Un millón de niños, mujeres y mayores somalíes se han visto obligados a migrar por la sequía

El 18 de diciembre es el Día Internacional de las Personas Migrantes

Desde 2021, cuando comenzó la sequía que sitúa a la población de Somalia al borde de la hambruna, 1,1 millones de personas han abandonado sus casas en busca de agua o alimentos. Nueve de cada diez personas desplazadas son niñas, niños, mujeres y personas mayores.

Plan International ha alertado de que, tras cinco temporadas sin lluvias, se ha llegado a «una emergencia sin precedentes en Somalia», que solo este año ha causado el desplazamiento de 857.000 personas.

El hambre es uno de los principales detonantes de las migraciones y de la separación familiar, también en Somalia, donde el número de menores no acompañados y separados de sus familias en 2022 ha crecido un 81 por ciento respecto al año anterior.

«Los niños, las niñas y las personas jóvenes refugiadas o migrantes se enfrentan a mayores riesgos de violencia, explotación y abandono. En particular, las niñas sufren discriminación por su edad y género y están expuestas a graves peligros como consecuencia de abusos sexuales y violencia de género, matrimonio infantil y embarazos adolescentes y no deseados», ha destacado la directora general de Plan International, Concha López.

«Por eso los derechos de las niñas y de las jóvenes migrantes y refugiadas deben tener máxima prioridad en las respuestas a las emergencias, como la que actualmente afecta a Somalia», ha añadido.

La ONG ha recordado además que la guerra es la mayor causa del hambre y de las migraciones. El conflicto que asola Somalia desde hace más de tres décadas ya ha obligado a desplazarse de sus hogares a 366.000 personas. Esta crisis expone a mujeres jóvenes y niñas a mayores niveles de inseguridad y a dificultades para acceder a servicios y recursos, incluyendo la asistencia humanitaria vital para su supervivencia, recuerda Plan Internacional.

La hambruna que se cierne sobre Somalia es también la mayor crisis del hambre de los últimos 40 años en el Cuerno de África. Niveles de inseguridad alimentaria sin precedentes afectan a Kenia, Sudán del Sur y Etiopía. En este último país, 4.5 millones de personas han sido desplazadas por los conflictos y por la sequía, que ya ha devastado la forma de sustento de 8 millones de personas.

«Las sequías prolongadas son uno de los muchos efectos del cambio climático que están provocando las fuertes migraciones en el Cuerno de África. Entre los colectivos más afectados por estos desplazamientos están las jóvenes mujeres agricultoras, que se ven obligadas a abandonar sus cultivos, perdiendo así sus medios de subsistencia y aumentando su situación de vulnerabilidad», ha apuntado Rubén Expósito, experto en seguridad alimentaria de Plan International.

ALERTA ROJA

La alimentación es un derecho, por eso Plan International ha declarado una alerta roja para afrontar la crisis del hambre, que está ocasionando un impacto con graves daños y pérdidas de vidas.

Hoy el número de personas que han sido obligadas a dejar sus casas en todo el mundo supera los 100 millones por primera vez en la historia. Casi 4 de cada 10, concretamente 36,5 millones de personas, son niños y niñas víctimas del desplazamiento forzado a raíz de los conflictos y de la violencia.

Estas cifras son un obstáculo para el progreso global, y es que en 2020 ya había unos 281 millones de personas migrantes internacionales en todo el mundo por causas laborales, educativas o familiares, así como por conflictos o persecuciones, de las que algo menos de la mitad eran mujeres o niñas.

Las migraciones y los desplazamientos forzados tienen un impacto de género, ya que mujeres y niñas aumentan su papel en el hogar en detrimento de su educación, además de experimentar más problemas de acceso a comida, agua, letrinas, productos de higiene y atención a su salud reproductiva; como manifiestan las mujeres y niñas desplazadas fruto del conflicto interno en Somalia.

Además, los conflictos se solapan con los efectos del cambio climático y las crisis macroeconómicas derivadas de la situación de Ucrania y las consecuencias de la COVID19, provocando un contexto global de crisis superpuestas nunca antes vista, que en la última década ha provocado más de 2,4 millones de desplazamientos por las sequías y más de 1,1 millones a raíz de las temperaturas extremas.

En el futuro, también la emergencia climática condicionará los movimientos migratorios globales. El Banco Mundial estima que, para 2050, los efectos del clima podrían obligar al desplazamiento interno de 143 millones de personas en África Subsahariana, Asia Meridional y América Latina. Solo en África, las personas migrantes a raíz de las sequías podrían aumentar en 22 millones en 2059.

RECOMENDACIONES DE PLAN INTERNACIONAL

Plan International responde a la sequía en todo el Cuerno de África desde principios de 2022 y sigue activa la alerta roja por hambre en ocho países prioritarios, entre ellos Somalia. Las actividades en este país empezaron en 2019 en Hargeisa con la promoción de los derechos de los niños y la igualdad para niñas y mujeres jóvenes dentro de su programación humanitaria, de protección y de desarrollo.

Las operaciones de Plan International en Somalia/Somalilandia se llevan a cabo con la participación de socios locales en 6 regiones: Maroodi-jeh, Sool, Sanaag en Somalilandia, y Bay and Lower Juba en Somalia, y se orientan a la prevención de la mutilación genital femenina y del abandono, a la promoción de la igualdad de género, la higiene y la educación, así como a la asistencia de efectivo y vales, la distribución de agua, alimentos y bienes de primera necesidad, y a acciones de saneamiento.

Para mitigar el impacto de las migraciones forzosas, Plan International promueve los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas refugiadas mediante el empoderamiento juvenil, abordando la desigualdad y las violaciones de derechos, además de garantizar el acceso a la educación, la protección de la infancia, la alimentación y la seguridad económica.

Plan International exige que las políticas gubernamentales y migratorias prioricen la protección y bienestar de niños y niñas, velando por defender los derechos humanos y el interés superior de todos los niños y niñas.

Además insta a los Estados a no obligar a los niños y niñas, ni a sus familias, a regresar a un país en el que puedan sufrir cualquier tipo de persecución y eliminar las políticas migratorias restrictivas que niegan a las personas migrantes los servicios esenciales que ponen a niños y niñas en riesgo de violencia, explotación, abusos y pobreza.

Por último pide a los gobiernos que permitan a los niños, especialmente a las niñas, migrantes y refugiados, acceder a una educación y una atención sanitaria de calidad para desarrollar su potencial.

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