Un estudio de US constata que la falta de una proteína provoca tumores en personas con síndrome de Mulibrey
SEVILLA, 27
Investigadores del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), en colaboración con el Swiss Institute for Experimental Cancer Research (Isrec), han estudiado los mecanismos que explican la mayor tendencia a desarrollar tumores en las personas con síndrome de Mulibrey, y en sus resultados muestran que la ausencia de la proteína TRIM37 explica la aparición de células tumorales.
En una nota de prensa de la Universidad de Sevilla (US) se destaca que el síndrome de Mulibrey es una de las denominadas enfermedades raras, ya que se registra en menos de cinco de cada 10.000 habitantes.
Algunas de estas enfermedades suelen tener una base genética muy definida, por ello, el estudio de las funciones moleculares de los genes alterados en estas enfermedades, además de poder contribuir a la búsqueda de nuevos métodos de diagnostico y tratamiento para los pacientes, ayuda a entender los mecanismos básicos necesarios para el correcto desarrollo de un individuo.
La enfermedad se caracteriza por un retraso del crecimiento, problemas de insuficiencia cardiaca y patologías hepáticas. Además, los pacientes presentan una mayor tendencia a desarrollar ciertos tipos de tumores. La literatura científica muestra que el desarrollo de esta enfermedad está asociado a la falta de función de un gen llamado TRIM37.
Sin embargo, «el papel molecular que juega esta proteína y cómo su falta de función da lugar a la enfermedad es una pregunta sin resolver», señala la nota de prensa. Esta investigación se ha dedicado, especialmente, a estudiar cómo la falta de función de este gen puede contribuir al desarrollo de tumores en pacientes afectados por el síndrome de Mulibrey.
TRIM37 es una ligasa de ubiquitinas; una proteína que es capaz de modificar a otras proteínas dianas añadiéndole una pequeña tercera proteína llamada ubiquitina. Esta modificación puede tener varios efectos en la proteína diana: desde estabilizar y promover su función hasta activar su degradación de forma abrupta.
Este estudio, liderado por el doctor de la US Fernando Romero, en colaboración con un grupo Suizo del Isrec, y en el que además han participado otros investigadores del Cabimer, como el doctor Pablo Huertas, Andrés Domínguez Calvo, y la doctora e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Rosa María Ríos, ha descubierto que las células aisladas de pacientes con síndrome de Mulibrey son incapaces de controlar el número de unos pequeños orgánulos celulares denominados centrosomas.
El presente estudio describe cómo las células de pacientes con el citado síndrome, al tener un mayor numero de centrosomas, durante sus divisiones celulares forman husos mitóticos anómalos que frecuentemente cometen errores generando células con un número incorrecto de cromosomas.
PROBLEMAS DE SEGREGACIÓN DE CROMOSOMAS
Esta desregulación del número de centrosomas y los problemas de segregación de cromosomas asociada a ella es una característica presente en muchos tipos tumorales. Por tanto, los investigadores proponen que el papel de TRIM37 como regulador del número de centrosomas «puede ser clave» en la formación de tumores en pacientes de síndrome de Mulibrey.
Para caracterizar los mecanismos por los que estos nuevos centrosomas se forman sin control en células que carecen de TRIM37, los investigadores han hecho uso de líneas celulares humanas que pueden crecer fácilmente en el laboratorio y a su vez pueden ser modificadas por técnicas de edición genómica Crispr/Cas9 o mediante RNA de interferencia (células RPE-1 y HeLa).
Los resultados de este trabajo contribuyen a conocer los mecanismos moleculares implicados en el síndrome de Mulibrey y abren la puerta a la búsqueda de tratamientos personalizados para aquellos pacientes de síndrome de Mulibrey que desarrollen patologías tumorales.