Un componente del aceite de pescado podría aliviar los síntomas de la esclerosis múltiple, según un estudio
Un derivado de las grasas buenas puede aliviar los síntomas de los pacientes que padecen enfermedades inflamatorias crónicas, como la esclerosis múltiple (EM), según un estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia y la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos).
Las grasas, cuando se consumen en grandes cantidades, son perjudiciales para la salud humana. Sin embargo, los componentes de las grasas son complejos. Las grasas buenas e insaturadas, o lípidos, pueden reducir el riesgo de enfermedad.
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune crónica del cerebro y la médula espinal en la que el sistema inmunitario ataca las células y los tejidos que protegen las fibras nerviosas. Esta enfermedad potencialmente debilitante puede causar dolor, pérdida de visión, fatiga, deterioro de la función cognitiva y mucho más. No tiene cura y afecta a casi un millón de personas en todo el país.
En este trabajo, publicado en la revista científica Journal of Biological Chemistry , los investigadores estudiaron específicamente la docosahexaenoiletanolamida (DHEA), un derivado de los lípidos que se encuentran en el pescado de agua fría y en los suplementos de aceite de pescado, y su impacto en el sistema inmunitario. Curiosamente, la DHEA ha demostrado ser antiinflamatoria y tiene propiedades similares a las del cannabis en algunos contextos.
«Nuestro objetivo era utilizar algo que se encuentra de forma natural en los alimentos y en el cuerpo humano para ver si podemos potenciarlo para reducir la gravedad de la enfermedad en pacientes con esclerosis múltiple», ha explicado Aditi Das, uno de los responsables de la investigación.
Los investigadores utilizaron un modelo de ratón común que imita fielmente la naturaleza remitente y recidivante de la esclerosis múltiple y observaron que la concentración de DHEA es máxima en los ratones cuando están en estado de remisión, lo que les llevó a plantearse si la DHEA podría amortiguar la inflamación que controla la enfermedad.
«Pensamos que si de algún modo pudiéramos aliviar, controlar o reducir el nivel de inflamación, podríamos mejorar los resultados y la gravedad de la enfermedad», ha explicado Justin Kim, otro de los autores de la investigación.
Aunque la ingesta de suplementos de aceite de pescado se ha relacionado con una mejora de la calidad de vida en pacientes con afecciones inflamatorias, hasta ahora no se había desentrañado el funcionamiento de esta asociación en la EM.
Estos investigadores fueron los primeros en demostrar que el lípido DHEA puede reducir la inflamación y los signos de la enfermedad en un modelo de ratón de EM.
Los investigadores descubrieron que, cuando suplementaban la dieta de los ratones con DHEA, éstos mostraban una aparición menos grave y más tardía de la enfermedad similar a la EM. Esta reducción se debe probablemente a la presencia de menos células T activadas y patógenas en el sistema nervioso central, según el equipo de investigación.
«Creemos que nuestros hallazgos podrían conducir al descubrimiento de nuevas soluciones que ayuden a controlar los síntomas de la esclerosis múltiple y otras enfermedades inflamatorias crónicas como la diabetes», ha afirmado Das.
Ahora, es necesario seguir estudiando cómo afecta la DHEA a otras partes del sistema inmunitario y a los seres humanos. Sin embargo, los investigadores son optimistas y creen que se trata de un paso adelante en el uso de grasas buenas naturales o sus derivados para reducir la inflamación sin los efectos secundarios negativos de algunos medicamentos que se recetan actualmente.
«He visto que muchos pacientes con esclerosis múltiple están totalmente en sintonía con la investigación. Siempre intentan hacer todo lo posible para mejorar sus síntomas, ya sea a través del ejercicio, la dieta o simplemente llevando una vida sana, al tiempo que intentan reducir el consumo de analgésicos fuertes», ha apuntado Kim.
La Sociedad Estadounidense de Esclerosis Múltiple aconseja a los pacientes que las dosis razonables de suplementos de aceite de pescado y ácidos grasos omega-3 suelen ser seguras y pueden resultar beneficiosas. Sin embargo, los pacientes deben consultar con sus médicos antes de cambiar su medicación, y los suplementos nunca deben utilizarse como sustitutos de las terapias convencionales.