Un estudio constata cómo el desempleo de larga duración afecta a la salud mental de los parados españoles

El desempleo de larga duración provoca estrés, incapacidad de concentración y reacción, así como sensación de inutilidad, y sume al trabajador en un «círculo vicioso» que le impide salir fácilmente de la situación, según ha constatado el estudio ¿El desempleo daña la salud mental? , del Observatorio Social de «la Caixa».

El informe cruza datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y de la Encuesta Nacional de Salud de 2006 y 2011. Los autores han analizado con estos datos cómo el colapso del sector de la construcción en la última crisis económica afectó al empeoramiento de la salud mental de los trabajadores.

Según sus conclusiones, entre 2006 y 2011, cada vez que la tasa de desempleo en la construcción aumentaba 10 puntos porcentuales, los desórdenes mentales de los trabajadores despedidos del sector crecían alrededor de 3 puntos porcentuales. Concretamente, el desempleo en el sector de la construcción pasó del 6 al 24 por ciento y, en el mismo periodo, el porcentaje estimado de trabajadores empleados anteriormente en la construcción que declararon haber tenido problemas mentales aumentó casi 6 puntos porcentuales.

Los síntomas más frecuentes entre las personas afectadas fueron estrés, incapacidad para concentrarse y reaccionar ante las adversidades, y sensación de inutilidad. Estos problemas no los manifiestan únicamente los trabajadores de la construcción, sino también el conjunto de desempleados, quienes declaran más problemas mentales que los empleados, advierte el estudio.

El informe apunta también que la clave del gran impacto del paro en la salud mental de los trabajadores es su larga duración. En 2006, solo el 2 por ciento de la población activa había estado en el paro más de dos años. En 2011, este grupo se había casi cuadruplicado hasta rozar el 8 por ciento. Este hecho afectó especialmente al sector de la construcción, en el que la incidencia del paro de larga duración se multiplicó por 18: de registrar el 0,1 por ciento de la población activa en 2006, pasó a cerca del 1,8 por ciento en 2011.

Los autores consideran que la crisis de la construcción ofrece una «oportunidad única» para identificar los efectos del paro de larga duración en la salud mental, ya que los trabajadores afectados «se vieron obligados a apuntarse al paro independientemente de su estado de salud mental previo». «En el sector de la construcción, recuperar el empleo era muy complicado, ya que no había cerrado una empresa, sino prácticamente un sector entero, lo que propició el surgimiento y la consolidación de los problemas mentales», explican los investigadores.

Los trabajadores de este sector se han visto atrapados, según el estudio, en «un círculo vicioso entre la inadecuación de sus capacidades a lo que requiere el mercado laboral y los problemas mentales sobrevenidos que les impiden afrontar dicha situación». Por último, los autores concluyen que los problemas mentales provocados por el desempleo de larga duración podrían llegar a «ralentizar» la recuperación económica del país «si una parte importante de la población experimenta esta situación».

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