Un estudio sugiere el uso de bacteriófagos para eliminar cepas concretas de una bacteria relacionada con el acné
Un nuevo estudio del grupo de Biología Sintética Traslacional de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) presenta una nueva aproximación para eliminar cepas concretas de una bacteria relacionada con el acné a través del uso de bacteriófagos.
En el trabajo, publicado en la revista Plos Pathogens , también han participado científicos de la empresa S-Biomedic y la Universidad de Lund en Suecia. Se trata de una investigación que consiste en la manipulación del microbioma para conseguir una estrategia terapéutica para el acné.
Tal y como recuerdan los investigadores, el microbioma está formado por los microorganismos que viven dentro y fuera del cuerpo. Esta comunidad microbiana compleja reside principalmente en la piel, en la mucosa oral y en los tractos gastrointestinales, y es diferente en cada persona.
Concretamente, el microbioma de la piel está formado por múltiples organismos como bacterias, virus y hongos. Estos viven en equilibrio y, algunas enfermedades de la piel, como el acné vulgar, se asocian con sus alteraciones.
Así, la bacteria Cutibacterium acnes ( C. acnes ) es la más abundante en la piel humana. Existen diferentes cepas de esta bacteria, algunas predominan en la piel sana y otras se asocian al acné, que es una enfermedad multifactorial. En la piel sana existe un equilibrio, y en el acné hay un cambio en la abundancia de ciertas cepas, lo cual produce un desequilibrio conocido como disbiosis.
Por lo tanto, el uso de tratamientos antibióticos no es óptimo, ya que suelen matar a las distintas cepas de C. acnes e incluso a otras bacterias de la piel, y altera el equilibrio de la misma. Para abordar este problema, el equipo de investigadores ha probado una nueva aproximación que consiste en la manipulación del microbioma para lograr una potencial estrategia terapéutica para el acné sin afectar a su equilibrio.
La estrategia se ha basado en uno de los organismos que se encuentran en el microbioma de la piel, los bacteriófagos. Estos son virus que infectan a las bacterias y que pueden contribuir a su regulación.
«En nuestro estudio demostramos que, mediante la terapia con bacteriófagos, es posible modular la composición de las cepas de C. acnes a lo largo del tiempo. Podemos reducir las cepas asociadas con acné sin afectar a las que tienen características beneficiosas», explica el coordinador del estudio, Marc Güell.
Para atacar a estas cepas específicamente mediante los bacteriófagos, los científicos se basaron en un mecanismo que precisamente tienen las bacterias para prevenir infecciones. Estas introducen modificaciones en su ADN que les permiten diferenciar el material genético propio del ajeno.
«Usando unos bacteriófagos específicos atacamos a las cepas patogénicas, que son las que no tienen esta estrategia de defensa. Las cepas beneficiosas sí que tienen este sistema defensor frente a los bacteriófagos, por lo que están protegidas frente a la infección», detalla Nastassia Knödlseder, primera autora del artículo.
En cuanto a las aplicaciones futuras, Nastassia Knödlseder explica que, por ejemplo, se podrían usar los bacteriófagos para hacer una «limpieza» de una parte de las cepas existentes que están poblando la piel. «Esto nos permitiría tener más espacio disponible para incorporar mejor nuevas bacterias beneficiosas y que estas permanezcan», expresa.
«Este trabajo nos puede ayudar a modular de manera más eficiente el microbioma, tanto para eliminar cepas no deseadas como para facilitar la introducción de nuevas bacterias terapéuticas», concluye Güell.