Un estudio en personas que han sufrido una lesión medular abre la puerta a nuevos tratamientos para la espasticidad
Un equipo de investigadores que representa a seis Centros del Sistema Modelo de Lesión Medular, impulsados por la Fundación Kessler (Estados Unidos), han descubierto que las experiencias vividas por las personas con espasticidad tras una lesión medular eran complejas y multidimensionales, pero que ciertos aspectos comunes (como la rigidez, en lugar de los espasmos, como característica más problemática) pueden servir de base para futuros estudios que identifiquen tratamientos eficaces para aliviar los síntomas.
La espasticidad crónica (caracterizada por la tensión o contracción incontrolada de los músculos) afecta a la mayoría de las personas con lesiones medulares. Sus efectos perjudiciales van desde la restricción de la capacidad para realizar actividades cotidianas y el dolor hasta una imagen negativa de sí mismo, y a menudo se recetan medicamentos antiespasmódicos para mitigar los síntomas.
Sin embargo, faltan datos sobre la experiencia vivida por las personas con espasticidad y el valor de la medicación como estrategia de gestión. Para abordar mejor esta afección secundaria común, los investigadores y los médicos necesitaban más información.
Para este estudio, los investigadores llevaron a cabo una encuesta transversal nacional en línea a 1.076 personas con lesiones medulares. Su objetivo era triple: uno, identificar las características de la espasticidad que tienen el mayor impacto en la vida diaria y la función; dos, describir las relaciones entre las características de la espasticidad y los atributos relacionados con la lesión, y tres, medir el valor percibido de las estrategias de gestión de la espasticidad.
«Nuestro objetivo era caracterizar las cualidades que las personas con lesión medular asocian con su experiencia de espasticidad, y describir la relación entre la espasticidad y la calidad de vida percibida», ha comentado el doctor Field-Fote, que dirige el Sistema Modelo Regional de Lesión Medular del Sureste en el Centro Shepherd. «Descubrimos que hay cinco experiencias problemáticas más comunes: rigidez durante todo el día, interferencia con el sueño, espasmos dolorosos, relación percibida entre la espasticidad y el dolor, e intensificación del dolor antes de un espasmo. También aprendimos que la rigidez asociada a la espasticidad era más común que los espasmos», ha señalado.
En este sentido, los resultados de la encuesta aclararon una serie de puntos de contacto sobre cómo afecta la espasticidad a la vida diaria. Los participantes informaron de que los espasmos se producían con mayor frecuencia en respuesta a eventos desencadenantes relacionados con el movimiento, aunque también informaron de que los espasmos espontáneos también se encontraban entre los tipos más comunes.
LA FRECUENCIA DE LOS ESPASMOS PARECE DISMINUIR CON LA EDAD
Según el estudio, la frecuencia de los espasmos parece disminuir con la edad. La mayor frecuencia de espasmos fue reportada por el 56 por ciento de los encuestados menores de 25 años, disminuyendo al 28 por ciento entre los mayores de 55 años. La mayoría de los encuestados afirmaron utilizar una combinación de enfoques para el tratamiento de la espasticidad.
Así, según la doctora Dyson-Hudson, codirectora de los Centros del Sistema Modelo de Lesión Medular del Norte de Nueva Jersey y directora de los Centros de Investigación de Lesiones Medulares y de Investigación de Resultados y Evaluación de la Fundación Kessler, «lo interesante es que los participantes indicaron que los estiramientos y el ejercicio tenían más probabilidades de mejorar la espasticidad que la medicación». Con más del 90 por ciento de los participantes que informaron de rigidez y/o espasmos diarios, asegura, «tenemos que hacer hincapié en estos enfoques prometedores y seguir investigando cómo podemos ayudar a las personas con lesión medular a controlar su espasticidad.»
Debido a que la rigidez fue reportada como el aspecto más problemático de la espasticidad y los participantes indicaron que las intervenciones terapéuticas físicas eran más valiosas que los medicamentos, los autores enfatizan la importancia de seguir estudiando los enfoques de tratamiento no farmacológico que pueden manejar efectivamente la rigidez. También recomiendan identificar enfoques para la medición de la rigidez, que sería una métrica valiosa para determinar las intervenciones adecuadas.