Un estudio aporta nuevas observaciones para mejorar el tratamiento del síndrome de ovarios poliquísticos

GRANADA, 10

Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada y la Clínica Margen de esta ciudad, liderado por el doctor Jan Tesarik, ha publicado un estudio con nuevas observaciones que podrían suponer un avance en el diagnóstico y tratamiento en los casos de infertilidad femenina provocada por el síndrome de ovarios poliquísticos.

De acuerdo con el estudio, una coordinación defectuosa de reacciones hormonales puede ser la causa de que los folículos crecen pero no expulsan el óvulo en el momento oportuno, por lo cual se acumulan en los ovarios y se convierten en quistes, exactamente lo que ocurre en el síndrome de ovarios poliquísticos.

Según indica el doctor Tesarik en una nota, «queda por determinar si el origen de esta anomalía es genético o relacionado con otros factores que podrían afectar el sistema endocrino de la mujer».

Existen diferentes causas de infertilidad femenina, muchas de ellas están relacionadas con la edad de la mujer y la tendencia de posponer la maternidad. «Sin embargo, muchas mujeres jóvenes también sufren de infertilidad y el síndrome de ovarios poliquísticos es una de las causas más frecuentes».

Se trata de una enfermedad endocrina compleja y heterogénea. De acuerdo con el criterio diagnóstico empleado, afecta a entre el seis y el 20 por ciento de las mujeres en edad reproductiva. Sin embargo, es responsable de la mayoría de los casos de falta de ovulación en mujeres jóvenes.

El síndrome no es solo un problema de infertilidad, pues las pacientes afectadas pueden desarrollar síntomas que reducen su calidad de vida e, incluso, pueden ponerla en peligro.

Una mejor comprensión de los mecanismos responsables del desarrollo del síndrome en una fase temprana puede ayudar a parar la enfermedad mediante tratamientos relativamente ligeros y evitar el uso de métodos quirúrgicos, necesarios a menudo en las fases avanzadas.

Los primeros indicios del síndrome de ovarios poliquísticos son ciclos irregulares, más bien largos, y la ausencia de ovulación, que la mujer puede detectar midiendo los cambios de la temperatura basal. La sospecha se puede confirmar por un examen ginecológico y por un análisis de sangre, determinando así el grado de la anomalía para recomendar el tratamiento adecuado.

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