Un estudio destaca el papel de las intervenciones no farmacológicas para tratar el Parkinson
El campo de las intervenciones no farmacológicas para el tratamiento de individuos con enfermedad de Parkinson (EP) está alcanzando la madurez y tiene el potencial de mejorar sustancialmente la atención a los pacientes en el futuro, según desvela un suplemento del Journal of Parkinson s Disease (JPD).
El documento recoge una gran cantidad de información sobre intervenciones no farmacológicas que abordan perspectivas físicas y mentales, así como puntos de vista sobre el acceso a la atención.
«Cada vez somos más testigos de enfoques de investigación participativa en los que los pacientes participan en el diseño de nuevos programas de tratamiento, la preparación de declaraciones de consenso sobre la prestación de atención multidisciplinaria, y en la definición de medidas de resultado», ha señalado la coeditora del suplemento Elke Kalbe.
«Junto con las observaciones empíricas de los clínicos que continuamente se enfrentan a las limitaciones de la farmacoterapia y el creciente apoyo de la evidencia que proviene de estudios de investigación adecuadamente diseñados, estos desarrollos aportan una perspectiva mucho más amplia sobre el cuidado del paciente que la respaldada anteriormente», ha agregado el co-editor invitado Bastiaan R. Bloem.
Las intervenciones no farmacológicas para las personas con EP se han considerado tradicionalmente medidas de apoyo para aliviar principalmente los síntomas motores. Mientras que la fisioterapia, la logopedia y la terapia ocupacional se han convertido gradualmente en partes integrales del tratamiento general de la EP, otras intervenciones no farmacológicas, como el entrenamiento cognitivo, la terapia cognitivo-conductual y la terapia artística o lumínica, acaban de empezar a incluirse en las directrices terapéuticas.
Entre las novedades que se destacan en este suplemento figuran: ampliación de los tipos de intervenciones; normalización de los protocolos de intervención; desarrollo de formas digitales de intervención; evaluación científica de la viabilidad y los efectos de las intervenciones; comprensión de los mecanismos subyacentes de los procesos de plasticidad inducidos por la terapia; integración de intervenciones no farmacológicas en los conceptos de atención al paciente; transición de terapias meramente sintomáticas a preventivas.
EL ESTRÉS EN EL PARKINSON
El artículo Aliviar el estrés en la enfermedad de Parkinson: ¿Tratamiento sintomático, modificación de la enfermedad o ambos? revisa la evidencia sobre estrategias para aliviar el estrés como el ejercicio y las intervenciones basadas en la atención plena en la EP, centrándose tanto en los efectos sintomáticos como en los efectos modificadores de la enfermedad. El artículo arroja luz sobre el impacto del estrés y su alivio en los síntomas clínicos y la fisiopatología de la EP.
«En las personas con EP, se cree que el estrés desempeña un papel especialmente importante. No sólo el estrés agudo agrava las manifestaciones sintomáticas de la enfermedad, como el temblor, la discinesia o la congelación de la marcha, sino que pruebas recientes en animales también sugieren que el estrés crónico puede influir en el grado de pérdida de células nigroestriatales», ha explicado el autor principal Rick C. Helmich.
EL DOLOR EN LA EP
Por su parte, el artículo de revisión El dolor y el tratamiento no farmacológico del dolor en personas con enfermedad de Parkinson describe el dolor y el modelo biopsicosocial del dolor. Explora cómo se clasifica el dolor en la EP y describe los tres tipos principales de dolor: nociceptivo, neuropático y nociplásico.
«Estos antecedentes proporcionan el contexto para una discusión de las estrategias no farmacológicas de manejo del dolor que pueden ayudar en el manejo del dolor en personas con enfermedad de Parkinson, incluyendo el ejercicio, las estrategias psicológicas, la acupuntura y el masaje», ha afirmado la autora principal, Natalie Elizabeth Allen.
Aunque hay poca investigación específica sobre la EP para informar sobre el tratamiento no farmacológico del dolor, los hallazgos de la investigación actual sobre la EP se combinan con los de la investigación sobre el dolor crónico para presentar recomendaciones para la práctica clínica. Las recomendaciones incluyen una evaluación que incorpora los posibles factores biopsicosociales que contribuyen al dolor y que luego guiarán un enfoque holístico y multimodal del tratamiento.
«El alcance de las intervenciones no farmacológicas se está ampliando, y los profesionales sanitarios deberían dar prioridad a estas áreas en su práctica. El campo de la terapia no farmacológica está alcanzando claramente la madurez clínica y científica y tiene el potencial de mejorar sustancialmente la atención al paciente en el futuro», concluye la coeditora Alice Nieuwboer.