Una encuesta afirma que el 81% de españoles se resiste a dejar de utilizar la mascarilla

A pesar de que el avance de la campaña de vacunación y el descenso de la incidencia acumulada de contagios por COVID-19, todavía 7 de cada 10 personas manifiestan temor a contagiarse por miedo a pasar la enfermedad con síntomas graves o a sus posibles secuelas, y hasta el 81% prefiere seguir utilizando la mascarilla.

Estos datos se desprenden de una encuesta realizada a personas de toda España por RYPO, empresa española de importación y distribución de material médico-sanitario. En ella, solo un 9% afirma no tener miedo al coronavirus por haber pasado ya la enfermedad o por estar vacunado, y el 19% la considera una enfermedad más que terminará pasando sin complicaciones de gravedad.

«La mascarilla se ha convertido en un elemento clave que nos hace sentir más seguros, nos da tranquilidad, y esa sensación de confianza es muy importante para nosotros. Por ello, el 54% afirma que seguirá llevándola cada día hasta que se considere que la COVID-19 está totalmente controlado, y un 27% se la pondrá en casos concretos en los que tenga que asistir a lugares cerrados concurridos o a centros sanitarios», apunta Gonzalo Díaz, CEO y cofundador de RYPO.

Ante las voces que piden un relajamiento de las medidas de obligatoriedad de su uso para este verano, el 61% de los consultados no está a favor de ello y cree que debe seguir utilizándose con rigor, frente a un 36% que piensa que en las zonas de baja incidencia o en espacios abiertos podría dejar de usarse, y un 3% que considera que los que están vacunados deberían dejar de llevarla.

Del mismo modo, el 88% de los encuestados cree necesario que este verano se controle el flujo turístico para evitar el aumento de contagios, aunque no de forma tan estricta como se venía realizando hasta ahora, dado que cada vez hay mayor porcentaje de población vacunada. Tan solo un 12% sería partidario de que el turismo se dejara libre para que el país recupere su salud económica.

Por último, en lo que respecta a sus propias vacaciones, más de la mitad de los españoles (el 53%) planea un verano controlado, con planes moderados, adaptados aún a la situación de pandemia. Es curioso el contraste entre el 15% que todavía tiene miedo y no se irá de vacaciones, y otro 15% que afirma que disfrutará de un verano «de los de toda la vida», como los de antes de la pandemia. El 17% restante admite que se quedará en su casa, pero no por miedo a la COVID-19, sino porque económicamente no puede costearse unas vacaciones.

LAS MASCARILLAS, DESECHABLES Y DE FARMACIA

La encuesta de RYPO analiza también cuáles son los tipos de mascarillas más demandadas por la población española. Si bien una misma persona suele utilizar diferentes tipos en función de la actividad que vaya a realizar, cabe destacar un descenso en el uso de las fabricadas con tela (las usa solo un 27% de los encuestados) en beneficio de las quirúrgicas desechables (57%) y de las FFP2 (53%). Y aunque un 43% dice poner todo su empeño en sustituirlas siguiendo rigurosamente las indicaciones del fabricante, el 48% reconoce que a veces las mantiene en uso durante más tiempo del debido, y un 9% admite que las va cambiando de forma aleatoria.

En cuanto al lugar en el se adquieren las mascarillas, de nuevo una misma persona elige varios puntos de venta, pero llama la atención en la consulta de RYPO que el más visitado para comprarlas es la farmacia (elegida por el 49%, casi la mitad de los encuestados), seguida del supermercado (47%). A continuación se sitúan las compradas por Internet (37%), y un 11% las adquiere en otro tipo de establecimientos.

«La farmacia representa para la ciudadanía otro pilar de confianza. Nos fiamos de que lo que adquirimos allí cumple los estándares de calidad, y hace que nos relajemos incluso a la hora de verificar que las mascarillas que estamos comprando cumplan la normativa de seguridad de la UE», sostiene Gonzalo Díaz.

De hecho, según la consulta, solo un 61% de los españoles se asegura de comprar mascarillas certificadas; del 39% restante, el 25% se queja de que muchas veces el etiquetado es confuso y no tiene realmente claro si las mascarillas que ha elegido han pasado los controles de seguridad, y un 14% reconoce comprarlas sin fijarse demasiado, confiando en que cumplirán la normativa.

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