Un estudio concluye que no hay vínculo significativo entre la educación presencial y la incidencia de COVID-19
No existe un vínculo significativo entre la educación presencial y las tasas de incidencia de COVID-19, según ha demostrado un estudio dirigido por profesores de la Universidad de Binghamton, en Nueva York (Estados Unidos), publicado en la revista Nature Medicine .
La investigación ha analizado los modelos de aprendizaje presencial y remoto de 895 distritos y los datos de las doce semanas posteriores a la apertura de la escuela de julio a septiembre de 2020, antes que las vacunas estuvieran disponibles.
Así, se ha determinado que no hay grandes diferencias entre los condados, en los que están las escuelas, que contaban con modalidad presencial o modalidad remota. El autor principal del estudio, Zeynep Ertem, del departamento de Ciencia de Sistemas e Ingeniería Industrial de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas, ha asegurado que el argumento para la modalidad a distancia «se basa en conclusiones sobre la gripe en los menores».
Sin embargo, su equipo ha examinado información como los niveles de grado, los esfuerzos de mitigación de COVID locales y estatales, el grado de movilidad de la comunidad y las diferencias entre las áreas urbanas y rurales para comparar mejor los diferentes distritos escolares y regiones.
«En la mayor parte de los EE. UU., no encontramos evidencia que vincule el modo escolar con las tasas de incidentes de COVID, lo que sugiere que no tiene sentido interrumpir las experiencias de aprendizaje de los estudiantes, aunque en el sur hubo un aumento estadísticamente significativo en los casos en que estaban abiertos para el aprendizaje híbrido y tradicional. Puede haber otros factores detrás de esto, porque los estados del sur utilizaron medidas de mitigación limitadas en comparación con otras regiones. Pero en las regiones del Noreste y Medio Oeste, las diferencias en el número de casos no fueron detectables en ninguno de los tres modos de aprendizaje», ha explicado.
El autor ha concluido que los efectos de la COVID-19 permanecerán «muchos años más», por lo que ha pedido a los gobiernos que «comprendan las consecuencias de las medidas para aprender a tomar mejores respuestas en el futuro».