Un estudio apunta que las antraciclinas podrían ser útiles para el tratamiento de la sepsis
Una investigación liderada por el Instituto Gulbenkian de Ciência (Portugal) ha revelado cómo los fármacos contra el cáncer antraciclinas limitan la inflamación, posicionándolos como potenciales tratamientos para la sepsis.
El estudio, publicado en la revista científica eLife , revela que esta clase de fármacos utilizados en el tratamiento del cáncer limitan la producción desenfrenada de mediadores inflamatorios por parte del sistema inmunitario.
El descubrimiento sitúa a estos fármacos como potenciales tratamientos para enfermedades inflamatorias, como la sepsis, que mata tanto o más que las enfermedades oncológicas. Los datos también revelan mecanismos desconocidos hasta ahora que probablemente contribuyan a la eficacia de estos fármacos en quimioterapia.
La respuesta extrema del organismo a la infección, una afección llamada sepsis, mata a 11 millones de personas cada año. Esto se debe a que para sobrevivir a una infección grave no basta con deshacerse del agente infeccioso, lo que actualmente se hace con relativa eficacia; también es necesario limitar los daños que éste y la respuesta inmunitaria causan en los órganos.
La solución podría ser una clase de fármacos utilizados habitualmente para tratar el cáncer: las antraciclinas. En el pasado, el equipo demostró que estos fármacos previenen el fallo orgánico en ratones con sepsis sin afectar a la carga del agente infeccioso.
Este descubrimiento inspiró un ensayo clínico en Alemania que está evaluando si el uso de antraciclinas mejora el curso de la sepsis y reduce el riesgo de muerte de los pacientes. Pero para sacar el máximo partido de estos fármacos, hay que entender cómo confieren tolerancia a la infección.
Para explorarlo, los investigadores probaron distintas antraciclinas en células del sistema inmunitario de ratones. Los resultados fueron sorprendentes: estos fármacos contra el cáncer limitaron los niveles de mediadores proinflamatorios producidos por las células cuando se administraron en dosis bajas. Este efecto se mantuvo cuando los investigadores trataron a ratones con sepsis con estos fármacos.
El siguiente reto era comprender cómo controlan la inflamación estos fármacos. «Descubrimos que las antraciclinas controlan genes inflamatorios relevantes en las células del sistema inmunitario», ha explicado Ana Neves-Costa, coautora del estudio.
Al formar un complejo con el ADN de la célula, estos fármacos evitan la unión de los factores que impulsan la expresión de estos genes. Como resultado, las células producen menos moléculas inflamatorias. «Este nuevo mecanismo es especialmente importante porque carece de los efectos secundarios que provoca la administración de altas dosis de estos compuestos en quimioterapia», ha añadido la investigadora.