Un estudio identifica un biomarcador que podría utilizarse como análisis de sangre para diagnosticar el glioblastoma

Investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State (Estados Unidos) han identificado un biomarcador que puede utilizarse en análisis de sangre para diagnosticar el glioblastoma, seguir su progresión y orientar el tratamiento.

En su trabajo, publicado en la revista científica Journal of Neuro-Oncology , los investigadores afirman que una biopsia líquida no invasiva podría ayudar a los pacientes a recibir la atención que necesitan con mayor rapidez frente al glioblastoma, el tipo de cáncer cerebral más frecuente y mortífero, con una tasa de supervivencia a cinco años de sólo el 5 por ciento.

«Los pacientes suelen recibir pruebas de imagen, como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, para diagnosticar y seguir la progresión de los tumores cerebrales, pero puede ser difícil para los médicos saber a partir de esas exploraciones si el paciente está mejorando o empeorando porque no proporcionan detalles a nivel celular o molecular. Por eso necesitamos una prueba diagnóstica complementaria que ayude a los médicos a determinar si los tumores están respondiendo a la terapia y retrocediendo, o si están empeorando y necesitan tratamiento adicional», ha explicado uno de los responsables del estudio, Vladimir Khristov.

De hecho, una biopsia líquida para el glioblastoma podría ser de enorme valor para los pacientes que padecen este devastador tumor. «Podría facilitar el diagnóstico y, lo que es más importante, proporcionar una mejor comprensión de la respuesta del tumor al tratamiento de una forma de la que carecemos con nuestras tecnologías actuales», ha añadido otro de los autores, Brad Zacharia.

El equipo estudió un determinado receptor de antígeno, denominado receptor de interleucina-13 a2 (IL13Ra2), que se sabe que está elevado en el tejido tumoral de más del 75 por ciento de los pacientes con glioblastoma.

«A pesar de estar significativamente sobreexpresado en el tejido tumoral, ningún estudio ha explorado el potencial diagnóstico y pronóstico de IL13Ra2 circulando en los biofluidos de los pacientes», ha resaltado James Connor, también investigador del estudio.

Para investigar la utilidad de IL13Ra2 como biomarcador del glioblastoma, los investigadores examinaron el tejido tumoral y el plasma sanguíneo de 79 pacientes con glioblastoma primario, junto con el plasma sanguíneo de 23 pacientes de control, procedentes de dos sistemas sanitarios diferentes. Los pacientes de control tenían diagnósticos primarios de estenosis espinal o malformación arteriovenosa, pero no presentaban ningún tumor maligno ni inflamación crónica.

En el plasma de los pacientes, los investigadores analizaron específicamente las vesículas extracelulares, que son pequeñas partículas liberadas por las células y que transportan material procedente de ellas.

Descubrieron que los pacientes con glioblastoma tenían niveles significativamente elevados de IL13Ra2 en el plasma sanguíneo en comparación con los pacientes de control y que la IL13Ra2 probablemente se concentraba en las vesículas extracelulares derivadas de las células tumorales. También descubrieron que estos niveles de IL13Ra2 en el plasma sanguíneo estaban correlacionados con los niveles de IL13Ra2 en los tumores de los pacientes.

«El hecho de que hayamos documentado la presencia de IL13Ra2 en vesículas extracelulares derivadas de tumores y de que hayamos observado una correlación entre los niveles plasmáticos y tumorales de IL13Ra2 sugiere que la IL13Ra2 plasmática procede efectivamente de tumores glioblastoma. Esto es importante porque antes era difícil saber si la IL13Ra2 en plasma procedía de los tumores, o si procedía de la respuesta del organismo a los tumores. Nuestros hallazgos sugieren que la IL13Ra2 sí tiene utilidad como biomarcador del glioblastoma», ha detallado Khristov.

Este hallazgo es especialmente significativo dado que se ha demostrado que la IL13Ra2 tiene una distribución irregular en los tumores glioblastoma, lo que plantea la cuestión de si una biopsia por punción o una pequeña muestra de tejido tumoral es representativa del tumor en su conjunto.

«El análisis de IL13Ra2 circulante en plasma puede proporcionar una imagen aún mejor de la presencia y extensión del glioblastoma que una muestra tumoral. La naturaleza específica del tumor de IL13Ra2 implica que puede ser utilizado para terapias dirigidas al tumor sin afectar a los tejidos externos», ha añadido Connor.

Curiosamente, el equipo descubrió que los niveles elevados de IL13Ra2 tanto en plasma como en tumores predecían una mayor supervivencia global. De hecho, los pacientes con niveles elevados de IL13Ra2 en plasma tenían una mediana de supervivencia global 6,5 meses mayor que los pacientes con niveles bajos.

«Parece contraintuitivo que unos niveles elevados de IL13Ra plasmática confieran una ventaja de supervivencia, ya que su presencia indica la existencia de un tumor y, en última instancia, no sabemos por qué es así. Sin embargo, hay algunas pruebas de que el aumento de IL13Ra2 está correlacionado con un aumento de la fibrosis en el tumor, lo que indica curación del tejido. Es importante que los pacientes sepan si pueden tener esta ventaja de supervivencia o no», ha esgrimido Khristov.

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