Un estudio explica cómo son los cerebros de las personas bilingües

Un equipo internacional de investigadores dirigido por científicos de la Universidad HSE (Rusia) ha examinado la interacción de las lenguas en el cerebro de los bilingües.

Utilizando datos de electroencefalograma (EEG) de bilingües ruso-inglés, los autores han sido los primeros en demostrar la detección casi instantánea y automática de la similitud semántica entre palabras pertenecientes a sus dos lenguas, lo que sugiere la existencia de un léxico bilingüe integrado en el que las palabras se activan en paralelo en ambos idiomas. Los resultados del estudio se publican en Cortex.

El bilingüismo es un fenómeno muy extendido y de creciente importancia en el mundo actual de la globalización y la migración. En sentido amplio, los bilingües son personas capaces de comunicarse en dos idiomas. Los bilingües pueden ser «equilibrados» o «no equilibrados» según el nivel de dominio de la lengua, y «precoces» o «tardíos» según la edad de adquisición de la segunda lengua.

Cada vez más estudios se centran en el bilingüismo tardío no equilibrado, ya que la mayoría de los bilingües pertenecen a este grupo. La cuestión de si los bilingües acceden al léxico de cada lengua por separado, si sus cerebros han formado un léxico bilingüe integrado y la rapidez con la que son capaces de procesar la información lingüística en su segunda lengua son cuestiones ampliamente debatidas en la investigación.

Investigaciones anteriores revelan que los monolingües tienen un acceso léxico-semántico rápido y automático a su lengua. El EEG capta la respuesta del cerebro a un estímulo lingüístico después de 50 ms, lo que significa que una persona tarda sólo 0,05 segundos en recordar y decir la palabra correcta.

Ahora, este trabajo, publicado en la revista científica Cortex , ha examinado si los bilingües «tardíos» son capaces de procesar la información léxico-semántica con la misma rapidez y si ello implica una activación paralela de la otra lengua.

Los autores pidieron a 17 estudiantes de la Universidad HSE, hablantes nativos de ruso, que completaran una tarea que implicaba priming semántico, es decir, la tendencia de la mente a reconocer una palabra más rápidamente si está precedida por otra similar.

En los experimentos bilingües, los cebos utilizados suelen ser palabras de la primera o segunda lengua que son similares en significado, sonido u ortografía a la palabra objetivo. En la mayoría de los casos, los cebos están enmascarados para que los sujetos no sean conscientes de ellos.

En este experimento, se presentaron palabras rusas como primos de objetivos ingleses en condiciones de similitud o disimilitud semántica entre los dos idiomas.

Los estímulos se presentaron en una pantalla de ordenador como una secuencia: una cruz en el centro de la pantalla para enfocar, una serie de símbolos como máscara hacia delante, un primo presentado durante 50 ms seguido de una palabra objetivo, y la máscara hacia atrás.

Por último, se presentaba a los sujetos una palabra clave y se les preguntaba si era la misma que la palabra objetivo anterior. Dado que se utilizaron máscaras y el cebador se mostró durante un periodo muy breve, el efecto del cebador en la percepción de la palabra objetivo fue subliminal.

Los autores registraron el EEG de los sujetos durante toda la sesión experimental. Se registró una diferencia de amplitud a los 40-60 ms, que es el efecto interlingüístico más temprano registrado hasta ahora.

«Nuestros resultados confirman la existencia de una red cerebral integrada para el léxico bilingüe. En este experimento, los primes rusos, similares semánticamente a los objetivos ingleses, facilitaron a los sujetos la comprensión de las palabras extranjeras y acortaron sus tiempos de reacción. Nuestros resultados sugieren que las palabras de la segunda lengua se activan automáticamente en los cerebros bilingües y que la interacción entre lenguas implica a las regiones neuronales temporo-parietales izquierdas», explica el coautor del estudio, Federico Gallo.

Sin embargo, según Gallo, aunque tiene una gran resolución temporal, el EEG tiene límites intrínsecos cuando se trata de una localización espacial de alta resolución. En el futuro, el uso de técnicas de resonancia magnética o de electroencefalografía (MEG) podría dar lugar a descubrimientos fundamentales en este ámbito, añadiendo una localización espacial fina de los fenómenos observados en esta investigación a la descripción detallada de su curso temporal.

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