porque había pasado ya «mucho tiempo», aunque no tiene «ni idea» de cuánto, y más que por «miedo», «por si era necesario», pues le había «extrañado tanto ir y venir» y todo ello «sin decir nada».

De regreso a la vivienda, la víctima le dijo que le habían llevado al banco a sacar dinero, pese a que «no tenía» y no podía extraer cuantía alguna, pero no le comentó «nada» de que le hubieran agredido.

Por su parte, los agentes le llamaron más tarde para echarle «la bronca» al testigo, ya que según ha reproducido, en esta conversación le advirtieron de que les tenía que «haber avisado de quiénes eran» los acusados. «Yo no les conozco. No tengo ni idea», ha zanjado.

ATENUANTES ALCOHOL Y DILACIONES INDEBIDAS

Escuchado su testimonio y el de los acusados, -que alegaron en la primera sesión del juicio que fueron al domicilio de la víctima a pedirle bebida o dinero prestado para comprarla, acompañándole a dos cajeros porque no tenía en efectivo en casa– las partes han elevado a definitivas sus conclusiones, manteniendo el fiscal la solicitud de una condena de seis años de cárcel para cada uno, e interesando las defensas la libre absolución o, subsidiariamente, que se les imponga una pena menor de prisión.

Además, uno de los abogados defensores -el del acusado más joven, que en el momento de los hechos tenía 18 años- ha solicitado que se tengan en cuenta las atenuantes de estar bajo los efectos del alcohol y la de dilaciones indebidas, y que a su patrocinado se aplique la Ley del Menor, para que la cárcel sea sustituida por trabajos en beneficio de la comunidad.

A este letrado le resulta «curioso» lo ocurrido tras hechos «tan graves» como los denunciados, como que no hubiera detenciones inmediatas, registros, o que agentes no recogieran la denuncia porque «olía a alcohol» el afectado, que ofreció declaraciones «cambiantes» y «contradictorias» entre sí en el cuartel y durante la fase de instrucción.

«Imprecisiones» y «contradicciones» en el testimonio de la víctima que también aprecia la defensora del procesado más joven, que cree que el hombre fue «voluntariamente» al banco con su patrocinado y el primo de éste. Y de las lesiones que presentaba la víctima (policontusiones leves), ha apuntado a la posibilidad de que se las hiciera otro día, «quizá por una caída», ha planteado.

Para esta abogada, hacen falta pruebas que acrediten los hechos, por lo que pide la libre absolución. En caso contrario, interesa que se apliquen las atenuantes del alcohol y dilaciones en una instrucción que no reviste «especial complejidad».

Pero para el fiscal, el plazo que lleva este proceso es «más que razonable», y rechaza igualmente la otra eximente, al considerar que no hay pruebas que acrediten la intoxicación etílica.

El representante del Ministerio Público ve por su parte «notables contradicciones» en las versiones ofrecidas por los acusados durante la instrucción y en el juicio.

Y ha aludido también, entre otras cosas, al parte de lesiones de la víctima, que son «compatibles» con los hechos, y especialmente a las grabaciones de seguridad de los cajeros, en las que se ve a una persona de avanzada edad acompañada por otras dos que «llevan la voz cantante», y que tienen «atemorizada» a la primera, que «trata de colaborar».

El juicio ha quedado visto para sentencia.

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