Un estudio revela que el fármaco vorasidenib retrasa el avance de un tipo de tumor cerebral mortal

Un estudio internacional codirigido por la Universidad de California (UCLA) ha descubierto que el fármaco vorasidenib duplica con creces la supervivencia libre de progresión en personas con glioma recurrente de grado 2 con mutaciones IDH1 e IDH2, un tipo de tumor cerebral mortal, retrasando el momento de empezar con quimioterapia o radioterapia.

En comparación con las personas que recibieron un placebo, las que tomaron vorasidenib pasaron casi 17 meses más sin que su cáncer empeorara. El hallazgo sugiere una posible nueva opción de tratamiento para las personas con este tipo de tumor cerebral de crecimiento lento pero mortal.

Los resultados se han publicado en el New England Journal of Medicine y se han presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica en Chicago.

El glioma recurrente de grado 2 con mutaciones IDH1 e IDH2, tiende a afectar a las personas más jóvenes, a menudo a los 30 años. El tratamiento estándar actual, una combinación de radiación y quimioterapia, puede causar déficits neurológicos que dificultan que los pacientes aprendan, recuerden cosas nuevas, se concentren o tomen decisiones cotidianas, todo lo cual puede ser especialmente desafiante para las personas que tienen familias jóvenes.

El profesor de neurooncología en la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA y coautor principal del estudio, el doctor Timothy Cloughesy, asegura que la disponibilidad de un tratamiento que permite a los pacientes pasar períodos más largos entre la quimioterapia y la radiación podría tener un gran impacto.

«Siempre nos preocupan los efectos retardados de la radiación. Tener la capacidad de posponer la radioterapia en el cerebro con una terapia efectiva es realmente fundamental y muy significativo para esta población de pacientes», declara.

El estudio ha involucrado a 331 personas de 12 años o más que habían sido diagnosticadas con glioma de grado 2 recurrente con las mutaciones IDH1 e IDH2 y que se habían sometido a una cirugía de tumor cerebral. De ese grupo, 168 fueron asignados al azar para recibir vorasidenib y 163 recibieron placebos.

Entre los que recibieron vorasidenib, la enfermedad no progresó durante un promedio de 27,7 meses, mucho más que los 11,1 meses de los que recibieron el placebo. Y entre los que recibieron vorasidenib, el 85,6 por ciento pasó 18 meses antes de su próximo tratamiento, mientras que el 83,4 por ciento pasó 24 meses entre tratamientos.

La enfermedad progresó en solo el 28 por ciento de las personas que recibieron vorasidenib, en comparación con el 54 por ciento de las que recibieron placebos. Y en septiembre de 2022, 30 meses después de que comenzara el estudio, el 72 por ciento de los pacientes que estaban en el grupo de vorasidenib seguían tomando el medicamento y su enfermedad no había progresado.

Para los pacientes que estaban originalmente en el grupo de placebo cuyo cáncer comenzó a progresar durante el estudio, los médicos permitieron un cambio a vorasidenib. Los investigadores observaron efectos secundarios adversos limitados de vorasidenib. «Este es el primer tratamiento dirigido que muestra una eficacia inequívoca en esta población y sienta un precedente para esta enfermedad», asegura Cloughesy.

Vorasidenib, que aún no ha sido aprobado por la Administración Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) para su uso clínico, está clasificado como un inhibidor dual de la IDH1/2 mutante, lo que significa que previene la formación y acumulación del oncometabolito 2-hidroxiglutarato, o 2-HG, que ocurre cuando se alteran genéticamente versiones de dos enzimas, IDH1 e IDH2. presentes en un tumor. Se cree que el 2-HG es responsable de la formación y el mantenimiento de los gliomas con mutación IDH.

Este estudio se trata del primer ensayo clínico que analiza un fármaco de terapia dirigida desarrollado específicamente para tratar el cáncer de cerebro.

Este tipo de terapias están diseñadas para dirigirse a moléculas específicas que están involucradas en el crecimiento y la propagación de las células cancerosas. A diferencia de la quimioterapia y otras terapias que pueden afectar tanto a las células cancerosas como a las sanas, las terapias dirigidas solo atacan las células cancerosas con el objetivo mutado y minimizan el daño a las células normales.

Si bien ha habido un gran progreso en el uso de terapias dirigidas para tratar muchos tipos de cáncer, el desarrollo de terapias dirigidas para tumores cerebrales ha sido especialmente desafiante debido a la dificultad de atravesar la barrera hematoencefálica. Vorasidenib es un inhibidor de penetración cerebral, lo que significa que tiene la capacidad de cruzar la barrera hematoencefálica.

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