Un delegado médico del Vaticano avisa de que legalizar la eutanasia es una medida insolidaria para la sociedad

El delegado del Vaticano en la Asociación Médica Mundial, Pablo Requena, y la Organización Médica Colegial (OMC) han avisado este martes de que legalizar la eutanasia es una medida «insolidaria» para la sociedad porque da la oportunidad a personas que no quieren acabar con su vida a pedir morir sólo por creer que son un peso para sus familias y para la sociedad.

«Ante un paciente al final de la vida la sociedad puede ofrecer mucho más anticipar su muerte y la Medicina también. La eutanasia no pertenece a la Medicina porque esta disciplina tiene los cuidados paliativos para dar respuesta a estas situaciones pero, eso sí, deben realizarse adecuadamente», ha dicho Requena durante la presentación de su libro ¡Doctor no haga todo lo posible! .

Precisamente, la presentación coincide con el debate, este martes, en el Congreso de una proposición de ley presentada por el Parlamento de Cataluña sobre la despenalización de la eutanasia, y días después de que el PSOE haya registrado otra proposición de ley en la Cámara Baja para legalizar, en determinados casos, esta práctica e incluirla como una prestación más en la cartera básica de servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS).

Unas medidas que han sido criticadas por el presidente de la OMC, Serafín Romero, quien ha recordado que la eutanasia no es un «problema médico», va «totalmente en contra» de la labor médica y que no se hablaría de ella, ni las encuestas mostrarían que buena parte de la sociedad está de acuerdo con legalizarla, si se aprobara una ley de atención al final de la vida, en la que se garantizasen que las personas van a morir en las mejores condiciones posibles.

«Esto es un chantaje moral a los más débiles de la sociedad. Es una irreponsabilidad querer ahora legislar la eutanasia cuando hay una insuficiente asistencia médica y académica en los cuidados al final de la vida», ha apostillado el director de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, Rogelio Altisent.

Estas declaraciones han sido corroboradas por el presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, quien ha comentado que la eutanasia puede estar enfocada a casos «muy raros» y que si se pone el foco de atención en éstos, se podría perjudicar a los 60.000 españoles que cada año mueren en España en malas condiciones médicas.

«¿Qué hacemos con una persona que se muere de hambre?. Nadie quiere morir si tiene unas condiciones dignas para poder vivir», ha apostillado Rodríguez Sendín. Asimismo, el coordinador del Observatorio de Atención al Final de la Vida de la OMC, Marcos Gómez Sancho, ha añadido que legalizar la eutanasia sería la «crisis más grave de la Medicina milenaria, una lacra horrorosa en la profesión que hay que evitar por todos los medios».

ENSEÑAR ANTROPOLOGÍA MÉDICA EN LAS FACULTADES

En este sentido, en la obra del representante del Vaticano se analizan los límites a la hora de alargar la vida y se pone de manifiesto que «no siempre» es adecuado utilizar todo el arsenal terapéutico disponible. Dirigido a los profesionales sanitarios y a la sociedad, el autor recuerda que es al médico a quien corresponde establecer los límites de la buena praxis clínica para la patología del paciente que está tratando y, después, deberá conversar con el enfermero para ver qué recorrido terapéutico quiere.

Asimismo, ante un paciente incapaz, Requena señala que deberá ser el representante legal o un familiar y si lo que pide es contrario a la buena praxis médica, será un juez el encargado de dirimir la cuestión. «Los protocolos ante situaciones al final de la vida pueden servir de guía, pero no podemos pretender que nos den todas las soluciones a los problemas singulares, ahí entra en juego la prudencia y los principios generales con las circunstancias de cada caso», ha apostillado.

Asimismo, el autor ha lamentado que en las facultades de Medicina no se estimule la riqueza del humanismo médico, por lo que ha abogado por la creación de una asignatura de antropología médica, más que de ética médica. Y es que, a su juicio, la técnica de la Medicina actual es «muy buena» pero falta un mejor conocimiento a la hora de tratar a las personas.

«Muchas veces nos empeñamos en alargar la vida cuando lo que estamos haciendo es alargar la agonía y la muerte. El médico le tiene miedo a la muerte porque la interpreta como un fracaso profesional y, o cae en el abandono del paciente o en el ensañamiento terapéutico, y esto hay que solucionarlo. Se hace demasiado por alargar la vida y demasiado poco y tarde por aliviar el dolor de los pacientes al final de su vida. La sedación paliativa es el último tratamiento que se puede ofrecer y esto no tiene nada que ver con la eutanasia», ha zanjado Gómez Sancho.

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