Un estudio confirma que la dieta mediterránea previene una de las principales causas de ceguera
Una gran colaboración entre investigadores europeos ha confirmado en un estudio que la dieta mediterránea reduce en un 41 por ciento el riesgo de degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), una de las principales causas de ceguera.
Esta investigación, publicada en la revista Ophtalmology , editada por la Academia Americana de Oftalmología, amplía estudios previos e investiga la conexión entre los genes y el estilo de vida. Así, sugiere que una dieta de este tipo, en la que predomine el pescado, las verduras, el aceite de oliva o las legumbres, es beneficiosa para cualquier perfil de edad, ya sea con la enfermedad o con el riesgo de desarrollarla.
Investigaciones anteriores han vinculado la dieta mediterránea a una vida más larga y una menor incidencia de enfermedades cardíacas y deterioro cognitivo. Pero, hasta ahora, tan solo unos pocos estudios han evaluado su impacto en la DMAE. Combinando este nuevo análisis con la evidencia hallada hasta el momento por diferentes científicos, han concluido que este estilo vida tiene el potencial de prevenir esta enfermedad cegadora.
Para este nuevo trabajo, los investigadores analizaron cuestionarios de casi 5.000 personas que participaron en dos investigaciones previas: el Estudio de Rotterdam , que evaluó el riesgo de enfermedad en personas de 55 años o más, y el Estudio Alienor , que evaluó la asociación entre enfermedades oculares y factores nutricionales en personas mayores de 73 años.
Los pacientes de Rotterdam fueron examinados y completaron cuestionarios cada cinco años durante un período de 21 años, mientras que los pacientes de Alienor se examinaron cada dos años durante un período de 4 años. Los investigadores encontraron que que ninguno de los componentes individuales de una dieta mediterránea por sí solos (pescado, frutas, verduras, etc.) reduce el riesgo de DMAE, sino que es el patrón completo de comer una dieta rica en nutrientes lo que supone una mejora en la incidencia futura de la enfermedad.
«Somos lo que comemos. Creo que este es un problema de salud pública de la misma escala que fumar. Las enfermedades crónicas como la DMAE, la demencia, la obesidad y la diabetes tienen sus raíces en los malos hábitos alimenticios. Es hora de que tomemos una dieta deficiente tan seriamente como dejar de fumar», apunta Emily Chew, del comité asesor del grupo de investigación que realizó el estudio.